Evidentemente no he sido el primero en encontrarme con la evidencia bíblica cristalina que la Parausía es un periodo singular aún por llegar. No podemos anular la Palabra de Dios con teorías secundarias y apoyos de pasajes que no tienen relación directa con la Parausía. Al terminar de leer ésta entrada, el lector se enfrenta a una sencilla y trascendental cuestión: ¿Qué tiene más validez? ¿La Palabra de Dios o una interpretación extra bíblica? Emmanuel gentilmente en una ocasión hizo una recopilación de los pasajes bíblicos alusivos a la Parausía. Adjunto éste trabajo. Saque usted sus propias conclusiones:
LA PRESENCIA DEL SEÑOR
De la presencia de Jesucristo la Biblia proporciona información inequívoca. Al terminar de examinar todos los pasajes en los que se habla de este asunto, llegaremos a la conclusión correcta, según las Escrituras.
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Estando él sentado en el monte de los Olivos, se acercaron a él los discípulos privadamente, y dijeron: “Dinos: ¿Cuándo serán estas cosas, y qué será la señal de tu presencia y de la conclusión del sistema de cosas?”. (Mateo 24:3.)
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Los discípulos de Jesús le preguntaron sobre la "señal" de su "presencia". La respuesta a esta pregunta fue la descripción de todas las calamidades que le sobrevendrían a la generación inicua de sus días y, por extensión, a la de los nuestros. Después de mencionar la huida de los cristianos al ver la abominación de la desolación y la "gran tribulación" que le seguiría, Jesús expresó estas palabras:.
Porque así como el relámpago sale de las partes orientales y resplandece hasta las partes occidentales, así será la presencia del Hijo del hombre. Dondequiera que esté el cadáver, allí se reunirán las águilas. Inmediatamente después de la tribulación de aquellos días el sol será oscurecido, y la luna no dará su luz, y las estrellas caerán del cielo, y los poderes de los cielos serán sacudidos. (Mateo 24:27, 28.)
”Respecto a aquel día y hora nadie sabe, ni los ángeles de los cielos, ni el Hijo, sino solo el Padre. Porque así como eran los días de Noé, así será la presencia del Hijo del hombre. Porque como en aquellos días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, los hombres casándose y las mujeres siendo dadas en matrimonio, hasta el día en que Noé entró en el arca; y no hicieron caso hasta que vino el diluvio y los barrió a todos, así será la presencia del Hijo del hombre. (Mateo 24:36-39.)
Porque así como en Adán todos están muriendo, así también en el Cristo todos serán vivificados. Pero cada uno en su propia categoría: Cristo las primicias, después los que pertenecen al Cristo durante su presencia. (1 Corintios 15:22, 23.)
Porque, ¿cuál es nuestra esperanza, o gozo, o corona de alborozo —pues, de hecho, ¿no lo son ustedes?— delante de nuestro Señor Jesús al tiempo de su presencia? (1 Tesalonicenses 2:19.)
Porque esto les decimos por palabra de Jehová: que nosotros los vivientes que sobrevivamos hasta la presencia del Señor no precederemos de ninguna manera a los que se han dormido [en la muerte]; porque el Señor mismo descenderá del cielo con una llamada imperativa, con voz de arcángel y con trompeta de Dios, y los que están muertos en unión con Cristo se levantarán primero. Después nosotros los vivientes que sobrevivamos seremos arrebatados, juntamente con ellos, en nubes al encuentro del Señor en el aire; y así siempre estaremos con [el] Señor. (1 Tesalonicenses 4:15-17.)
Que el mismo Dios de paz los santifique completamente. Y sanos en todo sentido sean conservados el espíritu y el alma y el cuerpo de ustedes [los hermanos] de manera exenta de culpa al tiempo de la presencia de nuestro Señor Jesucristo. (1 Tesalonicenses 5:23.)
Entonces, realmente, será revelado el desaforado, a quien el Señor Jesús eliminará por el espíritu de su boca, y reducirá a nada por la manifestación de su presencia. (2 Tesalonicenses 2:8.)
Además, que el Señor los haga aumentar, sí, que los haga abundar, en amor unos para con otros y para con todos, así como nosotros también lo hacemos para con ustedes; a fin de que él haga firmes sus corazones, inculpables en santidad delante de nuestro Dios y Padre al tiempo de la presencia de nuestro Señor Jesús con todos sus santos. (1 Tesalonicenses 3:12, 13.)
Sin embargo, hermanos, tocante a la presencia de nuestro Señor Jesucristo y el ser nosotros reunidos a él, les solicitamos que no se dejen sacudir prontamente de su razón, ni se dejen excitar tampoco mediante una expresión inspirada, ni mediante un mensaje verbal, ni mediante una carta como si fuera de nosotros, en el sentido de que el día de Jehová esté aquí. (2 Tesalonicenses 2:1, 2.)
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No, no fue siguiendo cuentos falsos artificiosamente tramados como les hicimos conocer el poder y la presencia de nuestro Señor Jesucristo, sino por haber llegado a ser testigos oculares de su magnificencia. (2 Pedro 1:16.)
Porque ustedes saben esto primero, que en los últimos días vendrán burlones con su burla, procediendo según sus propios deseos y diciendo: “¿Dónde está esa prometida presencia de él? Pues, desde el día en que nuestros antepasados se durmieron [en la muerte], todas las cosas continúan exactamente como desde el principio de la creación”. (2 Pedro 3:3, 4.)
Puesto que todas estas cosas así han de ser disueltas, ¡qué clase de personas deben ser ustedes en actos santos de conducta y hechos de devoción piadosa, esperando y teniendo muy presente la presencia del día de Jehová, por el cual [los] cielos, estando encendidos, serán disueltos, y [los] elementos, estando intensamente calientes, se derretirán! (2 Pedro 3:11, 12.)
No hay otro lugar en las Escrituras que se use esta expresión. La mayoría de las traducciones expresan "día de Jehová" como "día del Señor".
Ahora, pues, hijitos, permanezcan en unión con él, para que cuando él sea manifestado tengamos franqueza de expresión y no se nos haga apartarnos de él avergonzados al tiempo de su presencia. (1 Juan 2:28.)
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Ejerzan paciencia, por lo tanto, hermanos, hasta la presencia del Señor. ¡Miren! El labrador sigue esperando el precioso fruto de la tierra, aguardándolo con paciencia hasta que recibe la lluvia temprana y la lluvia tardía. Ustedes también ejerzan paciencia; hagan firme su corazón, porque se ha acercado la presencia del Señor. (Santiago 5:7, 8.)
Este consejo sigue vigente, como toda la Palabra de Dios. La "presencia" de Jesús se ha acercado, razón por la cual tenemos que ejercer paciencia.
Conclusión
Al examinar todos los pasajes donde se menciona este asunto, podría decirse que el cumplimiento principal sobre la presencia de Jesucristo todavía no ha ocurrido. Esta presencia se hará evidente con el Día de Jehová y la "gran tribulación", y en este período se cumplirán todos los eventos descritos en Mateo 24, Marcos 13 y Lucas 21.