miércoles, 24 de noviembre de 2010

"Información inequívoca"

Evidentemente no he sido el primero en encontrarme con la evidencia bíblica cristalina que la Parausía es un periodo singular aún por llegar. No podemos anular la Palabra de Dios con teorías secundarias y apoyos de pasajes que no tienen relación directa con la Parausía. Al terminar de leer ésta entrada, el lector se enfrenta a una sencilla y trascendental cuestión: ¿Qué tiene más validez? ¿La Palabra de Dios o una interpretación extra bíblica? Emmanuel gentilmente en una ocasión hizo una recopilación de los pasajes bíblicos alusivos a la Parausía. Adjunto éste trabajo. Saque usted sus propias conclusiones:

LA PRESENCIA DEL SEÑOR

De la presencia de Jesucristo la Biblia proporciona información inequívoca. Al terminar de examinar todos los pasajes en los que se habla de este asunto, llegaremos a la conclusión correcta, según las Escrituras.
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Estando él sentado en el monte de los Olivos, se acercaron a él los discípulos privadamente, y dijeron: “Dinos: ¿Cuándo serán estas cosas, y qué será la señal de tu presencia y de la conclusión del sistema de cosas?”. (Mateo 24:3.)
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Los discípulos de Jesús le preguntaron sobre la "señal" de su "presencia". La respuesta a esta pregunta fue la descripción de todas las calamidades que le sobrevendrían a la generación inicua de sus días y, por extensión, a la de los nuestros. Después de mencionar la huida de los cristianos al ver la abominación de la desolación y la "gran tribulación" que le seguiría, Jesús expresó estas palabras:
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Porque así como el relámpago sale de las partes orientales y resplandece hasta las partes occidentales, así será la presencia del Hijo del hombre. Dondequiera que esté el cadáver, allí se reunirán las águilas. Inmediatamente después de la tribulación de aquellos días el sol será oscurecido, y la luna no dará su luz, y las estrellas caerán del cielo, y los poderes de los cielos serán sacudidos. (Mateo 24:27, 28.)

El pasaje mencionado da a entender que la "presencia" del Hijo del hombre ocurre durante "la tribulación de aquellos días", según el contexto, la "gran tribulación". Jesús continuó explicando lo que tenía que pasar antes del gran final:


”Respecto a aquel día y hora nadie sabe, ni los ángeles de los cielos, ni el Hijo, sino solo el Padre. Porque así como eran los días de Noé, así será la presencia del Hijo del hombre. Porque como en aquellos días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, los hombres casándose y las mujeres siendo dadas en matrimonio, hasta el día en que Noé entró en el arca; y no hicieron caso hasta que vino el diluvio y los barrió a todos, así será la presencia del Hijo del hombre. (Mateo 24:36-39.)

De modo que la "presencia" de Jesús es comparada a los días de Noé, "antes del diluvio", "hasta el día en que Noé entró en el arca". De aquí deducimos que la presencia de Jesús incluye el principio de la batalla de Har-Magedón.


Porque así como en Adán todos están muriendo, así también en el Cristo todos serán vivificados. Pero cada uno en su propia categoría: Cristo las primicias, después los que pertenecen al Cristo durante su presencia. (1 Corintios 15:22, 23.)

"Los que pertenecen al Cristo", es decir, los santos, serán "vivificados" durante su "presencia". Aparentemente, esto se refiere al 'llegar a vivir' de los que gobernarán con Cristo por los Mil Años, según Revelación 20:4.


Porque, ¿cuál es nuestra esperanza, o gozo, o corona de alborozo —pues, de hecho, ¿no lo son ustedes?— delante de nuestro Señor Jesús al tiempo de su presencia? (1 Tesalonicenses 2:19.)

Al tiempo de la "presencia" de Jesús, los santos llegarán a ser un gozo para Pablo y sus asociados. Esto es comprensible, tomando en cuenta que durante la presencia de Jesús son sometidos a juicio quienes lo representan.


Porque esto les decimos por palabra de Jehová: que nosotros los vivientes que sobrevivamos hasta la presencia del Señor no precederemos de ninguna manera a los que se han dormido [en la muerte]; porque el Señor mismo descenderá del cielo con una llamada imperativa, con voz de arcángel y con trompeta de Dios, y los que están muertos en unión con Cristo se levantarán primero. Después nosotros los vivientes que sobrevivamos seremos arrebatados, juntamente con ellos, en nubes al encuentro del Señor en el aire; y así siempre estaremos con [el] Señor. (1 Tesalonicenses 4:15-17.)

Durante la "presencia" de Jesús, él desciende del cielo "con voz de arcángel y con trompeta de Dios", mientras que los restantes serán "arrebatados" después. El que Jesús tenga voz de arcángel sería una alusión directa a que el se ha puesto de pie como Miguel, el príncipe del ejército de Jehová. La trompeta de Dios tiene que ser la última.


Que el mismo Dios de paz los santifique completamente. Y sanos en todo sentido sean conservados el espíritu y el alma y el cuerpo de ustedes [los hermanos] de manera exenta de culpa al tiempo de la presencia de nuestro Señor Jesucristo. (1 Tesalonicenses 5:23.)

Al tiempo de la "presencia" de Jesús, el espíritu, el alma y el cuerpo de los santos tienen que ser conservados de manera exenta de culpa.


Entonces, realmente, será revelado el desaforado, a quien el Señor Jesús eliminará por el espíritu de su boca, y reducirá a nada por la manifestación de su presencia. (2 Tesalonicenses 2:8.)

La manifestación de la "presencia" de Jesús implica la eliminación del "desaforado". Este personaje es el clero de la cristiandad, en primera instancia, y los falsos cristianos que conforman la clase Jezabel dentro del pueblo de Dios. Puesto que todavía no ha sido eliminado, es evidente que la manifestación de la presencia de Jesús no ha ocurrido todavía. La expresión "espíritu de su boca" parece estar enlazada a la visión de Juan sobre Jesús con una espada larga que sale de su boca.


Además, que el Señor los haga aumentar, sí, que los haga abundar, en amor unos para con otros y para con todos, así como nosotros también lo hacemos para con ustedes; a fin de que él haga firmes sus corazones, inculpables en santidad delante de nuestro Dios y Padre al tiempo de la presencia de nuestro Señor Jesús con todos sus santos. (1 Tesalonicenses 3:12, 13.)

Al tiempo de la "presencia" de Jesús los cristianos tienen que ser hallados inculpables en santidad delante de Jehová. La presencia de Jesús ocurre "con todos sus santos", lo que da a entender que los 144.000 estarían completamente sellados cuando esta ocurre.


Sin embargo, hermanos, tocante a la presencia de nuestro Señor Jesucristo y el ser nosotros reunidos a él, les solicitamos que no se dejen sacudir prontamente de su razón, ni se dejen excitar tampoco mediante una expresión inspirada, ni mediante un mensaje verbal, ni mediante una carta como si fuera de nosotros, en el sentido de que el día de Jehová esté aquí. (2 Tesalonicenses 2:1, 2.)

Este pasaje da a entender que la presencia de Jesús y la reunión de los santos con él tiene que ver con el Día de Jehová, el cual todavía no ha comenzado. Estas palabras fueron expresados por Pablo después de haberles explicado a los tesalonicenses que el Día de Jehová venía con "destrucción repentina" sobre los que están diciendo "¡Paz y seguridad!" (1 Tesalonicenses 5:2, 3.)
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No, no fue siguiendo cuentos falsos artificiosamente tramados como les hicimos conocer el poder y la presencia de nuestro Señor Jesucristo, sino por haber llegado a ser testigos oculares de su magnificencia. (2 Pedro 1:16.)

El poder y la presencia de Jesús fue representada por la transfiguración, de la cual fueron testigos oculares Pedro y otros dos apóstoles allegados de Jesús. En esta representación, Moisés y Elías representaron a los "dos testigos". La evidencia indica que esto tendrá un cumplimiento final pronto, así que la presencia de Jesús todavía tiene que manifestarse plenamente.


Porque ustedes saben esto primero, que en los últimos días vendrán burlones con su burla, procediendo según sus propios deseos y diciendo: “¿Dónde está esa prometida presencia de él? Pues, desde el día en que nuestros antepasados se durmieron [en la muerte], todas las cosas continúan exactamente como desde el principio de la creación”. (2 Pedro 3:3, 4.)

"Esa prometida presencia de él" podría llegar después que los "burlones" han estado burlándose. En el mismo contexto, Pedro asocia esta "presencia" con el Día de Jehová, en el que el mundo inicuo será destruido (2 Pedro 3:10). Para completar el argumento, Pedro usa una expresión única:


Puesto que todas estas cosas así han de ser disueltas, ¡qué clase de personas deben ser ustedes en actos santos de conducta y hechos de devoción piadosa, esperando y teniendo muy presente la presencia del día de Jehová, por el cual [los] cielos, estando encendidos, serán disueltos, y [los] elementos, estando intensamente calientes, se derretirán! (2 Pedro 3:11, 12.)

No hay otro lugar en las Escrituras que se use esta expresión. La mayoría de las traducciones expresan "día de Jehová" como "día del Señor".

Ahora, pues, hijitos, permanezcan en unión con él, para que cuando él sea manifestado tengamos franqueza de expresión y no se nos haga apartarnos de él avergonzados al tiempo de su presencia. (1 Juan 2:28.)

Al tiempo de la "presencia" de Jesús algunos cristianos podrían ser apartados y avergonzados. Esto ocurrirá porque durante este día se juzgará a su pueblo.
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Ejerzan paciencia, por lo tanto, hermanos, hasta la presencia del Señor. ¡Miren! El labrador sigue esperando el precioso fruto de la tierra, aguardándolo con paciencia hasta que recibe la lluvia temprana y la lluvia tardía. Ustedes también ejerzan paciencia; hagan firme su corazón, porque se ha acercado la presencia del Señor. (Santiago 5:7, 8.)

Este consejo sigue vigente, como toda la Palabra de Dios. La "presencia" de Jesús se ha acercado, razón por la cual tenemos que ejercer paciencia.


Conclusión
Al examinar todos los pasajes donde se menciona este asunto, podría decirse que el cumplimiento principal sobre la presencia de Jesucristo todavía no ha ocurrido. Esta presencia se hará evidente con el Día de Jehová y la "gran tribulación", y en este período se cumplirán todos los eventos descritos en Mateo 24, Marcos 13 y Lucas 21.