Mi respuesta sigue siendo la misma. La Siega será el momento en que los ángeles sacarán a los cristianos verdaderos esparcidos como trigo en medio de la mala hierba. Estén dónde estén.
El cristianismo fundado por Jesús de Nazaret es una religión verdadera que se lleva en el interior, es una Fe viviente de asociación con Abba en dónde el individuo encuentra esa conexión con la chispa suprema de Dios. No tiene que ver con las agrupaciones sociales o la uniformidad de las creencias de un grupo religioso. No importa el lugar en dónde estamos. Lo más importante es quienes somos nosotros en el lugar en que nos encontramos. Lo más importante es el lugar de nuestro corazón.
Jesús sabía de esto. El no pretendía que el cristianismo fuese una religión formal, o un grupo nominal fuera del mundo como si fuese una especie de secta. No, el cristianismo es un estilo de vida, es una forma personal de vivir relacionada con la adoración y de servicio a Dios y al prójimo. No tiene que ver con una religión formal separada de la humanidad. Más bien, es una forma de vida en dónde el creyente conocedor de Dios ilumina, vive y ayuda a su comunidad, esté dónde esté.
Por eso Cristo dijo:
"”Ustedes son la sal de la tierra (...) Ustedes son la luz del mundo. No se puede esconder una ciudad cuando está situada sobre una montaña. No se enciende una lámpara y se pone debajo de la cesta de medir, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en la casa. Así mismo resplandezca la luz de ustedes delante de los hombres, para que ellos vean sus obras excelentes y den gloria al Padre de ustedes que está en los cielos" - Mateo 5:13-16.
El conocedor del Padre es una fuente de salinidad e iluminación viva donde viva y esté dónde esté. Salirse de determinada comunidad, aislarse y vivir fuera del mundo social e incluso religioso, no está en armonía con las palabras de Jesús. Las personas no necesitan en realidad que se les transmita tanta información. No necesitan saber de certezas doctrinales o proféticas. En realidad la gente necesita ser iluminada por los actos de Amor y Fe, y que vean en nosotros nuestra confianza en el Padre. Eso los ayudará a tener esa misma Fe. "Y den gloria al Padre de ustedes que está en los cielos".
Jesús sabía que era imposible que una comunidad religiosa pudiera evolucionar de forma simultánea y que todos pensaran igual. El no pretendía uniformidad en las creencias, sino unidad en la figura amorosa del Padre y la inspiración de la vida del Hijo. El tampoco esperaba que los cristianos abandonaran todo sistema religioso anterior o ancestral. Por eso, los cristianos a nivel individual y colectivo eran personas que estaban insertos en todo ámbito de la vida humana.
Notemos lo que profetizo Jesús sobre los últimos días del sistema judío:
"Sigan orando que su huida no ocurra en tiempo de invierno, ni en día de sábado; porque entonces habrá gran tribulación como la cual no ha sucedido una desde el principio del mundo hasta ahora, no, ni volverá a suceder"- Mtaeo 24:20,21.
Jesús sabía que muchos cristianos de Jerusalén incluso en la mismo año 70 E.C aún estarían celebrando el sábado semanal. Por eso Jesús les pide que "oren" para que no sea ese día. El Maestro no les dijo que no tenían que hacerlo. En en su inmensa sabiduría se anticipó a la situación real de que muchos cristianos aún seguirían siendo parte de la religión Judía. Pablo mismo tuvo que adaptarse a los cristianos de Jerusalén y "limpiarse ceremonialmente con ellos" (Hechos 21:20-26). También a los Colosenses escribió: "Por lo tanto, que nadie los juzgue en el comer y beber, o respecto de una fiesta, o de una observancia de la luna nueva, o de un sábado; porque esas cosas son una sombra de las cosas por venir, pero la realidad pertenece al Cristo" (Col. 2:16,17). Pablo sabía que muchos vivían en medio de las "sombras" de la Ley y algunos decidían seguir con dichas observancias, mientras que otros no lo hacían. Claramente Pablo estimulaba el hecho de avanzar a un nivel superior, pero también sabía que esto no se lograría por la fuerza o un reglamento. Lo importante era que en medio de esas sombras o accesorios, los cristianos tuvieran una relación especial con Dios.
En su profecía del fin, la cual también nos aplica, Jesús dice:
"Entonces pasó a decirles: “Se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá grandes terremotos, y en un lugar tras otro pestes y escaseces de alimento; y habrá escenas espantosas, y del cielo grandes señales. ”Pero antes de todas estas cosas les echarán mano a ustedes y los perseguirán, entregándolos a las sinagogas y prisiones, y serán llevados ante reyes y gobernadores por causa de mi nombre. Resultará para ustedes en testimonio" - Lucas 21: 10-12.
¿Nota como Cristo habla de que algunos cristianos serán entregados a las Sinagogas? Esto muestra que muchos, aún siendo cristianos, se mantenían dentro de la comunidad Judía.Cristo mismo fue miembro de esa comunidad y a pesar de poseer la verdad religiosa, aún realizaba los ritos judíos y celebraba la Pascua. Pero él profetiza nuevamente y demuestra que muchos de sus seguidores aún vivirían en medio de los judíos y serían considerados como tales:
”Les he hablado estas cosas para que no se les haga tropezar. Los expulsarán de la sinagoga. De hecho, viene la hora en que todo el que los mate se imaginará que ha rendido servicio sagrado a Dios. Mas ellos harán estas cosas porque no han llegado a conocer ni al Padre ni a mí. Sin embargo, les he hablado estas cosas a ustedes para que, cuando llegue la hora para ellas, se acuerden de que se las dije" - Juan 16:1-3.
¿Nota cómo Jesús no pide que sus discípulos renuncien a su religión? No, él dice que el conflicto y expulsión será originado por la institución a la que los cristianos seguían perteneciendo.
Por lo tanto, renunciar o salirse de una organización religiosa no es la solución. La libertad cristiana implica un esfuerzo de servicio esté donde esté el cristiano. Su religión de amor la lleva en la sangre, y él sirve y ayuda a su prójimo, no importa dónde esté. Si él ha aceptado a Dios y al Cristo, puede seguir siendo parte de una comunidad de creyentes judía, etc. Así sucedía en el primer siglo con el cristianismo. Y hoy, no es la solución salirse para encontrar cierta libertad. En realidad se nos ha colocado como luces para que iluminemos el lugar en dónde nos encontramos. Esa luz tiene que ver con nuestras cualidades y no con información doctrinal.
"Que cuantos sean esclavos bajo yugo sigan considerando dignos de plena honra a sus dueños, para que nunca se hable perjudicialmente del nombre de Dios ni de la enseñanza. Además, los que tienen dueños creyentes, no menosprecien a estos, porque son hermanos. Al contrario, que sean esclavos con mayor prontitud, porque los que reciben el provecho de su buen servicio son creyentes y amados" - 1 Timoteo 6:1,2.
"Amos, sigan dando lo que es justo y lo que es equitativo a [sus] esclavos, sabiendo que también ustedes tienen un Amo en el cielo" - Col. 4:1
Cómo observamos, el cristianismo no tiene que ver con las circunstancias externas, ni con abolir la esclavitud, ni con la igualdad social, ni con salirse de una religión, etc. La cristiandad se ha perdido en miles de reformas sociales y políticas, pero eso no es el corazón de la fe cristiana. Pablo nunca dijo que los cristianos tenían que cambiar sus circunstancias en la vida. En realidad, nuestra vida, nuestro papel en el mundo, sea en determinada religión, cultura, sociedad o condición laboral debe ser iluminada por quienes somos interiormente y no por nuestra condición exterior. Eso es realmente vivir el cristianismo puro y duro.
Es de valientes aguardar confiando en que el Hijo es el que eliminará los sistemas religiosos, comerciales y sociales. Salirse de cierta religión es tan precipitado como salirse de un sistema comercial o pretender dejar el dinero de lado e irse a vivir a un monte. No son nuestras circunstancias externas o buscar alivio para la carne o la mente lo que garantiza la salvación. En realidad lo más importante es qué somos en medio de las circunstancias que nos toca vivir.
Si aguardamos confiados y trabajamos por ser la luz del mundo en nuestras comunidades religiosas y sociales, estaremos viviendo una vida consagrada a la voluntad de Dios, tal como Cristo lo hizo.