lunes, 29 de noviembre de 2010

¿2034?

En la conspiranoia de Internet y en los círculos de los autocalificados apóstatas , "resistencia jedi", etc; circuló durante mucho tiempo una teoría de conspiración bien graciosa que siempre la he considerado improbable.

Según éste rumor el año 2034 era considerado el nuevo año del Armagedón para los testigos de Jehová. ¿Cual era la base para semejante "conspiración" subliminal? El asunto se genera por la siguiente declaración de la Atalaya del 15 de diciembre del 2003, página 15, párrafo 6 y 7:

6 En los días de Noé, Jehová declaró: “Ciertamente no obrará mi espíritu para con el hombre por tiempo indefinido, ya que él también es carne. Por consiguiente, sus días tendrán que llegar a ser ciento veinte años” (Génesis 6:3). La promulgación de este decreto divino en 2490 a.E.C. marcó el principio del fin de aquel mundo impío. Imagine lo que eso significó para quienes vivían entonces. Apenas pasarían ciento veinte años, y Jehová traería “el diluvio de aguas sobre la tierra para arruinar de debajo de los cielos a toda carne en la cual está activa la fuerza de vida” (Génesis 6:17).

7 Noé recibió la advertencia de la venidera catástrofe con décadas de antelación y sabiamente se preparó durante ese tiempo para sobrevivir. “Habiéndosele dado advertencia divina de cosas todavía no contempladas —indica el apóstol Pablo—, [Noé] mostró temor piadoso y construyó un arca para la salvación de su casa.” (Hebreos 11:7.) ¿Qué hay de nosotros? Ya han transcurrido unos noventa años desde que en 1914 se iniciaron los últimos días de este sistema de cosas. Sin duda estamos en “el tiempo del fin” (Daniel 12:4). ¿Cómo debemos responder a las advertencias que se nos han dado? La Biblia dice que “el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre” (1 Juan 2:17). Por lo tanto, es el momento de hacer la voluntad de Dios con un intenso sentido de urgencia.
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Nunca jamás creí que estaban enviando un mensaje subliminal "entre líneas" para decirnos que el fin vendría (o que por lo menos ellos creían como Cuerpo Gobernante) en 2034 (1914 + 120). Nunca le encontré asidero a esa teoría conspirativa, y los lectores mas antiguos saben que nunca compartí los comentarios que insistían con esa posibilidad.

En primer lugar y de forma paradojica y hasta graciosa, ¡la misma Atalaya fué víctima del error de la descontextualización que tanto hemos citado!

El párrafo 7 decía es su primera frase: "Noé recibió la advertencia de la venidera catástrofe con décadas de antelación". Es evidente que dicha frase no se refería al decreto Divino del 2490 a.E.C. Muchas publicaciones antes de esa Atalaya, durante ésos años y después de ésa publicación,  siempre mostraron con claridad que solo 40 o 50 años antes del Diluvio Noé recibió la información y que la sentencia de los 120 años era un asunto no revelado a los humanos.

La pregunta de los lectores de la Atalaya del 15 de diciembre de 2010 nuevamente reafirma y destruye esa propaganda extraña en la red. En realidad la última fecha oficial directa o indirecta para el fin fué 1975.

Sin embargo, éste no es el primer rumor masivo que sorprende al Cuerpo Gobernante. En 1980 Albert Schroeder informó que en la Escuela de Galaad y en los seminarios de los comités de sucursal, los hermanos habían traído a consideración que el 1984 se estaba mencionando ahora como posible nueva fecha, quedando 1984 setenta años desde 1914 (pensándose que el número setenta tuviera algún significado especial). En palabras de Ray Franz, contrario a lo que es alegado por algunos y en honor a la verdad, el Cuerpo Gobernante jamás dio importancia a la fecha de 1984 y la ocasión de 1980 fue la única vez que siquiera se mencionó, y eso sólo como un rumor.
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Lo que sí es verdad es que en los años 80 se consideró que en lugar de aplicar la expresión "esta generación" a la gente que vivía en 1914, debería aplicarse a partir del 1957, ¡cuarenta y tres años más tarde! Este  material fue preparado por tres miembros del Cuerpo Gobernante, pero la mayoría lo rechazó por que era muy “extravagante” para la época, pero ésa es otra historia...