domingo, 3 de abril de 2011

Reflexiones sobre la Resurrección

El asunto más importante relacionado con la Biblia es la lectura personal de las Escrituras. A medida que uno las lea, éstas irán guiando nuestro pensar. Cuando uno se encuentra ante varias interpretaciones bíblicas que puedan variar ampliamente unas de otras, parece que lo mejor sería intentar llegar a entender el cuadro completo, el mensaje global, no aislar una parte de otra. Puede ser provechoso el ver varias interpretaciones de distintos temas, debido sobre todo a la tendencia de centrarse solo en una parte de las Escrituras en lugar de verlas como un todo. No hace mucho leí cierto material que incluía una cita de B. F. Westcott, quien participó en el desarrollo del bien conocido texto B. F. Westcott o recensión de las Escrituras. En su libro La Biblia y la Iglesia, él hace este comentario:

""No hay tentación más sutil y poderosa que la que nos impele a juzgarlo todo por una norma. Práticamente tenemos la tendencia a juzgar a otros comparándolos con nosotros mismos. Comparamos una edad con la nuestra y otras formas de civilización con la que nosotros vivimos, y esa suele ser para nosotros la referencia final de verdad. Pero contra ese error, que es casi suficiente para ocultar el mundo entero, la Biblia contiene la mejor protección. En ella vemos paso a paso, cómo Dios encuentra morada entre naciones y familias de todo estrato social y cómo reconoce a sus fieles adoradores, aunque éstos pasen desapercibidos a los ojos de los mismos profetas. Lo absorbente de la vida diaria y las demandas imperiosas de los más cercanos a nosotros, tienden a mermar nuestras simpatías. Pero la Biblia nos muestra en su registro perdurable toda clase de condición y poder del hombre cuando éste es bendecido por el Espíritu Divino. Nos saca del círculo de influencias diarias y nos presenta a profetas y reyes, a pensadores profundos y a predicadores de justicia, trabajando en sus respectivos entornos de varias maneras, pero guiados por la misma fuerza y el mismo fin. Se podría objetar que a menudo, los que son devotos estudiantes de la Biblia suelen ser tremendos fanáticos. Pero la respuesta es sencilla. Son fanáticos porque estudian solo algunos fragmentos de ella, no toda, y eso hace que todo el resto se pierda. El enseñar solo una parte sin considerar su posición relativa en relación a otros tiempos y otros libros, puede conducir a estrechez de pensamiento, pero considerarlo todo es propio del hombre, y eso lo ennoblece"".

Creo que hay mucho pensamiento sólido en esas palabras. Se ha dicho que las sectas se desarrollan porque colocan el énfasis en asuntos que no son importantes o que no están claramente delineados, y que ese teorizar sobre asuntos menores e incluso secundarios, es lo que en teoría genera un movimiento que se distingue de los demás.
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Realmente parece que después de todo, el asunto principal es que tenemos la perspectiva de vida eterna. El "dónde" parece que sería lo de menor importancia cuando se compara con la esperanza de que la muerte sea vencida, así como la reunión gozosa con las personas amadas por el poder de resurreción de Dios. Ciertamente la reunión misma es más importante que su localización. Reconocer eso puede darnos cierta medida de calma cuando leemos las Escrituras y permitimos que moldéen nuestra mente, sean cuales sean las conclusiones a que lleven o que tome tiempo el llegar hasta ellas. Como vierte Phillips Filipenses 4:4-7:

""Deleitaros en el Señor, sí, encontrad vuestro gozo en él todo el tiempo. Tened la reputación de ser razonables, y nunca olvidad la cercanía de vuestro Señor. No os preocupéis por nada en absoluto; sea cuando sea que oréis decid a Dios todos los detalles de vuestras necesidades en oración agradecida, y la paz de Dios, que supera el entendimiento humano, mantendrá constante guardia sobre vuestros corazones y mentes puesto que descansan en Cristo Jesús"".
 
Mi consejo por tanto, para quienes sacan a colación la cuestión de la vida eterna en la tierra y el sistema de las "dos clases" de cristianos, es que simplemente lean las Escrituras cristianas con mente abierta, intentando que las suposiciones no influyan en su entendimiento -algo a menudo más fácil de decir que de hacer- y que lo que lean gobierne su entendimiento. Yo no tengo interés en discutir con ellos para que prevalezca un punto de vista sobre otro.
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En cuanto al otro lado de la cuestión, las muchas expresiones que aparecen en los escritos apostólicos acerca de la esperanza cristiana de estar con Cristo, tener una resurrección como la de él, sentarse con él en su trono en la presencia de su Padre, parece que daría razón sólida para creer en una existencia celestial futura, a menos, por supuesto, que se creyera que Cristo ha de volver a la vida en la tierra, como creen algunas religiones. En Juan 14:1-4 se citan las palabras de Jesús a sus discípulos: "En la casa de mi Padre hay muchas moradas... Y si voy y preparo un lugar para vosotros, vendré otra vez y os llevaré conmigo, para que donde yo esté, podáis estar vosotros también." Si él fuera a estar en la tierra y sus discípulos también, no tendría necesidad de irse para preparar un lugar para ellos. (También Juan 16:5; 17:5, 11, 24; 1 Corintios 15:42-54; 2 Corintios 5:1-10; Filipenses 1:21-23; Colosenses 3:1-4; 1 Tesalonicenses 4:13-17; Revelacion 3:21). O los argumentos y expresiones que favorecen la vida en la tierra se entienden de un modo diferente al que parece, o se requiere dos esperanzas para los cristianos, en lugar de "una esperanza" como indica Pablo.-Efesios 4:4.

En cuanto a la esperanza de una resurrección de vida en la tierra, no creo que en la Escrituras haya evidencia clara y definitiva, ni tan siquiera cuando se presenta argumentación en la que se usan ciertos textos aislados. No discuto que esa pueda ser la esperanza de alguien, sino que el énfasis se ponga más en lo simple del tipo de esperanza que en el hecho de que Dios sí hable con suficiente claridad acerca de promesas que fortalecen. Por ejemplo, en 1 Corintios 15 Pablo discute la esperanza de la Resurrección:
 
"No obstante, alguien dirá: “¿Cómo han de ser levantados los muertos? Sí, ¿con qué clase de cuerpo vienen?”.  ¡Persona irrazonable! Lo que siembras no es vivificado a menos que primero muera;  y en cuanto a lo que siembras, no siembras el cuerpo que se desarrollará, sino un grano desnudo, sea de trigo o cualquiera de los demás;  pero Dios le da un cuerpo así como le ha agradado, y a cada una de las semillas su propio cuerpo.  No toda carne es la misma carne, sino que hay una de la humanidad, y hay otra carne del ganado, y otra carne de las aves, y otra de los peces.  Y hay cuerpos celestes, y cuerpos terrestres; mas la gloria de los cuerpos celestes es de una clase, y la de los cuerpos terrestres es de una clase diferente.  La gloria del sol es de una clase, y la gloria de la luna es otra, y la gloria de las estrellas es otra; de hecho, estrella difiere de estrella en gloria.
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Así también es la resurrección de los muertos. Se siembra en corrupción, se levanta en incorrupción.  Se siembra en deshonra, se levanta en gloria. Se siembra en debilidad, se levanta en poder.  Se siembra cuerpo físico, se levanta cuerpo espiritual. Si hay cuerpo físico, también lo hay espiritual. Así también está escrito: “El primer hombre, Adán, llegó a ser alma viviente”. El último Adán llegó a ser un espíritu dador de vida.  No obstante, no es primero lo que es espiritual, sino lo que es físico, después lo que es espiritual.  El primer hombre procede de la tierra y es hecho de polvo; el segundo hombre procede del cielo.  Tal como el que fue hecho de polvo [es], así aquellos hechos de polvo [son] también; y tal como el celestial [es], así los que son celestiales [son] también.  Y así como hemos llevado la imagen de aquel hecho de polvo, llevaremos también la imagen del celestial" - 1 Corintios 15: 35-49.

Encuentro notable que ante la pregunta “¿Cómo han de ser levantados los muertos? Sí, ¿con qué clase de cuerpo vienen?” Pablo jamás hable de una resurrección terrestre. Claro, habría que buscar la posible resurrección terrestre recurriendo a una compleja maniobra de textos bíblicos para suponer algo que no está declarado con claridad en la Biblia, mientras si una resurrección celestial está declarada de forma explícita.

Mientras sigamos analizando estas cuestiones de forma amplia y abierta y no tengamos interpretaciones sectarias, nos podremos acercar poco a poco a la verdad.