domingo, 27 de marzo de 2011

Razonamiento a partir de las Profecías

"No andamos con astucia ni cambiamos el mensaje de Dios. Al contrario, decimos solamente la verdad, y así nos recomendamos a la conciencia de todos delante de Dios" —2 Corintios 4:2, Versión Popular.
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Uno de los mayores desafíos para los buscadores de la verdad bíblica es intentar llegar a las conclusiones que expone la misma Palabra de Dios. El libro "Razonamiento a partir de la Escrituras" comenta lo siguiente sobre el correcto entendimiento de la Biblia:
 
¿Cómo llegan los testigos de Jehová a su explicación de la Biblia?
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Al señalar al significado del lenguaje simbólico de la Biblia, dejan que la Biblia provea su propia explicación, más bien que presentar sus teorías en cuanto al significado (1 Cor. 2:13). Por lo general en otras partes de la Biblia se hallan indicaciones en cuanto al significado simbólico de los términos. (A modo de ejemplo, sírvase ver Revelación 21:1; entonces, con relación al significado de “mar”, sírvase leer Isaías 57:20. Para identificar al “Cordero” que se menciona en Revelación 14:1, véanse Juan 1:29 y 1 Pedro 1:19.)- Libro Razonamiento.- Testigos de Jehová.
 
Creo que ésta norma tiene que mantenerse, incluso por quienes afirman defenderla. Notemos la posición de un artículo con respecto al "contexto":
 
"Sacar las palabras de su contexto puede distorsionar su sentido. Satanás, por ejemplo, deformó el significado de las Escrituras cuando intentó extraviar a Jesús (Mateo 4:1-11). En cambio, tener en cuenta el contexto de una declaración nos ayuda a obtener un entendimiento más exacto de su significado. Por este motivo, cuando examinamos un versículo de la Biblia, es siempre prudente leer el pasaje en el que se encuentra a fin de comprender mejor sobre qué hablaba el escritor.
 
A fin de manejar la Palabra de Dios de forma correcta, hemos de entenderla bien y explicarla con honradez y exactitud. El respeto a Jehová, el Autor de la Biblia, nos impulsará a actuar de ese modo, y examinar el contexto será de gran ayuda" - Atalaya 2003 1/1.
 
Todas las declaraciones anteriores son verídicas, y a la hora de enfrentarnos a la interpretación profética es esencial adherirse a esa norma, pese a que ésta contravenga algunas explicaciones que determinada religión haya manifestado.
 
El Modo Correcto de entender las Profecías
La Biblia es el libro de mayor distribución en la Historia. Parece evidente que el Autor de la Biblia quería que ésta estuviese al acceso de toda persona, y no para un grupo selecto de "iniciados en los altos misterios". Desde el hombre de ciudad hasta el humilde campesino, todos pueden beneficiarse del mensaje bíblico. Su sencillez y profundidad está disponible para todos los que lo deseen con corazón sincero.

En general las Profecías no necesitan una mayor interpretación, puesto que en la mayoría de los casos la Biblia ofrece dicha interpretación. Por ejemplo, Jesús profetizó de sí mismo:

"Entonces tomó aparte a los doce y les dijo: “¡Miren! Subimos a Jerusalén, y se completarán todas las cosas que por medio de los profetas se han escrito acerca del Hijo del hombre. Por ejemplo, lo entregarán a [hombres de] las naciones y se burlarán de él y lo tratarán insolentemente y escupirán contra él;  y después de azotarlo lo matarán, pero al tercer día él se levantará”. Sin embargo, ellos no captaron el significado de ninguna de estas cosas; sino que esta expresión quedó escondida de ellos, y no sabían las cosas que se habían dicho" - Lucas 18: 31-34.

¿Tenían que tomarse las Palabras de Jesús como una interpretación simbólica? No, en absoluto. Lo que Jesús decía era literalmente lo que acontecería. Quizás los apóstoles al no poder confrontar la crudeza de sus palabras buscaban una explicación figurativa que no se ajustaba a la realidad. Entonces decidieron no pensar más en el asunto.

Por lo tanto, no hay razón para creer que las palabras de Jesús relacionadas con los "fenómenos celestes" de Mateo 24 y Lucas 21 deban tener una explicación simbólica. Tampoco para el "bramido del mar y [de su] agitación" puesto que bajo el mismo contexto los "terremotos, guerras y pestes" no son eventos figurativos.

Es distinto el caso de la Parábolas proféticas o Ilustraciones de Jesús relacionadas con el Reino de Dios. Ésas narraciones nos parten avisando que son Ilustraciones. En algunos de esos casos, Cristo mismo ofrece la explicación sobre la Parabóla. Por ejemplo en el caso del "Trigo y la Mala Hierba", la "Red Barredera", etc, en el mismo relato se ofrece la explicación (Mateo capítulo 13). De hecho los apóstoles ruegan a Jesús: "Explícanos la ilustración" (Mateo 13: 36).

Otorgar una explicación sobre esa explicación a menudo es lo que genera el problema y "añade" a la Palabra de Dios algo que no está escrito. Ese es el problema de individuos u organizaciones religiosas. Y esa es la razón de por qué hay tanta secta y diversidad interpretativa. La razón es que casi nadie está dispuesto a renunciar a sus interpretaciones antojadizas y regresar a la fuente primigenia y original de la Biblia.

Algo similar ocurre con ciertas profecías. Por ejemplo en Daniel capítulo 7 el profeta solicita explicación para la visión que ha tenido:
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"Me acerqué a uno de aquellos que estaban de pie, para solicitar de él información confiable acerca de todo esto. Y él me dijo, al pasar a hacerme saber la interpretación misma de los asuntos" - Daniel 7: 16

También en Revelación al apóstol Juan a menudo sí se le explica el significado de las visiones:

"Las siete estrellas significan [los] ángeles de las siete congregaciones, y los siete candelabros significan siete congregaciones" - Rev. 1:20
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"De modo que el ángel me dijo: “¿Por qué te admiraste? Yo te diré el misterio de la mujer y de la bestia salvaje que la lleva y que tiene las siete cabezas y los diez cuernos. (...) Las siete cabezas significan siete montañas, sobre las cuales se sienta la mujer.  Y hay siete reyes" - Revelación 17: 7,9,10
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Por supuesto, hay otros eventos que no están explicados en Revelación y puesto que el mismo libro no ofrece una explicación simbólica, los sucesos posiblemente no sean simbólicos, como por ejemplo el caso de Revelación 16: 18-21.

Puesto que los mismos hombres de visiones y profetas en muchos casos pedían la explicación profética y no se aventuraban a sacar sus propias conclusiones, tenemos que imitar su ejemplo. En la mayoría de los casos esas mismas explicaciones no vienen con "nombres" identificativos. Por ejemplo, aunque en Apocalipsis si se dice que las cabezas de la bestia son "reyes", no se especifica con nombre que reyes son. El trabajo de los estudiosos de la Biblia corresponde entonces a identificar esos Reyes de acuerdo a los hechos históricos que son y no los que no son. Sería engañoso aventurarse en una interpretación que incluso el mismo hombre de visiones NO se atrevió a pronunciar. Las profecías estarían entregadas para interpretarlas de acuerdo a los sucesos que ya están ocurriendo, pero sería imprudente adelantarse a algo que aún no se vislumbra en el horizonte. Por ejemplo, la interpretación del "Rey del Norte" y del "Rey del Sur" debe basarse en hechos constituidos y no en posibilidades aún no concretadas ni vislumbradas en el camino.

El Modo Correcto de ver los Paralelismos
La Biblia ofrece con claridad algunos paralelismos y tiene la virtud de explicarlos ella misma. Por ejemplo en Gálatas Pablo comenta un drama profético y lo explica de forma inmediata (Gálatas 4:22-26). Sin embargo, la Biblia no ofrece paralelismos para todos sus relatos o eventos históricos. Aunque podemos realizar ejercicios intelectuales interesantes y encontrar algunas similitudes posibles, la modestia debería impulsarnos a dejarlas como posibilidades secundarías y no establecerlas como razonamientos sobre los cuales tengan que edificarse o descartarse ciertas profecías que por su propio peso explicativo ya no necesitan añadidura.

Sería peligroso que al encontrar cierto parecido bíblico nosotros creáramos toda una teoría cuasi-inspirada para fomentar cierta idea o dar sustengo a algún argumento. Sobre todo si no hay una declaración explícita que sustente el posible "paralelismo". Hacer lo contrario sería equivalente a creer que nuestra explicación tiene el mismo peso o nivel que la Palabra de Dios, algo muy peligroso.

El hecho de que algo se parezca a otra cosa en términos de tiempo o similitudes no lo convierte en que efectivamente exista una relación entre ellos. Ese razonamiento podría ser engañoso. La misma teoría de la evolución de Darwin se sostiene basicamente bajo paralelismos observativos. Por ejemplo, se llega a la conclusión errónea que puesto que una foca o lobo marino se parece a un animal terrestre llamado lobo, el animal que nada en los mares es el ancestro obligado de los lobos terrestres. Las conclusiones se obtienen en base a paralelismos o similitudes, pero nosotros sabemos que una similtud entre dos animales no significa que haya un parentesco o herencia evolutiva entre ellos. Sin embargo, un evolucionista insistará en que eso es así. Él dirá que la semejanza es la prueba.

Por lo tanto, las teorías basadas en paralelismos deben observarse como apoyos secundarios y nunca para esteblecer una línea de razonamiento sobre la que descansen las verdades bíblicas. Tanto los "tipos y anti-tipos" tan usados en el pasado muchas veces han quedado desfazados porque se han desvanecido con el tiempo.

La Cronología y la Profecía
Russell poco antes de morir aprendió una lección. Él dijo: “Evidentemente la cronología (las profecías sobre medidas de tiempo en general) no se dio con el propósito de proporcionar al pueblo de Dios información cronológica exacta a lo largo de los siglos. Es obvio que se proveyó para que funcionara como un reloj de alarma que despertara y activara al pueblo del Señor al tiempo debido" - Testigos de Jehová, Proclamadores. 

Después de muchos intentos por establecer en una fecha la Parausía y el Armagedón, Russell comprendió lo inútil del esfuerzo de ubicar ciertos sucesos de forma precisa en la corriente del tiempo. La cronología bíblica debe ser un apoyo externo secundario para intentar comprender el mensaje bíblico, pero cometemos un grave error si queremos someter el entendimiento bíblico claro a un marco cronológico externo. Este es el problema con 1914. Pese a todas las pruebas internas y externas bíblicas, aún se somete una enzeñanza bíblica clara (la Parausía y Entronización de Cristo) a la teoría cronológica externa. Al pesar los asuntos en la balanza se da más peso al cálculo en vez de la evidencia que demuestra incluso que el cálculo está errado o es inestable. Los casos de 1975 y otras tantas fechas con expectativas fallidas demuestran el problema.

La misma cronología interna de la Biblia es confiable. Pero una cosa muy distinta es llevar esa cronología interna para hacerla encajar con las fechas actuales o con una cronología occidental moderna. Siempre existirán dudas con respecto a meses o algunos años perdidos. Esto provoca un estado incierto que debería hacernos ver a la cronología como un accesorio interesante, pero no determinante, y mucho menos para someter algunas creencias bíblicas establecidas bajo una teoría cronologíca externa. No podemos someter o subyugar lo claro de la Palabra de Dios debido al hecho de haber encontrado una fecha interesante.

Pablo le escribió a Tito que los cristianos leales no deberían “prestar atención a las fábulas judaicas y a los mandamientos de hombres que se apartan de la verdad”. (Tito 1:14.) La obra The International Standard Bible Encyclopaedia dice que esta palabra se refiere a “un cuento (religioso) que no tiene ninguna relación con la realidad”. Tales fábulas son ajenas al “modelo de sanas palabras” verídicas que proclamaron los fieles siervos de Dios. (2 Timoteo 1:13.)  "Ustedes están observando escrupulosamente días y meses y tiempos designados y años. Temo por ustedes, que de algún modo me haya afanado en vano con respecto a ustedes.” (Gál. 4:9-11). El judaismo se caracterizó por una obsesión relacionada con las fiestas sagradas e incluso con la cronología hebrea. Pero Cristo nos recuerda  "No les pertenece a ustedes adquirir el conocimiento de los tiempos o sazones que el Padre ha colocado en su propia jurisdicción" (Hechos 1:7) También Pablo nos recuerda: "Ahora bien, en cuanto a los tiempos y a las sazones, hermanos, no tienen necesidad de que se les escriba nada" - 1 Tes. 5:1. Si la cronología fuese un elemento vital de la Fe cristiana sin duda Jesús y Pablo nos habrían animado a dedicarle más tiempo del que vagamente se menciona en las Escrituras.

En efecto, la cronología debe ser accesoria, pero nunca debería convertirse en un pilar de la Fe cristiana.

Reflexionando
La Biblia nos proporciona declaraciones respecto a Dios y su creación, pero para la persona poder determinar ciertas verdades debe frecuentemente razonar en los textos de las Escrituras. Las muchas doctrinas que sostiene la cristiandad se derivan de las Escrituras, aunque la misma Escritura puede que no presente en un sólo pasaje la doctrina completa.
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Por ejemplo, la resurrección y el retorno de Cristo son dos eventos de los cuales se habla a menudo en los evangelios y los escritos de Pablo; pero uno debe estudiar TODOS los pasajes donde se mencionan estos temas para desarrollar una doctrina de la resurrección, el retorno de Cristo, etc.,

Alguno cultos intentan llevar la idea que ellos no tienen ninguna doctrina sistemática, sino que simplemente creen lo que dice la Biblia. Esta declaración no sólo es una fanfarronería, sino que también se refuta fácilmente al presentar los libros de esos grupos dónde ellos exponen y catalogan las Escrituras según sus temas, dando información o largas interpretaciones sobre esos argumentos. Éste método de categorización, así como sus interpretaciones es lo que constituye su teología. Una organización o religión que se identifica como una cristianizada no puede escaparse de tener una teología desarrollada.

El Nuevo Testamento contiene el fundamento de toda la doctrina cristiana. Y éste clarifica las enseñanzas del Antiguo Testamento que previamente eran vagas ó difíciles de entender. Se explica el propósito de la Ley de Moisés, así como su cumplimiento en Cristo. Mientras en el Antiguo Testamento se predijo la llegada del Mesías, en el Nuevo Testamentos se explica el cumplimiento de los pasajes mesiánicos. Se revela la identidad de Cristo y la redención que él nos trajo. Muchas enseñanzas que son oscuras en el Antiguo Testamento se amplifican en el Nuevo Testamento. Como dice el dicho, el Nuevo (NT) está dentro del Antiguo (AT) disimulado, y el Antiguo se reveló en el Nuevo. Los últimos libros del NT (como Hebreos, Judas, Apocalipsis y las epístolas de Juan) se ampliaron todavía más, para así proteger las doctrinas contra las falsas ideas que minarían la fe que ha sido “una vez dada a los santos”. (Judas 3).

La Biblia efectivamente tiene la verdad y la advertencia de añadir o quitar a la Palabra de Dios claramente pueden ser una referencia a crear interpretaciones sofisticadas y atrayentes para quienes buscan asuntos exitantes pasajeros. Hacemos bien el meditar en ésta advertencia:

“Estoy dando testimonio a todo el que oye las palabras de la profecía de este rollo: Si alguien hace una añadidura a estas cosas, Dios le añadirá a él las plagas que están escritas en este rollo; y si alguien quita algo de las palabras del rollo de esta profecía, Dios le quitará su porción de los árboles de la vida y de la santa ciudad, cosas de las cuales se ha escrito en este rollo" - Revelación 22:18,19.

Pablo también nos previene y alerta de evitar la especulación por especular. Una seria declaración se cierne sobre la nueva generación de estudiosos de la Biblia:

"antes bien, hemos renunciado a las cosas solapadas de las cuales hay que avergonzarse, y no andamos con astucia, ni adulteramos la palabra de Dios, sino que mediante poner de manifiesto la verdad, nos recomendamos a toda conciencia humana a vista de Dios" - 2 Corintios 4:2.