Japón, herido
El terremoto que el viernes azotó el litoral del noreste de Japón mantiene en estado de shock a todo el país. El temblor, de magnitud 9, hizo estremecer a toda su población.
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"Es la crisis más grave que afronta el país desde la Segunda Guerra Mundial". La contundente declaración ayer del primer ministro japonés, Naoto Kan, evidencia la magnitud de los hechos.
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El devastador tsunami que siguió al terremoto del viernes llegó hasta las centrales nucleares e hizo saltar todas las alarmas. La fuerte explosión del sábado de la central de Fukushima (a unos 270 kilómetros al norte de Tokio) obligó a evacuar a 210.000 personas de la zona y someterlas a controles radiactivos. - ADN
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Ciertamente Japón parece haber sido destruído como por espada, evocando a la II guerra mundial y las nefastas consecuencias de las bombas atómicas. Ahora nuevamente la amenaza nuclear se cierne sobre ellos. No olvidemos que Japón es miembro del G-8, al cual hemos denominado muchas veces como la bestia con sus siete cabezas: Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón, Reino Unido y Rusia. No olvidemos considerar que Estados Unidos y Reino Unido son una potencia binaria, o que Rusia no sea un miembro propiamente tal del grupo. A partir de 1998, con la integración de Rusia, se denominó el G-7+Rusia o G-7+1.
¿Es posible que un desastre natural pueda ser considerado un "golpe de espada"?
Notemos un precedente bíblico:
"Nahúm dirigió las siguientes palabras proféticas a Nínive: “Una espada te cortará. [...] No hay alivio para tu catástrofe” (Nahúm 3:1, 7, 15, 19). Por aquellos años, Dios predijo por boca de Sofonías que la ciudad quedaría arrasada (Sofonías 2:13). ¿Se cumpliría la palabra de Jehová? ¿Sería derrocada la potencia invencible de aquella época? La respuesta llegó hacia el año 632 antes de nuestra era, cuando los ejércitos babilonios, escitas y medos sitiaron Nínive y lograron entrar, aprovechando que unas inundaciones repentinas socavaron los muros (Nahúm 2:6-8) - Vivamos muy pendientes del día de Jehová, cap. 4
La poderosa capital se convirtió enseguida en un montón de ruinas, y hasta el día de hoy permanece deshabitada. “La ciudad de tanto alborozo” fue incapaz de impedir que se cumpliera la palabra de Dios (Sofonías 2:15).
Notemos el detalle. Las otras potencias lograron subyugar a Nínive aprovechando que unas inundaciones repentinas socavaron los muros:
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"Las puertas mismas de los ríos ciertamente serán abiertas, y el palacio mismo realmente será disuelto. Y ha sido fijado; ella ha sido descubierta; ciertamente será llevada; y sus esclavas estarán gimiendo, como el sonido de palomas, golpeándose repetidamente sobre el corazón. Y Nínive, desde los días [en que] ella [ha sido], fue como un estanque de aguas; pero están huyendo. “¡Deténganse, hombres! ¡Deténganse!” Pero no hay quien se vuelva". - Nahúm 2:6-8
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"Pero con inundación desbordante pondrá fin a Nínive, y perseguirá a sus enemigos aun en las tinieblas" - Nahúm 1:8
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El historiador Diodor de Sicilia - que vivió en el primer siglo después de Cristo - estudió la caída de Nínive y comento que el río Tigris se desbordó después de persistentes precipitaciones. Inundó parte de la ciudad y derribó un pedazo grande de la muralla. De esta manera Nínive fue abierta para los enemigos. Luego esto incluso logró que se provocara un incendio debido al tropel de conquistadores. “Las puertas de tu tierra se abrirán de par en par a tus enemigos; fuego consumirá tus cerrojos" (Nah. 3:13). Se relata que el rey, después que los enemigos ingresaran a la ciudad aprovechando la inundación, se quemó a sí mismo, a sus siervos y a parte de sus riquezas. Luego todo fue consumido por las llamas. En el año 1842, cuando se descubrieron los restos de Nínive, se encontraron numerosas huellas de cenizas. Todos estos eventos combinados produjeron muchos muertos. Leemos que un número incontable de hombres murieron en la caída de Nínive: “la multitud de los que han sido muertos, y la masa pesada de cadáveres; y de los cuerpos muertos no hay fin. Ellos siguen tropezando entre sus cuerpos muertos” – Nahum 3:3
Asi que la "espada" que causó la caída de Nínive fué el producto de la combinación de desastres naturales, un despliegue militar y el incendio de la ciudad. Interesante salvo que el "golpe de espada" actual sobre la cabeza de la Bestia de Revelación no significará la aniquilación de ésta potencia herida.
La herida y recuperación de la cabeza de la Bestia
"Y vi una de las cabezas de ella como muerta por degüello, pero su golpe de muerte fue sanado, y toda la tierra siguió a la bestia salvaje con admiración. (...) que tuvo el golpe de espada y sin embargo revivió." - Rev. 13:3
Puesto que Japón es una cabeza del G-7 calzaría bastante con lo que estamos observando. De hecho, notemos lo que ha dicho cierta prensa:
Japón puede salir reforzado
Japón hizo frente a la destrucción, como consecuencia de la II Guerra Mundial y de las bombas atómicas caídas sobre Hiroshima y Nagasaki, y supo reinventarse hasta conseguir deslumbrar al mundo como segunda potencia económica mundial. Con el terremoto del pasado viernes, el de más intensidad jamás registrado, muchos ciudadanos japoneses fueron conscientes de que comenzaba otro capítulo que marcaría la historia del país. El pasado muestra que las catástrofes han unido al pueblo japonés en numerosas ocasiones hasta conseguir convertir la tragedia en una oportunidad. No obstante, el país recibe este duro impacto en un momento de crisis multifacética y estructural. Japón no ha conseguido recuperarse de las crisis de los noventa y sigue buscando un líder fuerte que encabece un cambio. - El pais.com
A diferencia de Nínive, Japón será "sanado". Sin embargo, en la II Guerra Mundial no habían emergido las siete super-potencias que controlan las finanzas del mundo actualmente. Esto nos muestra que todo apunta a que estamos en el momento preciso. Además, a diferencia del pasado, Japón no logrará levantarse por sí solo, sino que China y las otras potencias (incluyendo a su fiel aliado Estados Unidos) serán vitales en la sanación de la Bestia.