Lo que nos muestra la ciencia Médica
En abril de 1989, un artículo fascinante apareció en una edición
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Jesús no murió de asfixia sino de conmoción y trauma. Además, un hombre empalado con los brazos estirados sobre su cabeza moriría en minutos, mientras que un hombre con los brazos extendidos hacia los lados a un ángulo de 60 o 70 grados podría vivir horas sin morir. La razón sería que los evangelios nos muestran que Jesús estuvo suspendido varias horas antes de morir. De hecho, la oscuridad misteriosa duró tres horas.
Un radiólogo austríaco, Hermann Moedder experimentó con estudiantes médicos en los años 40, colgándolos por las muñecas con sus manos directamente por encima de sus cabezas. En unos cuantos minutos , los estudiantes palidecieron, la capacidad de sus pulmones cayó de 5,5 litros a 1,5 litros. Bajó la tensión de la sangre y el pulso se aceleró. Moedder concluyó que la inhabilidad para respirar ocurriría después de unos seis minutos si no se les permitiera ponerse de pié y descansar. Jesús estuvo en el madero-cruz varias horas (sobre tres horas. Otros hablan de 6 horas). Le hubiese sido imposible durar tantas horas si hubiera tenido los brazos sobre la cabeza. El que los malechores fueran muertos después de él, muestra que el suplicio romano era muy cruel y largo.
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La ausencia de un travesaño haría que la víctima muriera rápidamente de asfixia. Según el doctor Zugibe, antes citado, este estilo de crucifixión precipitaría la asfixia en poco tiempo, desde horas a minutos, dependiendo de si se tuviese algún apoyo en los pies para poder incorporarse y respirar. Esto ha sido corroborado por el testimonio de sobrevivientes del campo de concentración de Dachau, durante la Segunda Guerra Mundial, que informan de reos que sobrevivían hasta tres horas al ser colgados de postes con travesaños, de manera similar, sin embargo estas personas tenían sus pies colgando en el vacío, por lo que, con un soporte base, podrían haber resistido mucho más. Eso explicaría la incorporación romana del travesaño, con el fin de prolongar la agonía, en un progresivo refinamiento histórico de esta técnica de ejecución.
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El convicto usualmente tenía que cargar el travesaño horizontal (el patíbulo en latín) al lugar de la ejecución, pero no necesariamente una cruz completa como hemos visto en la entrada anterior. La crucifixión era generalmente llevada a cabo por brigadas especiales, que consistía en un centurión y cuatro soldados. Cuando la ejecución se efectuaba en el lugar establecido, el travesaño vertical (o poste) generalmente se encontraba clavado en el piso permanentemente.
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En épocas de paz, los romanos tenían la costumbre de hacer cargar a la víctima una viga en forma de yugo (patíbulum) o "madero de tormento", comunmente el travesaño de la cruz. Pero es difícil imaginar que en el caso de una crux simplex (xylon de una sola pieza) fueran los verdugos quienes cargaran el poste, así que nada indica que en este tipo de crucifixión se descontinuara el rito del patíbulum. Éste rito, como veremos más adelante, fué temporalmente suspendido en algunos casos durante la revuelta judía de 66 a 70 E.C. Un patíbulum no pesaría mas de 35 o 40 kilos, además el reo era fijado retorcido en el por lo que no se necesitarían cruces completas como aparece en el cine. Cuando el reo llegaba con el "madero de tormento" o patibulum, éste era clavado a él y fijado en el poste que ya estaba previamente enterrado para éstas ejecusiones frecuentes. Puesto que los romanos consideraban una ignominia ésta ejecución, solo se limitaban a clavar a los condenados al patibulum y luego unirlo al xylon. Dificilmente se hubiesen involucrado en un proceso más complejo y largo de ayudar a enterrar al reo su patibulum para luego colgarlo a éste. .
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Una lectura cuidadosa del Evangelio de Lucas nos muestra que en realidad eran dos maderos, los cuales han sido erroneamente confundidos por la cristiandad medieval por una sola cruz, y por la Sociedad Watchtower por un solo madero.
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Cuando Cristo está con Pilatos, la multitud enfurecida clama: “¡Al madero! ¡Al madero con él!” - Lucas 23:21. Todo indica que los judíos pensaban en el xylon ya enterrado en el Gólgota que esperaba al reo. Por eso claman con esa expresión. Ellos no estaban pensando en el patibulum o madero de tormento, sino en el madero final de muerte ya enterrado, por eso dan a entender que el madero está esperando al condenado. Sería similar a decir: "¡A la horca con él!", mostrando que la horca y principalmente su andamiaje ya está montado esperando al que sería ejecutado.
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Lucas luego nos describe a Simón de Cirene que "le pusieron encima el madero de tormento para que lo cargara detrás de Jesús" (Lucas 23:26). Éste sería el patibulum que es como un yugo. Ahora bien, notemos algo interesante. Lucas después describe el trayecto, la conversación de Jesús con unas mujeres, y luego continua diciendo:
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"Y cuando llegaron al lugar llamado Cráneo, allí los fijaron en maderos a él y a los malhechores, uno a su derecha y uno a su izquierda" (Lucas 23:33). Si hacemos una comparación cuidadosa entre Lucas 23:26 y Lucas 23:33 notamos con claridad que éste último es el xylon ya enterrado y en el cual es fijado finalmente Jesús. Lucas 23:33 nos transmite que los maderos ya están en el lugar del Cráneo, y evidentemente no serían los maderos de tormentos cargados con anterioridad.
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Jesús fué cuidadoso cuando usó la expresión "madero de tormento" para enseñar a sus discípulos:
."Y cualquiera que no acepta su madero de tormento y sigue en pos de mí no es digno de mí" (Mateo 10:38)
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Cristo usó la expresión stauros que describe al patibulum. Ésto muestra que nosotros como sus seguidores debemos cargar con muchos sufrimientos. Sin embargo, él no usó la expresión xylon (el poste final de ejecución ya enterrado) por qué el no nos pide que nos sacrifiquemos en muerte tal como él lo hizo. La muerte y sacrificio solo pudo padecerla (solo él paga el rescate) Cristo y él no pide que sus seguidores tengan una muerte en sacrificio sino que acepten una senda de abnegación. Él no nos pide que nos igualemos a él en una muerte que solo él tenia que realizar en beneficio de toda la humanidad. Más bien, nos pide que le acompañemos en el trayecto hasta el calvario y que cargemos nuestro madero de tormento con abnegación, pero no nos indica que tengamos que tomar el papel que solo él pudo tomar. Él no quita lustre al rescate que solo EL pudo pagar.
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Tanto la idea de una cruz completa patibular, como un solo madero para cargarlo y sacrificio final, nos transmite una falsa idea de la abnegación cristiana.