jueves, 10 de marzo de 2011

'Cristo es el centro' - Karl Barth

Profundamente afectado por el desastre que había significado en Europa la Primera Guerra Mundial, y desilusionado por el derrumbe de la ética del idealismo religioso, Karl Barth empezó a cuestionar la teología de sus maestros alemanes y sus raíces en el racionalismo y el historicismo.

Barth, originalmente, fue educado dentro del pensamiento del protestantismo liberal, bajo las enseñanzas de maestros como Wilhelm Herrmann, pero se rebeló contra esta teología en tiempos de la Primera Guerra Mundial.

Su obra principal, Carta a los Romanos, se publica en Berna en 1919, y en 1922 reaparece una versión totalmente reformada que señalaba ya su orientación teológica futura. Fue profesor de la Universidad de Gotinga en 1921 y de la Universidad de Münster (1925). En 1930 fue nombrado profesor de la Universidad de Bonn, y a partir de entonces empiezan a aparecer los primeros tomos de su Dogmática eclesial. Pero en 1935 es separado de su cátedra por el Gobierno Nazi, pasando a ser profesor en Basilea, donde permaneció hasta su muerte. En realidad él tuvo que abandonar Alemania en 1935, por negarse a prestar juramento a Hitler.
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En su obra y pensamiento, Karl Barth manifiesta una gran independencia. Su labor teológica lleva la impronta de un retorno a la Biblia, de un contacto vivo con los problemas actuales de la iglesia y la sociedad, y de una labor continua en contacto inmediato con el pueblo. Su doctrina está en constante evolución. En su trato con la Biblia, Barth descubre a Cristo como el centro de la Revelación. Su teología será cristología. En 1934 escribió un ensayo (Nein! Antwort an Emil Brunner-¡No! Respuesta a Emil Brunner), en el que denunciaba a los antisemitas "Cristianos Alemanes," que intentaban pervertir el cristianismo histórico por medio de adaptar la teología a la nueva ideología Nazi. Mientras el lema de éstos era "Cristo y Hitler", Karl Barth interviene decisivamente oponiendo el señorío absoluto de Cristo en su doctrina de la relación Iglesia-Estado. Desde la ascensión de Hitler al poder, Barth mantuvo una verdadera lucha por la iglesia. Contra los esfuerzos del régimen nazi de establecer una iglesia 'cristiana alemana', Karl Barth funda junto con otros (Dietrich Bonhoeffer) la llamada Iglesia Confesante como reacción vigorosa e indignante contra el régimen nazi. En 1934 tiene lugar el Sínodo de Barmen, cuya Declaración, preparada por Karl Barth, expresa la convicción de que el único modo de ofrecer resistencia a la secularización y paganización de la Iglesia en la Alemania nazi es adherirse firmemente a la doctrina cristiana. Aunque era ciudadano suizo, Karl Barth no pudo ser inmune a la persecución; su rechazo a una alianza incondicional con el Führer le costó en 1935 la cátedra de teología en Bonn. Tuvo que irse de Alemania.

En 1957, el teólogo católico Hans Küng efectúa su tesis doctoral en teología en la Sorbona de París con el tema: Justificación. La doctrina de Karl Barth y una reflexión católica. En su autobiografía Libertad Conquistada (Trotta, 2003) Hans Küng explica por qué elige para su tesis doctoral a Karl Barth:
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"Ningún teólogo protestante de este siglo cuenta, por razón de su lucha contra el nazismo, con una autoridad más grande; ninguno con una obra más amplia y más profunda por mor de su ingenio y su incansable trabajo.
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Personalmente me siento ampliamente pagado por mi trabajo sobre la justificación de 1957: me aporta cosas decisivas para toda mi vida, para mi espiritualidad y mi concepción de la libertad del cristiano. No hay cosa más emocionante que conversar con una persona de su carácter, sabiduría y fe, de su humanidad y humor.

De un golpe aparece en mi vida entera lo liberador y consolador de este mensaje que espero conservar siempre: la fe confiada del cristiano. Que al final y definitivamente yo sea justificado no depende de lo que decidan sobre mí mi entorno o la opinión pública. Tampoco depende de la facultad o la universidad, ni del Estado o de la Iglesia. No depende tampoco del Papa; y menos todavía de mi propio juicio. Sino de una instancia totalmente otra: del propio Dios oculto, en cuya misericordia puedo, a pesar de todo, yo, que no soy un hombre ideal sino una persona humana e incluso demasiado humana, tener hasta el final una confianza absoluta. "In te, Domine, speravi, et non confundar in aeternum", como se dice al final del himno Te Deum: "En tí Señor, puse mi esperanza; que no me vea confundido para siempre." - Hans Küng

Karl Barth declara que en la intensa oración a Dios poco antes de morir como humano, Jesucristo mismo oró con fervor para que sus seguidores 'fueran uno, así como tú y yo somos uno' (Juan 17). Al respecto él declara:
"No existe ninguna justificación, ni teológica, ni espiritual, ni bíblica para la existencia de una pluralidad de Iglesias genuinamente separadas en este camino y que se excluyen mutuamente unas a otras interna y, por lo tanto, externamente. En este sentido, una pluralidad de Iglesias significa una pluralidad de señores, una pluralidad de espíritus, una pluralidad de dioses. No hay duda de que en tanto la cristiandad esté formada por Iglesias diferentes que se oponen entre sí, ella niega prácticamente lo que confiesa teológicamente: la unidad y la singularidad de Dios, de Jesucristo, del Espíritu Santo. Pueden existir buenas razones para que se planteen estas divisiones. Puede haber serios obstáculos para poder eliminarlas. Puede haber muchas razones para explicar esas divisiones y para mitigarlas. Pero todo eso no altera el hecho de que toda división, como tal, es un profundo enigma, un escándalo." -Karl Barth, Ecumenismo y Liberación (Reflexiones sobre la relación entre la unidad cristiana y el reino de Dios). Paulinas, Madrid, 1987, 72.
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"Dios es Dios, pero es Dios para el mundo". En otras palabras Dios interactua con la humanidad. No es un Dios lejano.
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"El mundo es mundo, pero amado por Dios". El Padre otorga el libre albedrío, pero igual ama al mundo.

"Dios se encuentra con el mundo en su Palabra, Jesucristo". Cómo dice Barth, Jesús es quién es el puente y reconcilia a la humanidad con Dios. "Cristo es el centro" en su ecuación.