sábado, 19 de febrero de 2011

El Reino de los Cielos y el Reino de Dios

"Y estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin" - Mateo 24:14

A menudo se describe al Reino de los Cielos como el Reino de Dios. Sin embargo, ámbos términos no son exactamente lo mismo. Mateo usa la frase «reino de los cielos» 33 veces, y «reino de Dios» cuatro veces (12.28; 19.24; 21.31, 43). Éstos términos están muy relacionados,  pero cada uno expresa un dinámica distinta.

Notemos cuando se habla del "Reino de los Cielos"

31 Otra ilustración les propuso, diciendo: “El reino de los cielos es semejante a un grano de mostaza, que un hombre tomó y sembró en su campo; 32 la cual es, de hecho, la más pequeña de todas las semillas, pero cuando ha crecido es la más grande de todas las legumbres, y se hace un árbol, de modo que vienen las aves del cielo y hallan albergue entre sus ramas”.- Mateo 13: 31-32

En estos versículos así como los  de la Red Barredera se nos habla de un desarrollo o expansión de este Reino, un continuo proceso global que dura varios siglos.

44 ”El reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en el campo, que un hombre halló y escondió; y por el gozo que tiene, va y vende cuantas cosas tiene, y compra aquel campo. - Mateo 13:44

45 ”Otra vez: el reino de los cielos es semejante a un comerciante viajero que buscaba perlas excelentes. 46 Al hallar una perla de gran valor, se fue y prontamente vendió todas las cosas que tenía, y la compró. - Mateo 13: 45,46
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A la par que hay un continuo crecimiento global del reino, aquí notamos que éste involucra un factor personal. Se dice que ese reino es "semejante" a un hombre que hace tal o cual acción. Se habla de una motivación íntima relacionada con ese Reino.

El Reino de Dios

"Otra vez les digo: Más fácil es que un camello pase por el ojo de una aguja que el que un rico entre en el reino de Dios” - Mateo 19:24

" Pero les digo verdaderamente: Hay algunos de los que están en pie aquí que de ningún modo gustarán la muerte hasta que primero vean el reino de Dios” - Lucas 9:27.

A pesar de que Jesús como Rey de ese Reino ya era una manifestación presente de tal, la expresión "Reino de Dios" está más relacionada con la venida y entronización definitiva del Reino, ese gobierno celestial que de  forma definitiva tomará el control de la Tierra e iniciará la Era de beneficios para los fieles. Estamos en la inminencia de la llegada de ese Reino.

El "Reino de los Cielos" abarca el área de influencia o territorio del Reino del Padre, y el "Reino de Dios" tendría que ver con la Sede y Reyes de ese Gobierno que es cedido por Dios al Hijo al tiempo de la Gran Tribulación.

El Reino de los Cielos

Jesús sin duda se daba cuenta de la confusión que existía en la mente de sus apóstoles y discípulos sobre el sentido y el significado de los términos «reino del cielo» y «reino de Dios», que usaba indistintamente en su misión en la carne. Aunque este término mismo de reino del cielo debería haber sido suficiente para separar su significado de toda conexión con los reinos terrenales y los gobiernos temporales, no lo era. La idea de un rey temporal estaba demasiado profundamente arraigada en la mente judía para que se la pudiera desalojar en una sola generación.

Cuando estudiamos en profundidad los Evangelios notamos un hecho notable. Sabemos que Jesús habla "del Reino de los Cielos" en su predicación. Sin embargo, cuando se nos relatan detalles de lo que incluía dicha predicación de ese Reino, notamos que más que hablar de un concepto dominante sobre una gobernación, Cristo hablaba de un nuevo Concepto sobre Dios, presentándolo como Padre y a los hombres como hermanos. Por ejemplo, el Sermón del Monte es dominado por la declaración del Mensaje de la Fraternidad humana y la Paternidad y Confianza en Dios.

El Maestro aclaró que el reino del cielo debe comenzar con el concepto dual de la verdad de la paternidad de Dios y el hecho correlacionado de la hermandad de los hombres, y debe centrarse en esto. La aceptación de esta enseñanza, aclaró Jesús, liberaría al hombre de su larga esclavitud de miedo animal y al mismo tiempo enriquecería el vivir humano con dones de una nueva vida de libertad espiritual.

En otras palabras,  el Concepto de la gobernación de Dios es mucho más elevada que la básica imagen de un monarca (imagen primitiva humana) sentado en un trono. La expresión "Reino" es en realidad un intento por transmitir en lenguaje humano una realidad mayor y más sublime.

Jesús deseaba transmitir la idea de reino, rey y súbditos como el concepto de familia celestial, Padre celestial, e hijos liberados de Dios ocupados en el servicio gozoso y voluntario de sus semejantes y en la adoración sublime e inteligente de Dios el Padre.
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El "Reino de los Cielos" es una Dominación espiritual basada en el Amor, una Gobernación o Área Familiar de acción del Padre que impregna a todo el Universo. Por ejemplo, el Reino de Inglaterra no solo involucra la Sede de esa gobernación, sino el territorio en donde viven los súbditos que por estar en ese territorio, ya están en ese Reino.

Jesús nunca se cansó de decirles a los apóstoles que el reino del cielo era su experiencia personal en la comprensión de las cualidades más altas de la vida espiritual; que esas realidades de la experiencia espiritual se traducen progresivamente en niveles nuevos y más altos de certeza divina y grandeza eterna. Por esa razón la ilustración de la Perla del gran precio parte con el "Reino de los Cielos es semejante a un hombre..."
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Pero no olvidemos que Jesús quería enfatizar la verdadera naturaleza de ese "Reino": Una familia universal.

Jesús enseñó que, por la fe, el creyente entra ahora al reino. En los varios discursos enseñó que dos cosas son esenciales para ingresar al reino por la fe:
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La fe, la sinceridad. Venir como un niñito, para recibir el don de la filiación como un regalo; someterse a hacer, con Fe, la voluntad del Padre, y con una genuina y plena confianza en la sabiduría del Padre; entrar al reino, libre de prejuicios y preconceptos; tener la mente abierta y dispuesta a aprender como un niño pequeño. “Verdaderamente les digo: A menos que ustedes se vuelvan y lleguen a ser como niñitos, de ninguna manera entrarán en el reino de los cielos" - Mateo 18:3
 
El hambre de la verdad. La sed de rectitud, un cambio de la actitud mental, la adquisición de la motivación para ser como Dios y para encontrar a Dios. "Felices son los que tienen conciencia de su necesidad espiritual, puesto que a ellos pertenece el reino de los cielos"- Mateo 5:3
 
La predicación correcta de las Buenas Nuevas del Reino tiene que incluir necesariamente la realidad de la filiación con Dios y la fraternidad humana. Entonces se proclamará plenamente y correctamente que «el reino de Dios está cerca».
 
Es necesario que ocurra un renacimiento de las enseñanzas verdaderas de Jesús, una redeclaración de sus dichos.  En poco tiempo, la enseñanza de esta historia sobre Jesús prácticamente suplantó la predicación del evangelio del reino de Jesús. Así pues, una religión histórica desplazó aquella enseñanza en la cual Jesús había combinado las ideas morales y los ideales espirituales más elevados del hombre con la esperanza más sublime del hombre para el futuro —la vida eterna. Y ése era el evangelio del reino.
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Es justamente porque el evangelio de Jesús tenía tantas facetas, que en el curso de pocos siglos los estudiantes de los documentos sobre sus enseñanzas se dividieron en tantos cultos y sectas. La triste subdivisión de los creyentes cristianos resulta del fracaso de discernir en las muchas enseñanzas del Maestro la singularidad divina de su incomparable vida única. Pero algún día, los verdaderos creyentes de Jesús no estarán así divididos espiritualmente en su actitud ante los no creyentes. Siempre podremos tener diversidad de comprensión intelectual e interpretación, aun diversos grados de socialización, pero la falta del sentimiento de fraternidad espiritual es inexcusable y reprensible.

Existe en las enseñanzas de Jesús una naturaleza eterna que no le permitirá permanecer por siempre sin frutos en el corazón de los hombres pensadores. Pronto, la paja y el polvo serán sacados de los verdaderos ideales que predicó Jesús.