martes, 23 de noviembre de 2010

"Porque así como eran los días de Noé, así será la presencia del Hijo del hombre"

Para más de 1.166 millones de católicos bautizados, la autoridad del Príncipe de su Iglesia (el Papa) está basada en ésta lectura de Mateo 16: 17-19

17 En respuesta, Jesús le dijo: “Feliz eres, Simón hijo de Jonás, porque carne y sangre no te [lo] reveló, sino mi Padre que está en los cielos. 18 También, yo te digo a ti: Tú eres Pedro, y sobre esta masa rocosa edificaré mi congregación, y las puertas del Hades no la subyugarán. 19 Yo te daré las llaves del reino de los cielos, y cualquier cosa que ates sobre la tierra será la cosa atada en los cielos, y cualquier cosa que desates sobre la tierra será la cosa desatada en los cielos” - Mateo 16:17-19
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Una lectura rápida y centrada en el aspecto que destacamos nos llevaría a la conclusión de que efectivamente Simón Pedro es la "masa rocosa", el pilar de la Iglesia, y por ende, su sucesión estaría justificada. Ésta sería la prueba bíblica más clara para apoyar la existencia del Papa.  Cómo suele ocurrir con otros pasajes como la parábola profética del Esclavo Fiel y Discreto, a menudo éstas frases de Jesús son parceladas y separadas de una idea contextual general, para de esa forma justificar un título, una investudura divina o alguna otra interpretación.

Sin embargo, las palabras griegas y el sentido general evidente nos hace concluir que la "masa rocosa" no es Simón Pedro. Simplemente si retrocedemos un versículo y consideramos todo el párrafo (versículos 13 al 20) encontramos la conclusión correcta (incluso sin recurrir a otros pasajes de la Biblia):

15 Él les dijo: “Pero ustedes, ¿quién dicen que soy?”. 16 En contestación, Simón Pedro dijo: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo”. 17 En respuesta, Jesús le dijo: “Feliz eres, Simón hijo de Jonás, porque carne y sangre no te [lo] reveló, sino mi Padre que está en los cielos. 18 También, yo te digo a ti: Tú eres Pedro, y sobre esta masa rocosa edificaré mi congregación, y las puertas del Hades no la subyugarán. - Mateo 16:15-18

El tema central del párrafo (versículos 13 al 20) es la identidad de Jesús. En el versículo 15 Pedro afirma con convicción: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo.    Jesús se regocija y usa una expresión judía de repetición para confirmar lo que Pedro dice: También, yo te digo a ti: Tú eres Pedro, y sobre esta masa rocosa edificaré mi congregación. Cómo notamos, el quid del párrafo y la cuestión es la afirmación de Pedro: que Cristo es "el Hijo del Dios vivo". Jesús solo viene a confirmar con el saludo judío citando el nombre del apóstol, pero reafirmando la declaración de Pedro. La "masa rocosa" por lo tanto, es "el Hijo del Dios vivo". Cuando leemos correctamente el párrafo y el contexto obtenemos la verdad. Ahora bien, es cierto que hay otros pasajes que incluso nos reafirman que Cristo es la "masa rocosa".

 Los días de Noé y la Parausía
Con ésto claro para un testigo, pero difícil de aceptar para un católico, volvamos a Mateo 24. Como hemos comentado antes, recién en los versículos 27 y 30 Jesús contesta sobre la Señal y su Presencia. Ámbas expresiones se encuentran en el contexto de los sucesos de la gran tribulación. No existe eso de la llamada "señal compuesta", "una presencia extendida", etc. Ahora bien, para tener una mejor comprensión de los asuntos es esencial leer el párrafo completo. Hagamos el siguiente ejercicio. Tome su Biblia en Mateo 24:36-42. Cómo notará, es todo un párrafo con un contexto claro. Con oración y meditación puede hallar el mensaje claro y sin ideas preconcebidas para entenderlo a priori.

Si lee el versículo 36 (introducción) y luego el 42 (conclusión) se dará cuenta de que el sentido del párrafo es que no sabemos el día de la venida y que hay que estar alertas.

 36 ”Respecto a aquel día y hora nadie sabe, ni los ángeles de los cielos, ni el Hijo, sino solo el Padre. 37 Porque así como eran los días de Noé, así será la presencia del Hijo del hombre. 38 Porque como en aquellos días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, los hombres casándose y las mujeres siendo dadas en matrimonio, hasta el día en que Noé entró en el arca; 39 y no hicieron caso hasta que vino el diluvio y los barrió a todos, así será la presencia del Hijo del hombre. 40 Entonces dos hombres estarán en el campo: uno será llevado, y el otro será abandonado; 41 dos mujeres estarán moliendo en el molino de mano: una será llevada, y la otra será abandonada. 42 Manténganse alerta, pues, porque no saben en qué día viene su Señor.

A los testigos de Jehová se les ha enseñado que el versículo 37 y 38 son una prueba de una presencia de largos años de duración. Aparentemente podríamos llegar a esa conclusión puesto que si parcelamos se dice:

37 Porque así como eran los días de Noé, así será la presencia del Hijo del hombre. 38 Porque como en aquellos días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, los hombres casándose y las mujeres siendo dadas en matrimonio, hasta el día en que Noé entró en el arca;
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Puesto que se habla de actividades cotidianas como casarse, comer, etc. y se menciona a Noé se suele explicar que la referencia a la actividad de décadas de Noé y la actitud de la gente es un paralelo con la Presencia de Cristo. Esto confirmaría que la Parausía dura largas décadas. Pero, ¿es realmente así?

Notemos el contexto y los versículos que rodean a la frase:

36 ”Respecto a aquel día y hora nadie sabe, ni los ángeles de los cielos, ni el Hijo, sino solo el Padre. 37 Porque así como eran los días de Noé, así será la presencia del Hijo del hombre. 38 Porque como en aquellos días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, los hombres casándose y las mujeres siendo dadas en matrimonio, hasta el día en que Noé entró en el arca; 39 y no hicieron caso hasta que vino el diluvio y los barrió a todos, así será la presencia del Hijo del hombre. 40 Entonces dos hombres estarán en el campo: uno será llevado, y el otro será abandonado; 41 dos mujeres estarán moliendo en el molino de mano: una será llevada, y la otra será abandonada. 42 Manténganse alerta, pues, porque no saben en qué día viene su Señor.
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Cómo notamos, se utiliza la expresión Porque para reforzar la idea que nadie sabe el día y la hora. Inmediatamente se compara ésto a los días de Noé. El quid del asunto es que se habla de la conducta antediluviana relajada y despreocupada (casarase, comer, etc) como advertencia de lo que ocurrirá de forma repentina durante la Parausía. El fin del mensaje era advertirnos de que no tenemos que relajarnos, puesto que la Presencia, al igual que el Diluvio inminente nos puede sorprender.

39 y no hicieron caso hasta que vino el diluvio y los barrió a todos, así será la presencia del Hijo del hombre.
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Cómo observamos correctamente la llegada del Diluvio equivale a la Presencia del Hijo del Hombre. No se nos quiere transmitir la idea de una Parausia larga. El contexto más bien nos habla de una conducta relajada prolongada que es sorprendida por una Parausía repentina. Ese el punto central de la narración.

Por la misma razón, Jesús dice a continuación:


40 Entonces dos hombres estarán en el campo: uno será llevado, y el otro será abandonado; 41 dos mujeres estarán moliendo en el molino de mano: una será llevada, y la otra será abandonada. 42 Manténganse alerta, pues, porque no saben en qué día viene su Señor.
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La conducta previa a la Parausía es la prolongada. La Parausía sorprende a dichos practicantes. Pero no era el objeto de la narración hacernos entender que la Parausía era tan larga como la conducta, de otra manera, no tendría sentido mantenerse alerta ya que se sabría de la llegada del Amo desde hace mucho.
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El desarrollo de una doctrina anclada
Muchos testigos de Jehová desconocen que durante lárgas décadas  se creyó que Jesús había comenzado su Parausía en 1874. Hasta los años veinte se siguió enseñando eso, incluso después de 1914 (que creían que iba a ser el año del Armagedón. Esto cambio logicamente tras 1915).

Primero ellos creían que 1874 marcaba el fin de 6,000 años de historia humana (cronología errada de la época) y habían esperado el regreso de Cristo en ese año. Cuando el año pasó y nada sucedió, se sintieron desilusionados. Entonces, un segundo adventista que contribuía a la revista de Barbour, llamado B. W. Keith, luego notó que cierta traducción del Nuevo Testamento, El Diaglotón Enfático (The Emphatic Diaglott), usó la palabra "presencia" en lugar de "venida" en los textos relacionados con el regreso de Cristo. Keith propuso a Barbour la idea de que Cristo sí había regresado en 1874 pero invisiblemente y que Cristo estaba ahora invisiblemente presente llevando a cabo el trabajo de juzgar.

Una "presencia invisible" es algo muy difícil de refutar si lo aplicamos así. El caso es similar a que un amigo nos dijera que su madre fallecida le visita invisiblemente y le consuela, y que luego procuráramos probarle al amigo que esto no es realmente así.

A los segundo-adventistas asociados con Barbour el concepto de la "presencia invisible" les permitió así decir que ellos tenían, a pesar de todo, la fecha correcta (1874) pero que habían esperado el acontecimiento incorrecto en esa fecha. Esta explicación fue también aceptada y adoptada por Russell. Hoy día más de cuatro millones de Testigos de Jehová creen y enseñan que la presencia invisible de Cristo comenzó en 1914. Muy pocos se dan cuenta que por casi cincuenta años la Sociedad Watch Tower anunció y proclamó, en su papel de profeta, que dicha presencia invisible había empezado en 1874. Tan tarde como el 1929, quince años después del 1914, aun seguían enseñando esto.

Cómo notamos, la idea de una Presencia prolongada fue ahora traladada a partir de 1914.

Debido a que se dice que esto ocurre en el dominio de lo invisible es difícil argumentar contra esta teoría. Ninguna consecuencia parece asignarse al hecho de que nada ha cambiado desde 1914 con relación al dominio de los gobiernos terrestres sobre la Tierra. Su "arrendamiento" para dominar ha expirado, se nos dice ahora, cancelado invisiblemente por el Rey invisible, y por lo tanto el "fin" de su tiempo señalado ha llegado.

Todo esto es como si por cuarenta años se proclamara que en cierta fecha en particular se expulsaría completamente al ocupante indeseable de una propiedad, que sería removido para siempre, y luego, cuando la fecha viene y se va, y el ocupante indeseable sigue allí como siempre, se procura descartar su presencia diciendo, "Bueno, yo cancelé su contrato de arrendamiento y en lo que a mi concierne es lo mismo como si él se hubiese ido. Además, ahora lo tengo más vigilado que nunca."