jueves, 3 de marzo de 2011

Tratados sobre la Resurrección - Parte 1

Todos hemos perdido seres muy cercanos por la muerte. Analizar la esperanza bíblica de la Resurrección nos ofrece una cualidad maravillosa de Dios relacionada  con sus criaturas. Los que han puesto su confianza en el Hijo de Dios y en su sacrificio tienen la garantía de la resurrección. Debido a la absoluta certeza de esa promesa, Jesús habla de ellos como si ya poseyeran vida eterna.(Juan 3:36; 5:24) Por eso, desde el punto de vista de Dios, aunque éstos hayan muerto, todos viven, tal y como dice Jesús en Lucas 20:37, 38. Hemos de reconocer que el punto de vista de Dios es superior al nuestro y debido a que Él sabe que va a hacer algo, puede, como dice el apóstol, 'llamar a las cosas que no son como si fueran.' (Romanos 4:17) De modo que cuando leemos las Escrituras, debemos tener en mente que aunque desde el punto de vista humano vamos al sueño inconsciente de la muerte, desde el punto de vista de Dios nuestra vida es todavía una realidad y una cosa segura. Para nosotros, la muerte ha 'perdido su aguijón.'- 1 Corintios 15:55-57.

Es cierto que desde nuestra realidad la muerte es efectiva, dolorosa y real. Sin embargo, nuestra percepción del tiempo es muy distinta a la de Dios. Y ¿acaso no es Jehová Dios la auténtica realidad? ¿Acaso no somos una sombra fugaz en medio de la Eternidad? ¿Qué es realmente Real? ¿La Sombra o el Objeto Real? Cuando captamos éstas cosas y la finitud de nuestro tiempo, entendemos que el Dios Padre es la auténtica realidad. Por eso Cristo dijo una verdad trascendental.

"Pero el que los muertos son levantados, hasta Moisés lo expuso, en el relato acerca de la zarza, cuando llama a Jehová ‘el Dios de Abrahán y Dios de Isaac y Dios de Jacob’.  Él no es Dios de muertos, sino de vivos, porque para él todos ellos viven" - (Lucas 20:37-38)
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La nota de la T.N.M dice: “porque, desde su punto de vista, todos ellos viven”  
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El punto de vista de Dios es el real. Para Jehová un día son mil años humanos*. Por lo tanto, la muerte de una persona y los largos años que nos separan de ella para Dios no existen. Desde esa perspectiva eterna la muerte no existe.

Nota: En realidad Dios no está sometido al espacio y al tiempo, y por ende la afirmación de los 1000 años es una comparación que muestra la diferencia abismal entre la Perspectiva de Jah y la humana.

Por esa razón los resucitados pueden experimentar su despertar en "un abrir y cerrar de ojos", ya que el estado de inexistencia mortal es un estado de no-tiempo en la no conciencia de la criatura, ¡porque esa criatura no existe en ese lapso humano!

La muerte y resurrección no solo nos recuerda lo maravilloso que es Dios con la esperanza de volver a vivir. También obtenemos un aprendizaje saludable de apreciar cada minuto que tenemos con vida. De hecho, un punto de vista sano y realista sobre la vida es que tenemos más posibilidades de morir que cualesquier otra cosa. Santiago dice:

"cuando el caso es que ustedes no saben lo que será su vida mañana. Porque son una neblina que aparece por un poco de tiempo y luego desaparece" - Santiago 4:14.

Todos por lo tanto, tenemos que contemplar la muerte con una disposición diferente. Dios ha sido tan generoso que incluso nos prepara para morir cada noche. Cuando nos acostamos, ¿como lo hacemos? ¿con miedo o confiados? Esa misma confianza tenemos que tener al enfrentarnos a la muerte. La única diferencia es que no despertaremos con pijama.

Jesús mismo habló de la muerte de Lázaro como "un sueño". Asi, cada noche nos "entrenamos" para morir. También cada despedida es un ensayo para morir. Cada separación y cada fracaso. Pero tal como la noche anuncia la llegada de un nuevo día, así sucede con la muerte.

Nuestra cultura hace a un lado el tema de la muerte, nadie nos prepara para la partida de amigos y familiares. Se vuelve un "tabú" del que nadie quiere hablar, pero es importante quitarle hierro a la muerte. Es una "enemiga", pero ante la perspectiva de la realidad del Dios Vivo la muerte no tiene "aguijón" alguno.