Hay un patrón maravilloso y exquisito acerca de la Creación, de la Naturaleza y el Universo. En realidad es un pequeño reflejo de la Realidad de Dios, como Ser Completo y Absoluto, sin principio ni fin, como una Rueda Cósmica Eterna manifestándose. En cierto aspecto, esta armonía del universo con la revelación dada en la Biblia nos ha llevado a pensar que los fenómenos y ciclos estelares realmente confirman la revelación profética.
Justamente la idea del Circulo como la figura más perfecta, con trascendencias místicas y espirituales no está lejos de la verdad. El número pi ( p ) que involucra al circulo es infinito, y todavía no se encuentra el término a sus decimales. En 1882 el matemático alemán Ferdinand Lindemann demostró que pi es un número trascendente. De esta manera, Lindemann fue capaz de demostrar la imposibilidad de la cuadratura del círculo algebraicamente o usando la regla y el compás.
La circunferencia hecha no tiene principio ni fin a diferencia de otras figuras que involucren rectas. Y la creación está llena de formas que tienden a lo circular y esférico. Desde las Galaxias, el Sol, la Luna y los Planetas hasta las células, las partículas subatómicas, y en los diseños naturales se ven reflejados los principios de la curva y el circulo. Esto muestra que aquello es el sello Divino que se repite en todo, incluyendo los ciclos como luz-oscuridad, día-noche, las estaciones que vuelven, y los ciclos del agua y el ciclo nacimiento - vida - muerte – resurrección.
En Eclesiastés se declara este Principio Fundamental Creativo:
“Una generación se va, y una generación viene; pero la tierra subsiste aun hasta tiempo indefinido. Y el sol también ha salido fulguroso, y el sol se ha puesto, y viene jadeante a su lugar de donde va a salir fulguroso.
El viento va hacia el sur, y da la vuelta en movimiento circular hacia el norte. Él va girando y girando de continuo en forma de círculo, y sin demora vuelve el viento a sus movimientos circulares.
Todos los torrentes invernales salen al mar; no obstante, el mar mismo no está lleno. Al lugar para donde salen los torrentes invernales, allí regresan para poder salir. Todas las cosas son fatigosas; nadie puede hablar de ello. El ojo no se satisface de ver, ni se llena el oído de oír. Lo que ha llegado a ser, eso es lo que llegará a ser; y lo que se ha hecho, eso es lo que se hará; y por eso no hay nada nuevo bajo el sol. ¿Existe cosa alguna de la cual se pueda decir: “Mira esto; es nuevo”? Ya ha tenido existencia por tiempo indefinido; lo que ha venido a la existencia es desde tiempo anterior a nosotros. No hay recuerdo de la gente de tiempos pasados; tampoco lo habrá de los que también llegarán a ser más tarde. Resultará que no habrá recuerdo ni siquiera de ellos entre los que han de llegar a ser más tarde aún”. (Eclesiastés 1:4-11).
El pasaje citado no solo nos habla de los ciclos creativos sino que alude este principio a todo, hasta las Eras humanas, compuestas de generaciones que van y vienen. Y es lógico, ya que el Principio Cósmico del Ciclo (aludido también por los Hindúes y otras civilizaciones como la Egipcia y Maya) no solo lo observamos en las conductas de la naturaleza sino en las Eras humanas, planetarias, Galácticas y Universales, componiendo la "Respiración de Dios", el Ciclo Cósmico, la "Rueda" Divina de la Experiencia del Creador. De hecho hay una maravillosa armonía entre la Creación (que es una forma de Revelación Divina) y las Escrituras Inspiradas de la Biblia. Es así como las Profecías relativas a los cambios planetarios que se acercan tienen una precisa correspondencia y sincronía con lo que sucede en los cielos, demostrando la Unidad Universal. Es, por lo tanto, una de las Claves Proféticas el observar esta armonía precisa que coincide (debido al Propósito de Dios) con las Revelaciones dadas al hombre.
Según los antiguos Mayas, las observaciones astronómicas actuales y las correspondencias bíblicas, vemos que la Humanidad como especie también está sujeta a un Ciclo, similar al día y la noche, y que justamente se ve reflejado en la órbita de nuestro Sistema Solar en relación a la Galaxia. Se ha observado (desde la perspectiva terrestre) desde épocas antiguas como la del Calendario Maya hasta hoy, que nuestro Sistema Solar se demora en dar una vuelta completa alrededor de la Vía Láctea (nuestra Galaxia) un periodo 25.920 años. Este es el Día Galáctico. La vuelta de la Tierra y el Sistema Solar alrededor de la Galaxia. Un periodo compuesto de “Luz” y “Oscuridad” que repercute y “coincide” justamente con las civilizaciones humanas.
25.920 años dura el Día Galáctico. Un “día” compuesto de 12.960 años de “Luz” en dónde la Humanidad camina hacia la perfección espiritual y material en su Civilización, y 12.960 años de “oscuridad” dónde los hombres se sumen en tinieblas espirituales, morales e intelectuales constituyendo la Era Oscura Humana. Este es el Reloj Divino en relación al Mar de la Humanidad que va y viene, siendo nuestra pequeña vida apenas una gota de agua en la corriente de la Eternidad. Para otros estudiosos, éste periodo de luz y oscuridad está dividido en sub eras más pequeñas de luz y oscuridad, en dónde encajan hasta cierto grado con las descripciones bíblicas.
Los antiguos Mayas (que obtuvieron información astronómica avanzada de los ángeles rebeldes) señalan al año 2012 como el fin del tránsito galáctico. La Cosmobilogia Astronómica nos señala el 2010 como el fin definitivo de la Era de Piscis, una fecha muy cercana a la Maya, dando el comienzo a la Era de Acuario* y el fin de los 12.960 años de “noche”. Esto señala grandes cambios planetarios sobre todo en los años previos, pero no dicen ni significan que el Fin del Mundo venga en esa fecha. En absoluto. Solo se menciona que para aquella fecha o cerca de esos años, la Humanidad ya habrá entrado en el transito inexorable hacia la “Luz”.
* La Astrología científica (o Cosmobiologia que es la expresión más acertada) nos habla de 12 Sub Eras dentro del transito galáctico de 25.920 años, similar (aunque con diferencias) al patrón usado para nuestro año, dividido en las doce casas del zodiaco estelar. Cada Era dura 2.160 años. En el año 150 antes de Cristo se inició la Era de Piscis, caracterizada por la religiosidad (incluida la visita de Cristo) pero a la vez con una parte de encierro espiritual (Edad media hasta hace poco) dominado por las Instituciones. El inicio de la Era de Acuario marca el inicio “del hombre nuevo” inclinado hacia la libertad espiritual, la fraternidad humana y visión Cósmica. Esto coincide al paso al “lado de la Luz” de los próximos 12.960 años (que contienen las 6 Sub Eras siguientes).
Pero lo interesante es que desde el 2010-2012/2013 ya se habrá completado la vuelta galáctica, terminando el periodo de "oscuridad" (simbólica) y con un periodo corto adicional (42 meses reinado bestial) que es el paso inmediatamente anterior a la luz. Jesús, conocedor del Universo y sus revoluciones (el Fue el Hijo Creador y Obrero Maestro del Universo), mencionó una Parábola muy relacionada con lo anterior. En Marcos 13: 32-37 apropiadamente el Maestro nos dice:
“Respecto a aquel día o la hora, nadie sabe, ni los ángeles en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre. Sigan mirando, manténganse despiertos, porque no saben cuándo es el tiempo señalado. Es como un hombre que, al viajar al extranjero, dejó su casa y dio la autoridad a sus esclavos, a cada uno su trabajo, y mandó al portero que se mantuviera alerta. Por lo tanto, manténganse alerta, porque no saben cuándo viene el amo de la casa, si tarde en el día o a medianoche o al canto del gallo o muy de mañana; para que, cuando él llegue de súbito, no los halle durmiendo. Pero lo que les digo a ustedes, a todos lo digo: Manténganse alerta”.
Jesús habla de estar Alerta esperando su Retorno, mencionando los sucesivos periodos. La primera posibilidad podría haber sido “Tarde en el día.” Estos es la primera vigilia según dividían la noche los judíos, griegos y romanos, desde la puesta del sol hasta aproximadamente las 9 de la noche. En el “Día Cósmico” la última parte de este primer periodo involucraba los años posteriores a la partida del Maestro y a la primera “vigilia” de los cristianos primitivos que lucharon por mantenerse alertas.
Se menciona también la “Medianoche”, que es la segunda vigilia, desde aproximadamente las 9 de la noche hasta la medianoche. Después se habla del “Canto del gallo.” La tercera vigilia según dividían la noche los griegos y los romanos, desde la medianoche hasta aproximadamente las 3 de la mañana. Estos 2 largos periodos claramente simbolizan los periodos después de la muerte de los apóstoles, incluido el Medieval, que duraron casi más de 1500 años, un prolongado periodo de “oscuridad y noche” en todo aspecto.
“Muy de mañana.” La cuarta vigilia según dividían la noche los griegos y los romanos, desde aproximadamente las 3 de la mañana hasta la salida del sol. Este periodo, saliente desde la oscuridad profunda hasta la víspera del amanecer representa justamente nuestra Era, que se comenzó a gestar hace un par de siglos y que ahora se precipita inexorablemente al Amanecer. Justamente la última hora antes del Amanecer es muy oscura, lo que representa el inminente cambio que se avecina sobre la humanidad y que nos lleva al “Día”.
Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones. -2 Pedro 1:19
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Todo es parte de una sincronía universal. Incluso el periodo crítico actual de terremotos, desastres, derrumbes sociales, financieros y políticos combinados, todo incluso concuerda con el Reloj sincronizado universal y profético del Señor del Tiempo. .