martes, 23 de noviembre de 2010

Una Parausía que no es una Parausía

"Reconocer que la presencia de Cristo era invisible se convirtió en una importante base para el entendimiento de muchas profecías bíblicas. Los Estudiantes de la Biblia de entonces se dieron cuenta de que la presencia del Señor debería ser de interés primordial para todo cristiano verdadero". (Mar. 13:33-37.) –Proclamadores
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Las pruebas de asiriología, historia seglar, cronología bíblica interna, el sentido de Daniel capítulo 4, el contexto de Mateo 24, los otros pasajes alusivos a la Parausía, y muchos otros puntos que hemos tocado en éste sitio nos muestran una enorme evidencia que descarta la entronización y la parausía Crística a principios del siglo XX. Éstos aun son eventos futuros que animan a permanecer alertas y estar en guardia.  El comprobar que muchos otros llegaron a conclusiones semejantes da sustento a esa realidad clara expresada en la Biblia.
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Pero supongamos que aun así Cristo  inició su Parausía en 1914. Intentemos creer que realmente es así. (De hecho, hace varios meses intenté realizarlo e incluso logré crear algunas teorías cronológicas extra bíblicas). Para eso, regresemos al pilar fundamental del entendimiento correcto de Presencia:  (Parausía). En el libro "El objeto y manera de la vuelta del Señor" Russell  dijo: “Creemos que las escrituras nos enseñan que al momento de Su venida, y por algún tiempo después de Su llegada, Él permanecerá invisible; que se manifestará o mostrará después mediante juicios y de diversas maneras, para que ‘todo ojo le vea’”. Todo indicaba que éste breve periodo sería la gran tribulación.
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 A su vez, Russell también llegó al entendimiento correcto (gracias a un adventista que contribuía a la revista de Barbour, llamado B. W. Keith) que "VENIDA" no es la traducción correcta. Ésto significa que la expresión "advenimiento" no es lo que significa Parausía.
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The Emphatic Diaglott, publicado en su totalidad por primera vez en 1864 con una traducción interlineal palabra por palabra, probaba que la expresión griega pa·rou·sí·a significaba “presencia”. Al analizar cómo se emplea este término en la Biblia, Russell explicó correctamente: “La palabra griega que por lo general se emplea para referirse al segundo advenimiento —parousia, traducida a menudo por venida— siempre significa presencia personal, como si ya hubiera venido, llegado, y nunca tiene el sentido de estar decamino, como usamos la palabra venida”.
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La  Obra Perspicacia refuerza ésto al decir: "La palabra griega pa·rou·sí·a, que suele traducirse por “presencia”, se forma con pa·rá (junto a) y ou·sí·a (derivada de ei·mí, “ser” o “estar”). Por consiguiente, pa·rou·sí·a significa literalmente la “acción de estar junto a [algo]”, es decir, “presencia”. En las Escrituras Griegas Cristianas se usa esa palabra 24 veces, la mayoría de ellas con relación a la presencia de Cristo en conexión con su Reino mesiánico. (Mt 24:3; véase apéndice de NM, pág. 1576.)-Perspicacia
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El Diccionario Expositivo de Palabras del Nuevo Testamento (de W. E. Vine, 1984, vol. 1, pág. 50) dice: “PAROUSIA [...] denota tanto una llegada como una consiguiente presencia con. Por ejemplo, en una carta sobre papiro [escrita en griego] una dama habla de la necesidad de su parousia en un lugar a fin de [atender] unos asuntos relacionados con su propiedad allí. [...] Cuando se usa del retorno de Cristo, en el Arrebatamiento de la Iglesia, significa no meramente Su llegada momentánea a por Sus santos, sino su presencia con ellos desde aquel momento hasta Su revelación y manifestación al mundo”. El Diccionario dela Biblia (edición de Serafín de Ausejo, Barcelona, Herder, 1981, col. 1451) explica que “en el mundo helenístico de oriente se halla la palabra [pa·rou·sí·a] [...] como término clásico para designar la visita oficial del rey o del emperador”. (Véase también Mt 24:3, BJ, nota.) - Perspicacia

 El Apéndice de la TNM añade algo no menos importante:  Acerca del significado de esta palabra, Israel P. Warren, D.D., escribió en su obra The Parousia, Portland, Maine (1879), pp. 12-15: “Nosotros con frecuencia hablamos del ‘segundo advenimiento’, la ‘segunda venida’, etc., pero las Escrituras nunca hablan de una ‘segunda Parusía’. Fuera lo que hubiera de ser su naturaleza, era algo particular, que nunca antes había sucedido, y nunca habría de suceder de nuevo. Habría de ser una presencia que diferiría de toda otra manifestación de sí mismo a los hombres, y sería superior, de modo que su designación debería propiamente quedar por sí sola, sin más modificador que el artículo: LA PRESENCIA.
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Venida’ y ‘advenimiento’ comunican muy prominentemente el concepto de un acercamiento a nosotros, moción hacia nosotros; ‘parusía’, el de estar con nosotros, sin referencia a cómo empezó. La fuerza de las anteriores termina con la llegada; la del último término comienza con ella. –T.NM

 Cómo observamos, nadie discute el significado de Parausía. A la luz de lo expuesto por los doctos en lenguaje ya citados, PRESENCIA es claramente eso, presencia, más que una venida. Como Russell definió correctamente: "siempre significa presencia personal, como si ya hubiera venido". El significado es indiscutible: la “acción de estar junto a [algo]”, es decir, “presencia”. Asi de simple. El ejemplo de Vine sobre "una dama habla de la necesidad de su parousia en un lugar a fin de [atender] unos asuntos relacionados con su propiedad allí" es aún más determinante.

Sin embargo, ésta misma explicación tan clara que se ha repetido en muchas publicaciones, derrumba incluso la de idea de una Parausía desde 1914. ¿Cómo?, dirá usted. Sí, uno de los peores escollos paradojicamente ha sido puesto por la propia Sociedad. Pasé años intentando solucionar éste dilema y nunca pude armonizar los hechos. En uno de los intentos por colocar un asunto se realizó un profundo auto golpe que muy pocos han podido discernir. ¿A qué me refiero?

El significado esencial de PARAUSÍA (tal como se ha observado en las citas anteriores) ES UNA PRESENCIA PERSONAL. Signfica que SI Cristo  ha estado presente desde 1914, ¡él tiene que estar (aunque invisiblemente) en algún punto de la Tierra, ya sea en la atmosfera, la vecindad del planeta, etc!
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Al principio, los estudiantes de la Biblia tenían ésto claro porque éso realmente era lo que transmitía "Parausía". Con el paso de los años (muchos años) desde 1914 era evidente que Jesús no estaba en la vecindad de la Tierra, ni en la Tierra misma (aunque fuese invisible), puesto que Satanás como gobernante de la "autoridad del aire" en la vecindad de la Tierra lo hacía evidente junto a la gobernación política humana aún en pie. Ésto lo reconoce el libro Proclamadores:  "También llegaron a entender (mucho después de 1914)  que fue en 1914 cuando comenzó la presencia invisible de Cristo y que esta no consistía en que él regresara personalmente (aunque de manera invisible) a la vecindad de la Tierra, sino en que dirigiera su atención a la Tierra como Rey en funciones".
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Ahora era necesario crear una expresión no biblica para salvar el dilema de la Parausía. Se tuvo que inventar la expresión: " Cristo dirigia (desde los cielos) su atención a la Tierra  como Rey en funciones".
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Una publicación lo resumió así: "Entonces, ¿debería uno pensar que Jesús está invisiblemente presente en la atmósfera de la Tierra? Cuando la Biblia habla de la vuelta de Jesús, de ninguna manera se desprende de esto forzosamente que para que él esté presente tenga que abandonar su morada en los cielos.
Como poderosa persona espíritu, ‘la representación exacta del mismo ser de Dios,’ todo lo que Cristo tendría que hacer es dirigir su atención a la Tierra". – Atalaya 1970 1/1

La explicación de la Atalaya ¡estaba violando el significado real de PARAUSIA! No puede existir una Parausía que no signifique efectivamente que si está presente: ‘parusía’, el de estar con nosotros, la “acción de estar junto a [algo]”, es decir, “presencia”, etc. todo era aniquilado con la expresión "dirigir su atención a la Tierra" sin moverse de su trono. En definitiva, y tal como he llamado a ésta entrada: "Una Presencia que finalmente no es una Presencia".

Para "salvar" éste terrible auto atentado se ha tratado de explicar que aunque Cristo no está presente de forma efectiva e invisible en la Tierra, su acción sería comparable a la de Jehová cuando "bajó a la Tierra" sin salir de los cielos (Como el ‘bajar’ de Jehová en Miqueas 1:3; 2 Samuel 22:10.). Pero aún así es una explicación coja, porque efectivamente representantes celestiales si bajaron a la Tierra. Además, nos alejamos de lo que decía la misma TNM (Traducción del Nuevo Mundo) que Parausía es:
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"algo particular, que nunca antes había sucedido, y nunca habría de suceder de nuevo. Habría de ser una presencia que diferiría de toda otra manifestación de sí mismo a los hombres, y sería superior, de modo que su designación debería propiamente quedar por sí sola, sin más modificador que el artículo: LA PRESENCIA".
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Por lo tanto, estimados lectores, la lógica desmorona una Parusía de Cristo desde 1914. Si fuese así, realmente no sería Parausía, y el Espíritu Santo habría escogido otra palabra más adecuada para ese suceso singular.