Ellos creían, aún después de su resurrección, que Jesús regresaría en su generación para acabar con los sistemas políticos existentes y restaurar el gobierno divino en la Tierra. Esto llevó a Pedro a escribir lo siguiente: “Pero el fin de todas las cosas se ha acercado (fin completo)”(1 Pe. 4:7). Incluso, muchos años después algunos continuaron manteniendo aquella misma creencia. Así que Pablo tuvo que advertirles: “ Sin embargo, hermanos, tocante a la presencia de nuestro Señor Jesucristo y el ser nosotros reunidos a él, les solicitamos que no se dejen sacudir prontamente de su razón, ni se dejen excitar tampoco mediante una expresión inspirada, ni mediante un mensaje verbal, ni mediante una carta como si fuera de nosotros, en el sentido de que el día de Jehová esté aquí. Que nadie los seduzca de manera alguna, porque no vendrá a menos que primero venga la apostasía y el hombre del desafuero quede revelado, el hijo de la destrucción.”(2 Tes. 2:1-3). Aquí Pablo asocia hábilmente que esto no podía suceder, ya que primero debería aparecer la apostasía, la desviación de la verdad antes comentada, cumpliendo la Profecía de Jesús sobre la Mala Hierba que antes analizamos. Como sabemos, aún quedaban siglos para que esto se desarrollara.
Lo que apoya este pensamiento es el pasaje antes citado de Pablo “ Sin embargo, hermanos, tocante a la presencia de nuestro Señor Jesucristo y el ser nosotros reunidos a él, (...) , en el sentido de que el día de Jehová esté aquí..”(2 Tes. 2:1,2). En otras palabras, la futura Presencia de Cristo sucede en el mismo Fin del Sistema de Cosas. Los discípulos simplemente preguntan cuando sería aquello y que señal habría para saber aquello.
El lector puede analizar nuevamente el párrafo anterior dónde comparé los tres evangelios.
Pero como se vio, "Prescencia" no significa necesariamente "Venida". La palabra griega pa·rou·sí·a, que suele traducirse por “presencia”, se forma con pa·rá (junto a) y ou·sí·a (derivada de ei·mí, “ser” o “estar”). Por consiguiente, pa·rou·sí·a significa literalmente la “acción de estar junto a [algo]”, es decir, “presencia”.
Algunos han traducido, sin embargo, Venida. Este hecho ha dado base a la expresión “segunda venida” o “segundo advenimiento” de Jesucristo (adventus [“advenimiento” o “venida”] es la manera como la Vulgata latina traduce pa·rou·sí·a en Mt 24:3). No obstante, Parausía difiere de la palabra griega éleusis (latín adventus), “venida” que aparece un sola vez en el texto griego, en Hechos 7:52. Sin embargo, muchos están de acuerdo y es lógico y sencillo que la presencia de Jesús implica forzosamente su llegada al lugar donde está presente, y traducir pa·rou·sí·a por “venida” coloca el énfasis en la llegada pero no oscurece su subsiguiente presencia. Creo que ambos sentidos de lo mismo son necesarios. Aunque los lexicógrafos admiten “llegada” y “presencia” como traducciones de pa·rou·sí·a, por lo general reconocen que la idea principal que transmite esa palabra es la presencia de la persona, pero no deberíamos complicarnos más allá por un sentido claro que se nos quiere transmitir.
Algunos han explicado que la Presencia de la que se habla en Mateo 24 se refiere a que Cristo dirige su atención a la Tierra durante años previos al Fin, y de esa manera está haciéndose Presente. Sin embargo, el análisis anterior y la sencillez del relato muestran de que no debe aislarse Presencia de un Regreso real a la Tierra.
El Diccionario Expositivo de Palabras del Nuevo Testamento (de W. E. Vine, 1984, vol. 1, pág. 50) dice: “PAROUSIA [...] denota tanto una llegada como una consiguiente presencia. Por ejemplo, en una carta sobre papiro [escrita en griego] una dama habla de la necesidad de su parousia en un lugar a fin de [atender] unos asuntos relacionados con su propiedad allí.”. El Diccionario de la Biblia (edición de Serafín de Ausejo, Barcelona, Herder, 1981, col. 1451) explica que “en el mundo helenístico de oriente se halla la palabra [pa·rou·sí·a] [...] como término clásico para designar la visita oficial del rey o del emperador”. (Véase también Mt 24:3, BJ, nota.)
Pero es bueno aclarar que esta parousía no es un manifestación carnal del Hijo de Dios en el sentido de que el vuelva y se haga presente como humano viajando a la Tierra. No, su presencia aludida es Invisible y en el Espíritu, regresando en una condición superior, volviendo y dirigiendo su atención a la Tierra como un Rey que trae Juicio, pero que a la vez rescata a sus súbditos. Pablo escribe: “Tampoco es con el fin de que se ofreciera a sí mismo muchas veces (Cristo como hombre), como realmente entra el sumo sacerdote en el lugar santo de año en año con sangre ajena. De otro modo, tendría que sufrir muchas veces desde la fundación del mundo. Mas ahora se ha manifestado una vez para siempre, en la conclusión de los sistemas de cosas, para quitar de en medio el pecado mediante el sacrificio de sí mismo. Y así como está reservado a los hombres morir una vez para siempre, pero después de esto un juicio, así también el Cristo fue ofrecido una vez para siempre para cargar con los pecados de muchos; y la segunda vez que aparece será aparte del pecado y a los que lo están esperando con intenso anhelo para [la] salvación [de ellos]"(Hebreos 9:25-28).
El texto es claro. Jesús se hizo hombre una sola vez para siempre. Su visita como hombre fue única e irrepetible. Pero regresa a nuestro mundo de una manera diferente, obviamente no en la carne, relacionada con la salvación de su pueblo en el Fin.
Ahora, basándose en los textos que muestran a Jesús “viniendo en las nubes con gran poder y gloria” (Mr 13:26; Rev 1:7), se ha llegado a la conclusión de que su presencia tiene que ser visible volviendo aún como poderoso Ser espiritual. Sin embargo, como se muestra en una investigación sobre la palabra Nube cuando se habla de nubes en relación con otras manifestaciones divinas, estas comunican la idea de invisibilidad más bien que de visibilidad. Además, la expresión ‘ver’ también se emplea en sentido figurado: percibir con la mente y el corazón. (Isa 44:18; Jer 5:21; Eze 12:2, 3; Mt 13:13-16; Ef 1:17, 18.) Negar este uso significaría negar también que lo opuesto a la vista, es decir, la ceguera, pudiera usarse en sentido figurado o espiritual y no solo literal. Jesús usó en varias ocasiones la vista y la ceguera con ese sentido figurado o espiritual. (Jn 9:39-41; Rev 3:14-18; compárese también con 2Co 4:4; 2Pe 1:9.)
Por lo tanto, Jesús podía decir a sus discípulos: “Un poco más y el mundo ya no me contemplará”. Es verdad que sus discípulos le contemplarían, no solo porque se les aparecería después de su resurrección, sino también porque al debido tiempo ellos serían resucitados para unirse a él en los cielos y ‘contemplar la gloria que su Padre le había dado’. (Jn 14:19; 17:24.) Pero el mundo en general no lo contemplaría después de su resurrección como criatura celestial (1Pe 3:18), pues Jesús limitó sus apariciones a sus discípulos. De igual modo, solo ellos vieron su ascensión al cielo, el mundo no la vio, y los ángeles que estuvieron presentes les aseguraron a los discípulos que el regreso de Jesús sería “de la misma manera” (gr. tró·pos, no mor·f_e, “forma”), es decir, sin una exhibición pública ostentosa de la Figura visible de Jesucristo, discernida solo por sus seguidores. (Hch 1:1-11.) No obstante, Pablo afirma que más de 500 personas contemplaron a Jesús resucitado en más de alguna ocasión. En el Pentecostés, sin embargo, de estos 500 solo habían 120 reunidos lo que indica que algunos de estos “hermanos” (llamados así por Pablo en el futuro) aún no se decidían en esos momentos completamente por la buenas nuevas.
(1 Cor. 15: 6; Hechos 1:15; 2:1).
Sin embargo, tal como veremos más adelante, esto no significa que no existirá una manifestación superior visible que involucre detrás la Parausía. Levemente antes, sus seguidores discernirán la protección divina, pero el mundo también comprobará la Presencia para Juicio. Las naciones sabrán “que yo soy Jehová” y “todo ojo lo verá y también los que lo traspasaron” (Ezequiel 38:23; Revelación 1:7). Las pruebas nos indican que los sucesos harán que la gente se de cuenta, por lo qué es lógica una manifestación superior indiscutible atribuida a Dios. Lo que es claro es que los ángeles intervendrán activamente en este suceso. Y de manera semejante, aunque Jehová también le dijo a Moisés que ‘vendría’ a él en el monte Sinaí y ‘descendería’ en aquel lugar. Y el pueblo contempló aquella manifestación (Éx 19:9, 11, 18, 20), los escritos apostólicos muestran que Él se le presentó y le entregó su pacto por medio de ángeles, no directamente ya que nadie le vio, aunque si manifestó visiblemente su presencia y poder. (Gál 3:19; Heb 2:2; ). Así que los emisarios angélicos tendrán que ver con la futura manifestación de Cristo, acompañándolo a él en su retorno a la Tierra, y llevando la delantera en demostrar esta Presencia y rescatando a sus fieles en el Fin. (Mt 13:37-41, 47-49; 16:27; 24:31; Mr 8:38; 2Te 1:7.)
Después que los apóstoles interrogan a su Maestro sobre su retorno y parausía, el da una contestación, no solo para la época de ellos, sino que trasciende a nuestros días. En realidad la pregunta de ellos la formularon pensando en sus circunstancias, pero la respuesta de Jesús, obviamente abarca el Futuro de la Humanidad, ya que Jesús sabía que el no regresaría en esa época, y aún así contesta la pregunta, aún cuando los discípulos no la asimilen, pero también él en su respuesta nos deja una huella hasta nuestros días que es fundamental observar.
Al leer cuidadosamente Mateo 24, creo que Jesús contestó el mismo asunto, contestándolo y analizándolo 3 veces. * Las 3 veces se habla de lo mismo, agregando cada vez más detalles, haciendo una reiteración de lo mismo con más complementos (y avanzando hacia el Fin agregando cosas) en tres rondas. No se habla de sucesos consecutivos y diferentes. La repetición de algunas sentencias es clave (ver subrayados en rojo más adelante), ya que se pretendía dar una respuesta sencilla pero a la vez profunda agrandando el clímax para la última tercera Ronda acerca de lo mismo.
*Nota. En muchos libros proféticos se repiten los mismos sucesos del Día de Jehová, pero adaptados a cada época y con un mensaje particular que los amplía o disminuye. La reiteración es esencial para comprender las profecías.
Ante la pregunta de los apóstoles Jesús primero da una Introducción de todo lo que va a narrar:
Mateo 24:4-31:
4 Y en contestación, Jesús les dijo: “Cuidado que nadie los extravíe; 5 porque muchos vendrán sobre la base de mi nombre, diciendo: ‘Yo soy el Cristo’, y extraviarán a muchos. 6 Ustedes van a oír de guerras e informes de guerras; vean que no se aterroricen. Porque estas cosas tienen que suceder, mas todavía no es el fin.
Fin de la Primera Ronda de respuestas. Aquí el Maestro contesta la Pregunta de manera sencilla a como lo había hecho en otras ocasiones, pero en la segunda Ronda habla de lo mismo dando más detalles. Esta segunda ronda es ahora como un Resumen General:
7 ”Porque se levantará nación contra nación y reino contra reino, y habrá escaseces de alimento y terremotos en un lugar tras otro. 8 Todas estas cosas son principio de dolores de angustia.
9 ”Entonces los entregarán a tribulación y los matarán, y serán objeto de odio de parte de todas las naciones por causa de mi nombre. 10 Entonces, también, a muchos se les hará tropezar, y se traicionarán unos a otros y se odiarán unos a otros. 11 Y muchos falsos profetas se levantarán y extraviarán a muchos; 12 y por el aumento del desafuero se enfriará el amor de la mayor parte. 13 Pero el que haya aguantado hasta el fin es el que será salvo. 14 Y estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin".
Fin de la segunda Ronda. Jesús responde hablando de los mismos sucesos (falsos profetas, guerras, etc), pero ahora agrega más detalles como la persecusión de los fieles, hambres, terremotos, aumento del desafuero, y la predicación mundial final,...luego el Fin. A continuación se da más detalles de este Fin. La nota de la traducción del N.M claramente sentencia que la frase "entonces vendrá el FIN", SE REFIERE AL FIN CONSUMADO O FINAL. Claramente es el Armagedón. Por lo tanto, nos reafirmamos en la idea de que ésta parte del relato es un RESUMEN GENERAL.
Jesús ahora da detalles finales importantes sobre lo mismo anterior:
15 ”Por lo tanto, cuando alcancen a ver la cosa repugnante que causa desolación, como se habló de ella por medio de Daniel el profeta, de pie en un lugar santo (use discernimiento el lector), 16 entonces los que estén en Judea echen a huir a las montañas. 17 El que esté sobre la azotea no baje para sacar los efectos de su casa; 18 y el que esté en el campo no vuelva a la casa a recoger su prenda de vestir exterior. 19 ¡Ay de las mujeres que estén encintas y de las que den de mamar en aquellos días! 20 Sigan orando que su huida no ocurra en tiempo de invierno, ni en día de sábado; 21 porque entonces habrá gran tribulación como la cual no ha sucedido una desde el principio del mundo hasta ahora, no, ni volverá a suceder. 22 De hecho, a menos que se acortaran aquellos días, ninguna carne se salvaría; mas por causa de los escogidos aquellos días serán acortados.
23 ”Entonces si alguien les dice: ‘¡Miren! Aquí está el Cristo’, o: ‘¡Allá!’, no lo crean. 24 Porque se levantarán falsos Cristos y falsos profetas y darán grandes señales y prodigios para extraviar, si fuera posible, hasta a los escogidos. 25 ¡Miren! Les he avisado de antemano. 26 Por eso, si les dicen: ‘¡Miren! Está en el desierto’, no salgan; ‘¡Miren! Está en los aposentos interiores’, no lo crean. 27 Porque así como el relámpago sale de las partes orientales y resplandece hasta las partes occidentales, así será la presencia del Hijo del hombre. 28 Dondequiera que esté el cadáver, allí se reunirán las águilas.
29 ”Inmediatamente después de la tribulación de aquellos días el sol será oscurecido, y la luna no dará su luz, y las estrellas caerán del cielo, y los poderes de los cielos serán sacudidos. 30 Y entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del hombre, y entonces todas las tribus de la tierra se golpearán en lamento, y verán al Hijo del hombre viniendo sobre las nubes del cielo con poder y gran gloria. 31 Y él enviará sus ángeles con un gran sonido de trompeta, y ellos reunirán a los escogidos de él desde los cuatro vientos, desde un extremo de los cielos hasta su otro extremo.
Esta es la tercera contestación (o explicación) de lo mismo (aparecen los mismos puntos tocados antes), pero es la que agrega más detalles, concentrándose en la Gran Tribulación, y reiterando la advertencia sobre los falsos profetas por tercera vez, añadiendo algunas de las tácticas que usarán para extraviar hasta los escogidos.
Como estudiamos, la Presencia de Jesús no sucede antes del fin en un periodo de tiempo largo. No, sucede dentro del mismo periodo final. Así que la respuesta de Jesús no podría tratarse de sucesos anteriores, décadas, antes de la Gran Tribulación, sino de eventos que convergen inmediatamente antes de la Gran Tribulación y El Fin. Su respuesta no era evasiva, sino clara y concisa demostrando cuándo justamente regresaría y que pasaría en la Tierra para el Fin y su retorno.
Seguiremos exponiendo este punto en una siguiente entrada.