Los sucesos actuales incrementados de desastres y fenómenos extraños son el cumplimiento pleno de la profecía del capítulo 24 de Isaías. Observemos el destino que se sobreviene sobre la humanidad y como esto tiene que ver con el libro de Revelación. Isaías profetiza:
24 ¡Mira! Jehová vacía la tierra y la deja asolada, y ha torcido la faz de ella y ha esparcido a sus habitantes.
4 La tierra se ha dado al duelo, se ha desvanecido. La tierra productiva se ha marchitado, se ha desvanecido. Los encumbrados del pueblo de la tierra se han marchitado. 5 Y la mismísima tierra ha sido contaminada bajo sus habitantes, porque han pasado por alto las leyes, han cambiado la disposición reglamentaria, han quebrantado el pacto de duración indefinida. 6 Por eso la maldición misma se ha comido la tierra, y a los que la habitan se les considera culpables. Por eso los habitantes de la tierra han decrecido en número, y muy pocos hombres mortales han quedado.
La gran contaminación actual, el pasar por alto las Leyes de Jehová, traerá nefastas consecuencias durante la gran tribulación y el cabalgar pleno de los jinetes. Una de esas consecuencias será una grave hambre. Unido a otras cosas espantosas los habitantes de la Tierra morirán en masa durante éste terrible periodo inminente. Isaías además nos comenta:
Todo regocijo ha desaparecido; el alborozo de la tierra se ha ido. 12 En la ciudad ha quedado una condición pasmosa; la puerta ha sido triturada hasta quedar hecha un simple montón de ripios.
Las ciudades quedarán como ruinas pasmosas tras los saqueos y desorden durante la tribulación. “Sin falta la tierra será vaciada, y sin falta será saqueada, porque Jehová mismo ha hablado esta palabra”.- ver. 3
17 Pavor y el hueco y la trampa están sobre ti, habitante de la tierra. 18 Y tiene que suceder que cualquiera que huya del sonido de lo que se ha temido con pavor caerá en el hueco, y cualquiera que suba de dentro del hueco será apresado en la trampa. Porque las mismísimas compuertas de lo alto realmente serán abiertas, y los fundamentos de la tierra se mecerán.
Estas palabras son idénticas a las expresadas por el Maestro:
34 ”Mas presten atención a sí mismos para que sus corazones nunca lleguen a estar cargados debido a comer con exceso y beber con exceso, y por las inquietudes de la vida, y de repente esté aquel día sobre ustedes instantáneamente 35 como un lazo. Porque vendrá sobre todos los que moran sobre la haz de toda la tierra.- Lucas 21: 34,35
La inmensa mayoría de la humanidad expresa una negación mental. “Huyen de lo que se ha temido con pavor”. No desean aceptar la evidencia de un fin de los tiempos. Pero la trampa los alcanzará ya que no desean despertar pese a todas las advertencias.
“Porque las mismísimas compuertas de lo alto realmente serán abiertas, y los fundamentos de la tierra se mecerán”. Éstas palabras nos recuerdan el juicio del Diluvio universal. Sin embargo, ahora los “fundamentos de la Tierra se mecerán”. Isaías da énfasis en esto:
19 Absolutamente ha reventado la tierra, absolutamente ha sido sacudida la tierra, absolutamente ha sido puesta en bamboleo la tierra. 20 Absolutamente se mueve con inseguridad como un borracho la tierra, y ha oscilado de acá para allá como una choza de vigilancia. Y su transgresión se ha hecho pesada sobre ella, y tiene que caer, de modo que no volverá a levantarse.
Revelación también nos habla de éste gran terremoto global durante el término de la gran tribulación. Los grandes terremotos por llegar son el preludio de ese evento global y final durante el principio de Armagedón. La descripción leída de Isaías es pavorosa. La tierra se moverá como “un borracho”.
21 Y en aquel día tiene que suceder que Jehová dirigirá su atención al ejército de la altura en la altura, y a los reyes del suelo sobre el suelo.
Tanto las huestes celestiales y los últimos reyes opositores a Dios están por enfrentarse en Armagedón. El destino de éstos últimos se narra a continuación:
22 Y ciertamente serán reunidos como con la acción de reunir a prisioneros en el hoyo, y serán encerrados en el calabozo; y después de una abundancia de días se les dará atención.
Las fuerzas demoníacas que gobiernan realmente a los humanos serán encerradas como prisioneros en el hoyo, el abismo. Después de una “abundancia de días”, el Milenio de Cristo se les dará atención para su ejecución final.
23 Y la luna llena ha quedado corrida, y el [sol] relumbrante se ha avergonzado, porque Jehová de los ejércitos ha llegado a ser rey en el monte Sión y en Jerusalén y enfrente de sus hombres de edad madura, con gloria.
La descripción de la Luna y el Sol afectados por fenómenos aterradores nos recuerdan el climax de la gran tribulación. Y notemos algo maravilloso. Es en éste momento que Jehová “ha llegado a ser rey en el monte Sión”. Es evidente que en éste punto de la destrucción inminente sobre los inicuos, Cristo es entronizado como el Rey Celestial en representación del Padre. Ocurre “enfrente de sus hombres de edad madura, con gloria”, en clara referencia a los 24 ancianos.
Hemos analizado Isaías 24. Notamos como la contaminación del planeta, los terremotos y la entronización son eventos relacionados con el Armagedón. Éste relato es muy parecido a Apocalipsis 11:
13 Y en aquella hora ocurrió un gran terremoto, y la décima parte de la ciudad cayó; y siete mil personas fueron muertas por el terremoto, y los demás se atemorizaron y dieron gloria al Dios del cielo. 14 El segundo ay ha pasado. ¡Miren! El tercer ay viene pronto. 15 Y el séptimo ángel tocó su trompeta. Y en el cielo ocurrieron voces fuertes, que decían: “El reino del mundo sí llegó a ser el reino de nuestro Señor y de su Cristo, y él reinará para siempre jamás”. 16 Y los veinticuatro ancianos que estaban sentados sobre sus tronos delante de Dios cayeron sobre sus rostros y adoraron a Dios, 17 y dijeron: “Te damos gracias, Jehová Dios, el Todopoderoso, Aquel que eres y que eras, porque has tomado tu gran poder y has empezado a reinar. 18 Pero las naciones se airaron, y vino tu propia ira, y el tiempo señalado para que los muertos sean juzgados, y para dar [su] galardón a tus esclavos los profetas y a los santos y a los que temen tu nombre, a los pequeños y a los grandes, y para causar la ruina de los que están arruinando la tierra”. 19 Y fue abierto el [santuario del] templo de Dios que está en el cielo, y se vio en [el santuario de] su templo el arca de su pacto. Y ocurrieron relámpagos y voces y truenos y un terremoto y un granizo grande. – Rev. 11:13-19
Notamos como inmediatamente tras la entronización del Cristo las naciones se llenan de ira, pero la respuesta de Dios es inmediata, y se causa la ruina de los que arruinan la Tierra. Sí, Isaías y Revelación nos hablan de los mismos eventos.
Estos días comenzaremos a presenciar una serie de eventos más y más fuertes que no se detendrán hasta que la gran tribulación estalle.
No baje la guardia ni descuide en lo más mínimo su espiritualidad. Falta muy poco.