Zacarías versus Daniel
En éstas investigaciones sobre los 70 años tratamos de mostrar todos los ángulos. Cómo hemos visto, Zacarías da un apoyo fuerte a la idea que los 70 años comenzaron en 586/587 a.E.C (588 a.E.C si contamos el sitio de Nabucodonosor). No obstante, el profeta Daniel por su parte se presenta como uno de los pilares más fuertes para sostener la idea de que los 70 años terminaron en 537 a.E.C, lo cuál confirmaría que Jerusalén fué destruída en 607 a.E.C. Veamos por qué:
Dan. 9: 2 “En el primer año de reinar él, yo mismo, Daniel, discerní por los libros el número de los años acerca de los cuales la palabra de Jehová que había ocurrido a Jeremías el profeta, para cumplir las devastaciones de Jerusalén, a saber, setenta años.”
Esto muestra que los 70 años terminan cerca del 537 a.E.C, mientras que Zacarías nos habla del año 518 a.E.C (entrada anterior). ¿Cuál profeta tiene razón?
La solución del dilema estaría en leer bien las palabras de Daniel. Daniel simplemente dice que setenta años tenían que pasar antes de que las devastaciones de Jerusalén pudieran terminar. Él no dice que estos setenta años empezaron cuando Jerusalén fue destruida.
Dan 9:2 “En el primer año de su reino, Yo Daniel, percibí en los libros el número de años que, conforme a la palabra del Señor a Jeremías el profeta, tienen que pasar antes del fin de las desolaciones de Jerusalén, a saber, setenta años.” (RV).
Notemos como se usa el plural “devastaciones”. Daniel habla de varias devastaciones. La Biblia de Jerusalén inclusive usa la expresión “las sucesivas devastaciones de Jerusalén.” La palabra para “devastación” es chorbah. Esta, como veremos no significa destrucción completa. Hemos visto que Nabucodonosor llevó al cautiverio y botín a Jerusalén ya en 605 a.E.C., en su año de ascensión. Cada año después de esto su ejército atravesó la tierra, sin duda causando más destrucción y la Biblia incluso habla de bandas merodeadoras de diferentes naciones que causaron estragos en este tiempo. (Vea 2 Reyes 24:2, Jeremías 35:11). El profeta Ezequiel habla de los “habitantes de esos lugares devastados”. (Ezequiel 33:24,27), lo cual hace muy obvio que la palabra no necesariamente se refiere a lugares que estén completamente deshabitados. También vemos en Nehemías 2:17 que la Biblia llama a Jerusalén “devastada” incluso después de que los judíos habían regresado a ella.
Cómo observamos Daniel no dice en ninguna parte que los setenta años comenzaran cuando Jerusalén fue definitivamente destruida. En realidad, las devastaciones de Jerusalén empezaron muchos años antes de la destrucción final en 587 a.C. Todo partiría entre el 605 y 609 a.E.C
La solución del dilema
Cómo se comentó antes, la idea del reduccionismo nos hace creer que hay 1 solo periodo de 70 años. Pero como comenté en una entrada anterior, todo parece indicar que hay más de un periodo. Aunque no podemos tener la última palabra y en investigaciones posteriores trataré de ahondar más en éste tema, todo nos indica que:
Hay dos períodos de 70 años sabáticos, uno para Israel, que corrió desde Etanim de 609 a.EC, al final del último año sabático perdido, hasta Etanim de 539 a.E.C, cuando cayó Babilonia. Hay otro para Judá, el cual es un reposo de la existencia de un templo en funciones, y corrió desde Etanim de 586 hasta Etanim de 516/517 a.E.C *
* Nota: La confusión se ha generado a raíz de que se olvida que antes de la división del reino la nación era una sola.
En conclusión:
Lo que habría ocurrido en Etanim de 607 a E.C es que el Faraón Nekoh nombró a Eliaquim, el hijo de Josías, como su rey vasallo, y cambió su nombre a Jehoiaquim. Pero Jehoiaquim no se sentó sobre el trono de Jehová, porque él no fue escogido por Jehová o por su pueblo, sino por el Faraón, y porque todo el pueblo de la tierra pagó impuestos a Faraón en su reinado. Desde ese periodo la nación siempre tuvo reyes vasallos y en el fondo la dominación gentil de 2520 años habría comenzado en 607 a.E.C y habría terminado en 1914. Los testigos de Jehová tendrían razón en gran parte, pero la destrucción del templo habría sido en 586/587 a.E.C.
Ahora bien, en entradas anteriores he comentado decenas de veces que un análisis "seco" de la Parausía, la entronización, y Daniel 4, no conectan necesariamente éstos asuntos con una Presencia de Cristo desde 1914. Ésta "presencia" y "entronización" tendrá que acontecer para la gran tribulación. Ahora bien, sí sabemos que 1914 fué clave, pero elevarlo al "Everest" de la cronología pudo haber sido prematuro.
¿Debería un testigo de Jehová decepcionarse por éstas cosas? Actualmente creo que ya hemos pasado la etapa de las desilusiones y un nuevo entendimiento oficial de 1914 no tendría que afectar la fe de los cristianos verdaderos. Claro, "algo" pasó en 1914, pero no podemos asegurar totalmente que la Parausía empezó en ese año.
Recordemos que “Este dicho se extendió entonces entre los hermanos, que aquel discípulo no moririá” (Juan 21:22-23). Quizás por muchas décadas al apóstol Juan se le consideró un inmortal en la carne. Pero todo indica que él recibiría del Jesús glorificado la última revelación bíblica. Cómo vemos, era el entendimiento de lo que acontecería con Juan el errado. Jesús no corrigió ésta idea. La falsa expectativa se derrumbó por sí sola. Algo similar acontencerá con 1914 y solo los maduros y fieles comprenderán que más allá de las interpretaciones cronológicas, están las cualidades y el amor como sello distintivo.