Los trabajadores utilizaron el lunes un tinte blanquecino para tratar de hallar el origen del agua radiactiva que se filtra de una planta nuclear averiada por el maremoto y que está acabando en el océano.
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La grieta hallada el fin de semana en una fosa de mantenimiento es la confirmación más reciente de que la radiactividad se sigue escapando al medio ambiente.
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Esta fuga es un síntoma de los problemas que afronta el complejo de Fukushima Dai-ichi: que el agua radiactiva se está acumulando alrededor de la planta e impide a los empleados encender los sistemas de enfriamiento que estabilizarían los peligrosamente vulnerables cátodos de combustible. - El Universal