Bueno, al del Bronx de Nueva York a los 10 minutos, le empezaron a robar sus componentes. A los tres días no quedaba nada de valor. Luego empezaron a destrozarlo. A priori, podríamos atribuir las causas del delito a la pobreza del barrio. Muchos quizás llegaron rapidamente a esa conclusión.
Ahora bien, el abandonado en la zona rica de California se mantenía intacto por una semana. "Lógico", dirá usted. No estaba en el Bronx. Sin embargo, los investigadores dieron un paso más. Decidieron romper un vidrio del automóvil de Palo Alto. El resultado fué que se desató el mismo proceso que en el Bronx, y el robo, la violencia y el vandalismo de los habitantes acomodados redujeron el vehículo al mismo estado que el del barrio pobre.
¿Por qué un vidrio roto en un coche abandonado en un vecindario supuestamente seguro es capaz de disparar todo un proceso delictivo? Evidentemente no se trata de pobreza. Es algo que tiene que ver con la psicología, las relaciones sociales y el comportamiento humano. La razón es que la ventana rota envía un mensaje: aquí no hay nadie que cuide de esto. Un mensaje que indica que un "código", "un dogma" se ha roto. Ésto provoca una reacción en cadena que va rompiendo otros códigos de convivencia, ausencia de normas , etc. Cada nuevo ataque que sufre el auto reafirma y multiplica ésta idea, hasta que la escala de actos, cada vez peores se vuelve incontenible y se llega a la violencia irracional.
Ésto personalmente lo observé cuando visité Chile tras el terremoto. Muchas personas, de buena situación, e incluso con bastante conocimiento bíblico, actuaron movidos por una lógica externa (una ausencia de autoridad vigilante), más que por su propia visión espiritual y de respeto a su Dios. De esta forma, se vieron involucrados en saqueos o vandalismo sorprendente.
Este experimento es el que dio lugar a la teoría de las ventanas rotas, elaborada por James Wilson y George Kelling: si en un edificio aparece una ventana rota, y no se arregla pronto, inmediatamente el resto de ventanas acaban siendo destrozadas por la gente. Cuando aparece un grafito en una pared, si no se borra pronto, toda la pared -y las de las casas próximas- aparece llena de pintadas. De ahí la importancia de mantener siempre la ciudad limpia, las calles en orden, los jardines en buen estado, los hogares y casas ordenados, etc.
Y esto vale no sólo para el orden público, sino para otras muchas facetas de la vida social. Si en una empresa se descuidan algunas normas éticas, el ambiente se deteriora. Si se falsea la contabilidad para pagar menos impuestos, mentir a los empleados es más fácil -y también a los directivos, y a los propietarios-. Si lo que cuenta es la rentabilidad a corto plazo, se descuidan las normas de seguridad e higiene en el trabajo y las de seguridad del producto o del servicio, se trata a las personas con menos respeto, el cliente es cada vez más un objeto y no una persona cuyas necesidades hay que satisfacer.
Si una organización religiosa no repara sus "ventanas rotas", cómo dogmas y enseñazas caducos, llegará un momento en que se provocará un colapso desde adentro. Si en un hogar hay malos hábitos de limpieza, comida, falta de respeto entre ellos, poco a poco las cosas empeorarán. En cuanto a las normas morales y la sexualidad humana ocurre lo mismo. Puede existir un contagio de las conductas inmorales o incívicas.
Cómo observamos, ésto es el germen de la descomposición de la sociedad, ésto precipitará la tribulación en una gran tribulación, por qué las propias personas sacarán lo que hay en su mente y corazón. Pero no olvidemos la esencia de la cuestión. No debemos guiarnos por las reglas externas de autoridad, porque ante la ausencia de ella, ante la desaparición de una autoridad fiscalizadora, ya sean policías, jefes, ancianos, etc, las personas tienden a realizar lo malo. ¿Cuál es la solución?
Es urgente desarrollar normas internas, leyes del corazón propias de conducta. No tienen que estar basadas en la autoridad hacia una organización, sino en la relación con Dios y en los dictámenes de una conciencia entrenada. La gran cantidad de expulsiones, censuras y señalamientos en las congregaciones por asuntos morales y éticos, demuestra que hay un terrible problema en cuanto a la eseñanza. La mucha letra entorpece el entendimiento. Constantemente hay que realizar una rectificación de éstas cosas y abordar el asunto con humildad y urgencia en vista de la inminencia de la gran tribulación.
Desde un punto de vista espiritual la solución del problema no está en la repetición memorística de temas que hablen de la familia, el matrimonio, las relaciones interpersonales, etc. Éstos temas vienen tratándose en las congregaciones desde hace décadas (y con mayor repetición hoy). Muchos creen que en la repetición está la retención, pero las cifras demuestran lo contrario.
En la época de Jesús, el judaísmo había creado un sistema repetitivo memorístico que era agobiante. Los judíos podían recitar de memoría la Ley, pero aún seguían quebrándola. Jesús mostró la gran solución. Una solución que mostraba que hay que llegar a la raíz de las cosas.
"Por ejemplo, del corazón salen razonamientos inicuos, asesinatos, adulterios, fornicaciones, hurtos, testimonios falsos, blasfemias. Estas son las cosas que contaminan al hombre" - Mateo 15:19,20
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Para que las personas eviten caer en el mal, el corazón de éstas debe ser purificado. Nuestro corazón debido a la imperfección tiende a lo malo, por lo cual debe ser purificado. Pero solo la eficaz acción del Espíritu Santo es lo único que puede lograrlo. Ningún invento humano, ninguna frase memorística en la mente puede realizarlo. Solo la Fuerza Activa de Jehová Dios puede cambiar nuestro corazón. Por eso nuestras oraciones deben pedir: .
"Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, Y renueva un espíritu recto dentro de mí" - Salmo 51:10..
Y la esencia para lograr este cambio interior Jesús la dijo:
"De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere otra vez, no puede ver el reino de Dios" - Juan 3:3.
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Solo con la Regeneración (Nuevo Nacimiento) del corazón a través del Espíritu Santo se puede lograr esa transformación de la naturaleza. De lo contrario, solo conseguiremos una religión exterior, una forma externa de corrección de la conducta, una formalidad de piedad, que ante el más mínimo cristal roto, degenerará hacia el mal, por que el corazón nunca fué transformado. Es urgente que busques ese nuevo nacimiento, por que de él depende tu salvación.
Mientras no se cambie la enseñanza fundamental del Nuevo Nacimiento, y ésta siga siendo un asunto exclusivo para los ungidos*, una vasta mayoría de cristianos no sentirán un compromiso interno de tener que hacer un cambio en su corazón. Se limitarán a ser pasivos autómatas y mecánicos actores sometidos a una autoridad, a entregar un informe mensual, a asistir a las reuniones por que todos lo hacen, o a estar en la congregación por amistad. Ninguna de éstas razones es el fundamento verdadero. Mientras sigan viendo lejana su relación con el Cristo, con el Espíritu Santo y con Jehová como sus Hijos, muchos hermanos no tendrán ningún compromiso interno verdadero moral y espiritual. Ese es el gran drama.
* Nota: La Biblia muestra que el Nuevo Nacimiento y la condición de ser Hijos de Dios es posible para TODO cristiano, no importa su esperanza.