martes, 10 de mayo de 2011

Epílogo del Ministerio de la Mujer Tres Partes

Cómo se ha desprendido de un estudio de todos los factores y cuadros implicados ciertamente llegamos a la verdad. Una verdad que para mí ha sido gratificante, ya que mi admiración por la Palabra de Dios se acrecienta con cada estudio. Pablo, injustamente etiquetado como un odiador de la Mujer (misógino), realmente aparece redimido. Merece nuestras disculpas eternas por siglos de torcimiento de sus palabras.

Un estudio de todas las Escrituras y en especial de lo que Pablo realmente escribió y de sus acciones hacia las mujeres, demuestra que él no relegó a la mujer a una posición de subordinación dentro de la Iglesia. Él realmente desafió los roles sociales que desempeñaban las mujeres en su tiempo, y la filosofía y teología que los sustentaban. Sin embargo, sus palabras han sido interpretadas de forma que se usan para defender esos mismos roles. Una gran paradoja que cumple las palabras de Pedro mencionadas en la entrada anterior.

¿Cómo pudo ocurrir tal cambio? Creemos que la respuesta está en el hecho de que la iglesia postapostólica interpretó sus escritos a través de la cultura y costumbres de su época. En un sentido, leyeron a Pablo a través de los ojos de Aristóteles, de Platón, de los Estoicos, etc., que veían en la mujer a un ser inferior, nacido para obedecer, necesitado de tutela e incapaz, por su propia naturaleza, de asumir ninguna actividad que implicara el ejercicio de autoridad o liderazgo.

Esto fue posible porque algunos de los llamados Padres de la Iglesia, como Orígenes, entendieron que la filosofía era sólo una preparación para el cristianismo. Su maestro, Clemente de Alejandría, sostenía que la filosofía era un don de Dios, concedido a los griegos, como la ley a los judíos. Su uso, según él, podía prestar importantes servicios al cristianismo. Con este criterio era posible trasladar toda la cultura greco-latina al cristianismo y convertir a éste en heredero de toda la cultura antigua, como en realidad sucedió.

Por otra parte, a los cristianos se les solía acusar de ser una secta secreta, que ponía en peligro la seguridad del Estado, que practicaba la magia, y toda clase de supersticiones, y cuyos adeptos eran personas vulgares, incapaces de razonar, de ahí que muchos de los Padres de la Iglesia pensaran que si el cristianismo quería captar la atención de los intelectuales y de la cultura pagana en general, debía asimilar la filosofía griega, por lo que empezaron a aplicar conceptos filosóficos a la hora de interpretar las Escrituras.

De esta forma, poco a poco, la teología cristiana fue produciendo una serie de interpretaciones que eran realmente paganas en sus asunciones. Por ejemplo, la mayoría de los Padres de la Iglesia, por influencia de los estoicos, que veían en la mujer el origen del mal, enseñaron que el matrimonio iba en detrimento de la vida espiritual. Agustín de Hipona y Jerónimo llegaron incluso a cuestionarse si una persona casada podría ir al cielo (esto con los siglos degeneró en el absurdo celibato). Igualmente, la identificación de lo virtuoso con lo masculino, les llevó a negar que la mujer pudiera ser imagen de Dios, ya que un ser inferior no podía reflejar la excelencia de la imagen divina. Esta tendencia a interpretar las Escrituras a través del punto de vista de la filosofía griega alcanzó su máxima expresión con Tomás de Aquino, para quien "la virtud y la dignidad de la mujer es por naturaleza menor que la del varón". Para Aquino, esta carencia intelectual y moral de la mujer es la causa de que esté destinada por naturaleza a vivir bajo la dirección y responsabilidad de un varón y, asimismo, la causa de las tres reglas que el apóstol (supuestamente) le manda guardar: silencio, disciplina y sujeción. La prueba científica que Tomás de Aquino aduce para explicar la imperfección somática, sensorial, intelectual y moral de la mujer es que su constitución es más húmeda, más abundante de humores. Evidentemente esta teoría no la sacó del relato de la creación sino de Aristóteles. La influencia de Aquino, no sólo en la Iglesia Católica, sino también en las Iglesias Protestantes, ha hecho que durante siglos se hayan leído las palabras de Pablo a través de los ojos de filósofos paganos.

“así como también nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría que le fue dada, les escribió, al hablar de estas cosas como también lo hace en todas [sus] cartas. En ellas, sin embargo, hay algunas cosas difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como también [hacen con] las demás Escrituras, para su propia destrucción” – 2 Pedro 3:15,16.
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Por tanto, el hecho de que durante siglos las mujeres hayan sido relegadas de aquellos ministerios que implicaban el ejercicio de liderazgo, se debe a la influencia que ha ejercido una lectura sesgada de los escritos de Pablo, lectura basada en los supuestos de la filosofía griega y no en la Revelación. Un estudio cuidadoso del Nuevo Testamento (Escrituras Griegas Cristianas) demuestra que los ministerios y las posiciones de liderazgo eran ejercidos en función de los dones recibidos y no en función del sexo. Los testimonios acerca de Junia, Priscila, Febe, Evodia, Síntique, Trifena, Trifosa, Pérsida, o la receptora de la segunda epístola de Juan, demuestran que, en la congregación primitiva, las mujeres tenían acceso a los mismos ministerios que los hombres.

Muchas religiones siguen dejando de lado a la mujer en muchos servicios de enseñanza, pero de forma hipócrita la mujer es necesitada para múltiples funciones. Ellas son la fuerza que logra una mayor evangelización e incluso construcción de templos y salones.
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No volver a realizar un estudio imparcial de la verdad hace caer a millones de varones en una zona cómoda de conveniencia. Pero Pedro nos advierte que las organizaciones que siguen atadas a tradiciones perpetuadas se enfrentan a la destrucción.

Jesús de Nazaret formó una excelsa e inigualable religión. Una fraternidad familiar. Una unidad en que no importan las diferencias externas, sino las cualidades espirituales para obtener privilegios inmerecidos de servicio.

Realmente el concepto de Cristo incluso restaura al hombre y a la mujer a su condición original de ayudantes y colaboradores. No es necesario esperar la perfección para aceptar éstas verdades. Ya fueron dejadas establecidas por Jesús y su Iglesia primitiva. La Congregación Verdadera representa la materialización de esas verdades excelsas.

Algunos me preguntan cuando verán ese venturoso día en sus religiones. Les digo que será necesario que las formas externas desaparezcan como Mala Hierba, para que el Trigo aparezca en toda su gloria. Es posible que los 42 meses sean el periodo en que el “lugar santo ciertamente será llevado a su condición correcta” (Dan. 8:14)

Quizás usted mismo tenga un papel importante en la restauración del cristianismo verdadero y primigenio. Usted mismo quizás será un actor al difundir éstas verdades en su comunidad durante ese venturoso día. De la misma forma como la levadura ya trabaja en silencio y paciente, así también muchas personas se comprometerán en la difusión final de éstas gloriosas verdades.

”Y los que tengan perspicacia brillarán como el resplandor de la expansión; y los que traigan a los muchos a la justicia, como las estrellas hasta tiempo indefinido, aun para siempre” (Daniel 12:3)
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“En aquel tiempo los justos resplandecerán tan brillantemente como el sol en el reino de su Padre. El que tiene oídos, escuche” (Mateo 13:43).