miércoles, 22 de diciembre de 2010

El Profeta por excelencia y la red barredera

Jesús de Nazaret fue el Profeta por excelencia. No solo decenas de profecías se cumplieron en él, sino que profetizó acontecimientos inmediatos para su generación. Hechos que se cumplieron solo tres décadas más tarde.  “Y cuando llegó a estar cerca, miró la ciudad y lloró sobre ella, diciendo: “Si tú, aun tú, hubieras discernido en este día las cosas que tienen que ver con la paz..., pero ahora han sido escondidas de tus ojos. Porque vendrán días sobre ti en que tus enemigos edificarán en derredor de ti una fortificación de estacas puntiagudas y te rodearán y te afligirán de todos lados, y te arrojarán al suelo, a ti y a tus hijos dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no discerniste el tiempo en que se te inspeccionaba”.- Lucas 19:41-44.

Los historiadores y observadores oculares como Flavio Josefo atestiguan la veracidad del cumplimiento de estas palabras. Los romanos sitian Jerusalén en el año 66. Gran parte de los árboles de los alrededores, incluso el monte de los olivos, son cortados y transformados en estacas de cercar. Después, misteriosamente las tropas romanas abandonan la ciudad, quizás por que se requería su auxilio en problemas político-internos en otro lado, aunque no está claro. Los romanos regresan nuevamente de manera sorpresiva en el año 70. Esta vez destruyen completamente la ciudad. Mueren más de un millón de judíos y otros centenares son llevados esclavos. La destrucción de Jerusalén en el año 70 constituye el inicio de la dispersión mundial de la raza judía, y un asombroso cumplimiento de las palabras de Jesús de Nazaret sobre el futuro.

Pero hay más. No solo el Cristo predice acontecimientos para su generación. También habla de cómo su gran mensaje sería trastocado y manipulado en los siglos venideros por sus supuestos “representantes”. En Mateo 13: 24-30, 36-43 habla y previene de esto. En estos pasajes el Gran Maestro nos cuenta de un sembrador, quién es él mismo. El da a sus discípulos el gran mensaje para la humanidad, la “semilla excelente” entregada a este planeta, “el campo es el mundo”;  que produce a “los hijos del reino” que son sus seguidores verdaderos. Sin embargo, mientras los hombres “dormían”, o sea mientras los apóstoles y otros que conocieron la verdad original ya habían muerto o estaban dormidos espiritualmente, el “enemigo que es el Diablo” sobresembró “mala hierba” en la noche, en este periodo de oscuridad mundial que comenzaba a acentuarse. Esta mala hierba compuesta de hombres alejados de la verdad (hijos del inicuo) produce un mensaje alterado, viciado sobre lo que el maestro habló. Con el paso de los siglos, surgirían estructuras eclesiásticas-políticas más alejadas de la verdad que corromperían a miles de hombres y los mantendrían en oscurantismo durante siglos.

Pero, el Maestro nos habla del fin de una época, de una “Conclusión de un Sistema de Cosas”, en dónde el trigo ya maduro es separado de la mala hierba. El auténtico mensaje del Hijo del Hombre al fin brillaría con los hombres comprometidos con él. Ahora bien, una lectura cuidadosa de este pasaje nos habla de sucesos inmediatos antes del fin del sistema de cosas mundial. Pero el texto es claro. Dice que la “siega es una conclusión de un sistema de cosas, y los segadores son los ángeles”. (Mateo 13:39). Allí no se dice que la siega sea un periodo largo de predicación previo al fin, a la conclusión final. No, dice que la siega misma es la conclusión final. La separación final. Además cuando se habla del “fin del sistema de cosas” no se refiere a la parte final del sistema de cosas. No, es claro, se habla de Fin o Conclusión.  También la expresión se refiere a “un fin conjunto; un fin en combinación, un finalizar juntamente”. Pero esta expresión literal no significa algo previo al fin. No,  se habla de algo conjunto, global, con varias cosas, pero que suceden en el mismo evento. Esta expresión, por lo tanto, no deberíamos confundirla con “los últimos días del Sistema de Cosas” que si es algo previo que ahora experimentamos, pero aún no se ha realizado el fin o la conclusión del sistema de cosas mundial.

Ésta profecía tiene un alcance sorprendente. Se muestra que finalmente se separara el trigo de la mala hierba durante la conclusión del sistema, la siega, pero los segadores son realmente los ángeles, no seres humanos. (ver 39). Los verdaderos seguidores de Jesús se harán claramente distinguibles o estarán claramente identificados para aquel tiempo. “De manera que, así como se junta la mala hierba y se quema con fuego, así será en la conclusión del sistema de cosas. El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, y ellos juntarán de su reino todas las cosas que hacen tropezar, y a los que cometen desafuero, y los arrojarán en el horno de fuego. Allí es dónde será su llanto y el crujir de sus dientes. En aquel tiempo los justos resplandecerán tan brillantemente como el sol en el reino de su Padre. El que tiene oídos, escuche” (15:40-43). Me gustaría que el lector ahora comparara este pasaje con Mateo 25: 31-46: “Cuando el Hijo del hombre llegue en su gloria, y todos los ángeles con él, entonces se sentará sobre su glorioso trono. Y todas las naciones serán reunidas delante de él, y separará a la gente unos de otros, así como el pastor separa las ovejas de las cabras. Y pondrá las ovejas a su derecha, pero las cabras a su izquierda. Entonces dirá el rey a los de su derecha: “vengan, ustedes que han sido bendecidos por mi Padre, hereden el reino preparado para ustedes desde la fundación del mundo (...) Entonces dirá, a su vez, a los de si izquierda: Váyanse de mí, ustedes que han sido maldecidos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles (...) Y estos partirán al cortamiento eterno, pero los justos a la vida eterna.”

Su parecido es asombroso. Es obvio que ambos relatos hablan del mismo suceso. Jesús en más de alguna ocasión repitió sus parábolas con otros ropajes, simbolismos cotidianos distintos del hombre de su época, en tiempos diferentes de su ministerio, como este caso, agregando detalles nuevos, o viendo el mismo asunto desde una óptica distinta pero complementaria. En realidad la mayoría de las Profecías Bíblicas funcionan así. Y ésta es justamente una clave para interpretarlas. Diferentes profetas, en diferentes épocas hablan de los mismos sucesos, con ópticas diferentes y con aplicaciones también a sus propias épocas y situaciones, pero reflejando también una aplicación mayor y futura que trasciende su Era. Todos los distintos detalles de los diversos libros se complementan , dándonos un mosaico general de los eventos futuros que señalan el Armagedón y sus detalles, siendo un verdadero arte su complementación para la óptica más final y completa. Este es el tejido bíblico que hay que respetar, aunque brilla por si solo a través de su sencillez y claridad.

De hecho, volviendo al mismo Mateo 13: 47-51, Jesús después de hablar de otro aspecto del Reino, da un nuevo detalle de lo mismo antes comentado: “Otra vez: el reino de los cielos es semejante a una red barredera bajada al mar, y que recoge peces de todo género. Cuando se llenó, la sacaron sobre la playa y, sentándose, juntaron los excelentes en receptáculos, pero tiraron los que no eran apropiados. Así es como será en la conclusión del sistema de cosas: saldrán los ángeles y separarán a los inicuos de entre los justos, y los echarán en el horno de fuego. Allí es donde será su llanto y el crujir de sus dientes. ¿Captaron ustedes el sentido de todas estas cosas?”  En los tres pasajes vistos, se habla claramente de una separación final en la que participan activamente los ángeles. Salvación y destrucción se observa. Y como sabrá el lector, la parábola de las ovejas y las cabras ya se le ha dado una nueva aplicación a la gran tribulación, ya para el mismo fin. Es obvio que todos estos pasajes (y otros) reiterativos aludan al mismo evento, agregando cosas nuevas.

No obstante, cada pasaje también nos entrega detalles nuevos y complementarios. Por ejemplo, la Ilustración del “Trigo y la Mala Hierba” se concentra en cómo la Mala Hierba será retirada durante la Siega. Los cristianos de imitación y sistemas religiosos que ahogan y atrapan al trigo verdadero se secarán con el calor de la tribulación y serán retirados por los ángeles, para luego éstos recoger al trigo.

La parábola de las ovejas y las cabras se concentra en cómo a nivel individual cada cristiano será juzgado como cabra u oveja en relación al comportamiento con sus hermanos en la fe, sean éstos personas con esperanza celestial o terrenal.

La ilustración de la Red Barredera se centra en un aspecto más diferente. De hecho, a diferencia de la Mala Hierba que pueden ser los sistemas y cristianos de imitación que ahogan al trigo, aquí la Red barredera es un arreglo del Reino de Dios:

“El reino de los cielos es semejante á la red, que echada en la mar, coge de todas suertes de peces”- Mateo 13: 47

Mediante la predicación de las buenas, ésta Red reúne a los cristianos en la única religión verdadera. No obstante, ingresan en ella “peces de todo género”, personas buenas y negativas. El cristianismo verdadero reúne a todo tipo de personas. Pero notemos lo que sucede:

“saldrán los ángeles, y apartarán á los malos de entre los justos” – Mateo 13: 49 R.V

“los ángeles vendrán, y de entre los justos apartarán a los malos” – B.G

“saldrán los ángeles y separarán a los inicuos de entre los justos” – T.N.M

La mayoría de las traducciones lo confirman. Los elementos negativos serán retirados de entre los justos. ¿Qué significa para el cristiano? Qué tiene que confiar en que Dios realizará la limpieza y refinación, y no precipitar a salirse del arreglo o pueblo de Dios. Su paciencia será recompensada.  La Biblia no dice que los justos serán arrancados antes de en medio de los malos cristianos. Comenta que los cristianos falsos serán retirados de en medio de los justos. ¿Confiaremos en la declaración profética del Profeta por excelencia? Nuestra vida depende de ello.