Y estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin-Mateo 24:14
La ventaja de la perspectiva del tiempo es que nos hace ver las cosas desde una óptica más grande. Podemos acercarnos a vislumbrar los asuntos desde la visión de Jehová Dios.
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Antes de que las Buenas Nuevas se predicaran en toda la Tierra, el Creador dispuso que primero se colocara el cimiento más importante para una futura predicación. El plan era el siguiente: El quería colocar un regalo al alcance de cada habitante del planeta: La Biblia. Posteriormente Dios deseaba que ese regalo fuera explicado para ser apreciado por el ser humano. En la primera fase del propósito, Jehová utilizó como siervos a traductores intrépidos, y a las sociedades bíblicas de carácter afin con ciertas ideas protestantes.
Al adelantar la Edad Media la Iglesia Católica se hizo cada vez más resuelta en su postura contra las Biblias en el lenguaje de la gente. William Tyndale, John Wyclef, Robert Morrison, Martín Lutero y muchos otros arriesgaron su vida para traducir las Escrituras a varios idiomas. Jehová Dios sin duda los utilizó para colocar éste primer fundamento: a saber que su Palabra se extendiera por toda la Tierra.
En los siglos XIX y XX esta obra adquirió mayor ímpetu cuando sociedades bíblicas recién formadas empezaron a participar en la gigantesca tarea de distribuir la Biblia. Una de las primeras sociedades bíblicas fue la Sociedad Bíblica Británica y Extranjera, organizada en Londres en 1804. La formación de esta sociedad bíblica impulsó el establecimiento de muchas más. Entre las muchas sociedades bíblicas que se formaron desde 1804 están la Sociedad Bíblica Americana (1816), formada de sociedades locales que ya existían, así como la Sociedad Bíblica de Edimburgo (1809) y la Sociedad Bíblica de Glasgow (1812), incorporadas ambas más tarde (1861) en la Sociedad Bíblica Nacional de Escocia. Para 1820 también se habían formado sociedades bíblicas en Suiza, Irlanda, Francia, Finlandia, Suecia, Dinamarca, Noruega, los Países Bajos, Islandia, Rusia y Alemania.
El funcionamiento de todas esas sociedades bíblicas hizo que floreciera la distribución de la Biblia. Para el año 1900 la Biblia se había publicado (completa o en parte) en 567 idiomas, y para 1928, en 856 idiomas. En 1938 se sobrepasó la cifra de mil idiomas, y ahora la Biblia está disponible en más de 1.900 idiomas. Lo interesante es que muchas de éstas sociedades fueron y son de carácter ligado a orientación indirecta evangélica. Sin duda, fueron utilizadas por Jehová en un momento clave de la historia. Han logrado en conjunto la mayor distribución de biblias a nivel mundial. La sociedad Watchtower también ha participado en esa distribución, pero su trabajo de impresión de la Bíblia ha sido ínfimo en comparación con el total de las sociedades bíblicas actuales. Al respecto es digno de notar lo que reconoce el libro “Toda Escritura”:
“la extensa distribución de la Biblia ha acelerado esta obra de enseñar la Palabra de Dios a los pueblos de toda la Tierra. Mientras los testigos de Jehová siguen hoy adelante con su obra de educación bíblica por todo el globo terráqueo, agradecen el que ahora haya millones de Biblias disponibles en muchos países e idiomas”-Toda Escritura.
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En otras palabras, Jehová no se quiso valer de la Sociedad Watchtower para esparcir su Palabra Sagrada por todo el mundo. Dios le dio ese trabajo a las sociedades bíblicas globales. Cuando el camino estaba pavimentado, ahora la meta era explicar y enseñar sobre la misma Biblia ya esparcida. Por lo tanto, Dios usaría a la Sociedad de la Atalaya (Watchtower) para iniciar la segunda fase: predicar y enseñar las verdades de la Biblia ya difundida.
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Actualmente la obra de predicación y enseñanza ya está llegando a su clímax. Las congregaciones están establecidas y hay testigos hasta la parte más distante de la Tierra. ¿Se valdrá Dios de algún otro medio para proclamar el mensaje? ¿Entrará el pueblo de Dios en una nueva etapa?