viernes, 27 de mayo de 2011

Consideración bíblica sobre la "expulsión" -parte III

Estas exposiciones están destinadas a mostrar tal cual la Biblia nos habla del tema de la "excomunión". Están carentes de sentimientos apasionados en favor o en contra de las directrices de alguna organización religiosa. Simplemente nos muestra la instrucción bíblica como máxima autoridad. Cada cual deberá sacar sus propias reflexiones al respecto.

En todos los pasajes bíblicos y cartas dirigidas a las congregaciones no hay ninguna indicación  que el procedimiento de "colocar a distancia" (mal llamado "expulsión") tiene que ser ejecutado por un Comité Judicial compuesto por algunos hombres. Al contrario, la Biblia declara sobre el hombre pecador que debía ser readmitido en Corinto:

"Esta reprensión dada por la mayoría es suficiente para tal hombre, de modo que, al contrario ahora, deben perdonar[lo] bondadosamente y consolar[lo], para que de un modo u otro tal hombre no sea tragado por hallarse demasiado triste.  Por lo tanto, los exhorto a que confirmen su amor para con él" - 2 Corintios 2:6-8.
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Todos los miembros de las congregaciones eran los que colectivamente tenían que retirar el compañerismo por el bien de la congregación y su nombre, y con la esperanza de que el malhechor pudiera avergonzarse y abandonar su proceder, y notamos bien la expresión del apóstol a los Corintios en cuanto a que la “reprensión dada por la mayoría” de la congregación era suficiente y que la persona ahora sería perdonada por ellos, no restaurada por un comité. (2 Corintios 2: 6-8). En contraste, la política de algunas organizaciones lleva a que Cuerpos Judiciales, verdaderos Tribunales Eclesiásticos compuestos por pocos hombres tomen decisiones y deliberen de forma privada. Ese proceder no tiene ningún respaldo bíblico.

La admonición de "cesen de mezclarse" es dada a toda la congregación. Luego se dice a la congregación:  “Remuevan al [hombre] inicuo de entre ustedes.” (1 Cor. 5:11-13). Y cómo leímos antes, fué la "mayoría" de la congregación la que ante el proceder deliberado, continuo y persistente de la maldad es la  que tomaba las acciones. El adherirse a esa instrucción apostólica no representa problema de complejidad relevante para los cristianos. La congregación en conjunto tenía la evidencia clara de ese curso obstinado de acción persistente en la maldad.

”Además, si tu hermano comete un pecado, ve y pon al descubierto su falta entre tú y él a solas. Si te escucha, has ganado a tu hermano. Pero si no escucha, toma contigo a uno o dos más, para que por boca de dos o tres testigos se establezca todo asunto.  Si no les escucha a ellos, habla a la congregación. Si no escucha ni siquiera a la congregación, sea para ti exactamente como hombre de las naciones y como recaudador de impuestos" - Mateo 18:15-17.
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En ninguna parte se habla de llevar el asunto finalmente a "los ancianos" en privado. No, la instrucción de Jesús es clara. Se habla de hablar a la "congregación",  “a la ecclesía (asamblea)”. Nunca en las Escrituras se habla de realizar audiencias privadas. La congregación como cuerpo debería estar presente para escuchar la disciplina, apoyarla y confirmarla. Es interesante que con respecto a la Censura, se sigue el mismo proceder:
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"Censura delante de todos los presentes a las personas que practican el pecado, para que los demás también tengan temor. " - 1 Timoteo 5:20. Nuevamente Pablo previene a Timoteo de no realizar censuras ni asuntos judiciales a solas con los acusados. La congregación como una familia tenía que tratar y estar al tanto del asunto. Quizás para algunos ésto podría parecer un atentado contra su intimidad, pero tenía un efecto purificador fraternal  y evitaba que se cuestionaran los fallos alegando procedimientos repentinos y precipitados, etc.
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Puesto que en Israel el tribunal local estaba situado en las puertas de la ciudad, ¡eso eliminaba
toda duda en cuanto a ser público el juicio! (Deu. 16: 18-20) No cabe duda de que el carácter
público de los juicios hacía que los jueces obraran con cuidado y justicia, cualidades que a veces
desaparecen cuando se celebran audiencias secretas a puerta cerrada. ¿Qué se puede decir acerca de los testigos? 
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En tiempos bíblicos se exigía que los testigos testificaran en público. Por eso se les advertía
que no dejaran que la presión de la opinión pública influyera en su testimonio ‘de modo que
se desviaran con la muchedumbre a fin de pervertir la justicia’ - ¡Despertad! del 8 de Junio de  1981, página 17.

Es sorprendente que la organización que publica esa cita practica exactamente lo contrario de lo allí expuesto. A pesar de que alaba la actitud hacia el “cuidado y la justicia” que logran las audiencias públicas, con la política de la organización se actúa precisamente como en “audiencias a puerta cerrada”, resultando que el comité es, en realidad, responsable ante sí mismo. La validez de sus decisiones han de ser acatadas puramente por fe por parte de la congregación. Contrariamente a los miembros de la congregación de Corinto, quienes conocieron con exactitud la razón y las circunstancias que movieron a Pablo a impulsarlos a que dejaran de asociarse con la persona en cuestión, los miembros de la congregación de hoy quedan en la oscuridad total. Suposiciones, conjeturas y chismes con frecuencia vienen a llenar ese vacío que deja el secreto de las acciones del comité. Como lo expresó alguien: “intentar parar un rumor es como intentar detener el sonido de una campana”, y, una vez desatado, el chismorreo provocado por esas audiencias secretas puede acarrear daño duradero e injusto para la reputación de persona.

Sobre el llamadao "señalamiento" la Biblia también es clara. Dirigiéndose a la entera congregación de Tesalónica, Pablo dice:

"Por otra parte, los exhortamos, hermanos: amonesten a los desordenados, hablen confortadoramente a las almas abatidas, den su apoyo a los débiles, tengan gran paciencia para con todos" - 1 Tes. 5:14.
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"Pero si alguno no es obediente a nuestra palabra mediante esta carta, mantengan a este señalado, dejen de asociarse con él, para que se avergüence.  Y, no obstante, no estén considerándolo como enemigo, sino continúen amonestándolo como a hermano" - 2 Tesalonicenses 3:14-15
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Cómo notamos, la congregación nuevamente "señala" al desordenado. No lo hace a puertas cerradas para luego dar un nebuloso discurso en dónde no se da el nombre. Al contrario de ésta añadidura humana, la Biblia señala que con claridad se debe saber quién es el "señalado". Ahora bien, de forma sorprendente 1 Corintios 5 y 2 Tes. 3 están conectados de alguna forma.

En Tesalonicenses el contexto muestra que la falta está en desobedecer la palabra escrita de un apóstol enviado por Cristo. Ciertamente ese no es un asunto menor. Seguramente la organización Watch Tower no lo consideraría así, si se tratara de un asunto de pasar por alto sus reglamentos y enseñanzas.Por lo tanto, el "señalamiento" de forma bíblica no es una falta menor, tal como suele presentarse hoy.

En su explicación del texto, en la página 31 de La Atalaya del 15 de Abril de 1985, cita las palabras de Pablo, “dejen de asociarse con él” y dice: 

Los hermanos no lo evitarían completamente, porque Pablo les dio el consejo de ‘continuar
amonestándolo como a hermano’. Sin embargo, el que ellos limitaran [Note, no terminar] el
compañerismo social que sostuvieran con tal persona podría llevarla a avergonzarse...                           

Lo que La Atalaya no reconoce (o acepta) es que la expresión griega (synanamignysthai) utilizada por Pablo para “dejen de asociarse con” es la misma que utiliza en 1 Corintios 5: 11 en donde la Traducción del Nuevo Mundo vierte “cesen de mezclarse en la compañía de”. Eso se puede observar leyendo la Kingdom Interlinear Translation. No hay diferencia en la fuerza del término de ambos textos. En ambos casos se urge a los cristianos a evitar tener compañerismo íntimo a nivel personal con aquellos que hayan caído en los errores señalados tanto en el capítulo 5 de la Primera a los Corintios como en la Segunda a los Tesalonicenses capítulo 3, de forma que el malhechor pueda sentirse avergonzado. Hasta ahí llega el consejo, no más allá.
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Cómo vemos, el verbo griego  utilizado en 2 Tesalonicenses 3: 14 en la expresión “dejen de asociarse” es exactamente la misma palabra utilizada en 1 Corintios 5: 11 (“cesen de mezclarse en la compañía de”). Este último texto lo hemos venido aplicando a personas a las que se expulsa o ‘cesamos de mezclarnos en compañía de’. Pero 2 Tesalonicenses muestra que cesar de mezclarse en la compañía de alguien no impide amonestarle y, por tanto, hablarle. Si decimos que mediante ofrecerles consejo bíblico o darles reprensión somos culpables de tener compañerismo espiritual con ellos, ¿no significa que cuando testificamos a personas de otras creencias (incluso a clérigos) estamos teniendo compañerismo  espiritual con ellos? ¿Realmente la manera de ver el asunto de la expulsión se rige por estos  textos o se ha interpretado con mayor rigidez de la que los mismos encierran?
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En realidad, la transparencia y franqueza de expresión con el pecador para amonestarlo con las Escrituras impedería que algunos miembros tuviesen una actitud morbosa e incluso hipócrita al tener que reunirse a escondidas con el expulsado. Un punto de vista sano y maduro sobre este asunto evitaria situaciones innecesarias.

Cómo hemos analizado, no hay ninguna base para procedimientos judiciales en que tres personas actuén como jueces y deliberadores. Puede que a muchos no les agrade el arreglo bíblico que se ha señalado aquí, pero éste proceder hubiese prevenido muchos errores y abusos y cargas innecesarias sobre ámbas partes envueltas en las audiencias. A veces los seres humanos son dados a arreglar la Palabra de Dios debido a la "necesidad de los tiempos". Pero si tal fuese el motivo todas las normas de la Biblia deberían relativizarse, porque los "tiempos son otros". Tal argumento no manifiesta confianza en que el arreglo de la Biblia es el mejor. Puesto que la congregación es una familia, una fraternidad, actuar de acuerdo a los consejos bíblicos producirían una fuerza colectiva positiva para derrotar el mal con el bien.
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"Esta reprensión dada por la mayoría es suficiente para tal hombre,  de modo que, al contrario ahora, deben perdonar[lo] bondadosamente y consolar[lo], para que de un modo u otro tal hombre no sea tragado por hallarse demasiado triste. Por lo tanto, los exhorto a que confirmen su amor para con él."

Una vez que el hombre se arrepiente la congregación debe ayudarlo inmediatamente. En realidad nunca fué expulsado. Eso no existía en el I siglo. Solo fué "colocado a distancia", pero seguía siendo un hermano tal como hemos visto. Los hermanos  limitaban su trato social con él, pero seguían "amontestándolo como hermano" para que recobrara el Juicio. Lo hacían con franqueza de expresión y evitaban una actitud de hacer las cosas a "escondidas" como si tuvieran que saludarlo de forma oculta. Esta acción bondadosa y firme provocaba un efecto positivo en el hermano removido. Era mucho más poderosa que retirarle el saludo y no mirarlo. En realidad, esta última situación  puede endurecer más al pecador. Como se desprende en los Corintios inmediatamente en que él dejaba el mal proceder, era acogido por la Congregación. No existía un periodo de "prueba" ni nada semejante. Pablo finalmente señala la verdadera cuestión tras este asunto.

"para que no seamos alcanzados por Satanás, porque no estamos en ignorancia de sus designios" (2 Cor. 2.11)

Es el propósito de Satanás desmoralizar al hombre y hundirlo más en el pecado, de esa forma él logra aniquilar a la oveja extraviada. Mientras más protocolos y elementos se añaden a la Palabra de Dios, más Mala Hierba del Diablo provoca un efecto en dónde Satanás sale venciendo. Así decenas de miles son apartados cada año (a menudo de forma presta y rápida), pero de éstos,  muy pocos son rescatados y ayudados para volver al rebaño. Claramente hay una falla en el sistema. Un Sistema que añade a la Escritura y que provoca muchos problemas añadidos.