miércoles, 3 de junio de 2009

Explorando el pasado: "Toda civilización desaparece por Ley"


















Un mensaje para los incrédulos y para algunos siervos de Dios. Lamentablemente muchos hasta dentro de los cristianos verdaderos han llegado a creer que este Sistema de cosas mundial tiene para rato, para un largo tiempo. Por lo tanto, crean una mentalidad de "echar raíces" en este mundo. Olvidan que este mundo solo es un "puente" por el cual hay que transitar. Pero no debemos instalarnos en él.
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Para quienes hemos observado los grandes rascacielos de las inmensas ciudades actuales, ciertamente parece imposible a simple vista que todo el sistema que nos rodea pueda acabar. Jamás en nuestras vidas hemos presenciado tal cosa, y nos podría parecer imposible. No obstante, el que no lo hayamos visto, no significa que no haya ocurrido antes.

Repasemos la vida de dos potencias de la antiguedad. Esto nos ayudará a tener una perspectiva más amplia y evitará que nos engañemos con la aparente "solidez" de las cosas.

Babilonia era una ciudad tremendamente bulliciosa. Eje del comercio de la época y hermosa con sus edificios, jardines colgantes y estructuras colosales. Heródoto que alcanzó a ver el esplendor de ese imperio dijo: "Babilonia situada en una gran llanura, forma un cuadro, cuyos lados tienen cada uno de frente ciento veinte estadios, de suerte que el ámbito de toda la ciudad es de cuatrocientos ochenta. Sus obras de fortificación y ornato son las más perfectas de cuantas ciudades conocemos. Primeramente la rodea un foso profundo, ancho y lleno de agua. Después la ciñen unas murallas que tienen de ancho cincuenta codos reales, y de alto hasta doscientos, siendo el codo real tres dedos mayor del codo común y ordinario".

No obstante, abundaba la maldad y la depravación junto con las prácticas paganas. En una sola noche el Imperio de Babilonia llegó a su fin. ¿Lo habrían creído los habitantes de Babilonia? Observe las ilustraciones. La primera, llena de vida y gloria. Y ahora una foto de la zona. Un montón de ruinas. Se cumplieron todas las profecías y quedó claro que ninguna potencia ni civilización es invulnerable. Todas han sido pesadas en la balanza de Dios. Hoy no nos dejemos engañar con la aparente prosperidad y magnitud del sistema actual. Civilizaciones enteras han desaparecido, y ciertamente volverá a suceder.
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En la Grecia antigua sus habitantes lograron el máximo de esplendor y con el tiempo hicieron un imperio enorme. Contaban con una abundante riqueza la cual provenía del comercio con otras ciudades de la edad del bronce. También esta riqueza provenía de fértil suelo de Creta que producía aceites, cereales y vino en abundancia. Toda esta economía se centraba en los ricos palacios y hermosos edificios. Estos palacios se caracterizaban por estar decorados con escenas pintadas llamadas «frescos», todos estos palacios se construyeron cerca del mar, los restos de los lujosos edificios evidenciaban la técnica de los griegos, heredada del mundo antediluviano.
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En cuanto a la educación, un niño de una familia adinerada que asistía una escuela privada era cuidado por un paidagogos, un esclavo doméstico designado para esta tarea que acompañaba el chico todo el día. Las clases pasaban en las casas privadas de los maestros e incluían la aritmética, leer, escribir, cantar y tocar la lira y la flauta. Al cumplir 12 años de edad, sus estudios empezó a incluir los deportes como la lucha, correr, tirar el disco y lanzar la jabalina. En Atenas algunos mayores jóvenes asistían a una academia para las disciplinas más finas como la cultura, las ciencias, la música y las artes. Un muchacho terminaba sus estudios al cumplir 18 años, luego empezaba su entrenamiento militar en el ejército por uno o dos años.
Pero el lujo no pudo salvar a aquella civilización. Hoy, en esos lugares donde corrían niños, caminaban personas, y se comerciaba al igual que hoy, solo encontramos el silencio de las ruinas sin vida. Todo desapareció. ¿Y de que sirvió esa educación superior y esa pomposidad? Hoy solo hay ruinas. Que nunca este Sistema nos deje engañar.

Hoy nos encontramos con una civilización global. Nunca había existido en toda la historia humana algo así. Que usted pueda leer estas páginas de Internet lo demuestra. Un comercio global, políticas globales, etc. Hace treinta años, el mundo no estaba tan globalizado como ahora. Por eso, ésta es la época del cambio. Por lo tanto, la destrucción repentina a manos de Dios será también global. Que los imponentes rascacielos, el ruidoso comercio, las metas egoístas y materialistas, no lo distraigan del Nuevo Mundo por venir.