jueves, 1 de septiembre de 2011

Sobre las acciones crueles de "Dios"

Cierto lector de distintos foros  y blogs me ha preguntado sobre los relatos bíblicos en dónde Dios aprobó el asesinato de miles de personas, incluyendo niños y mujeres indefensas. ¿Puede el Dios bíblico ser considerado digno de veneración por las religiones de la actualidad, debido a ese historial de tratos con las personas del Antiguo Testamento?

En primer lugar cometemos un error al intentar comprender las acciones del pasado bíblico al compararlas con los valores actuales que ha adquirido la humanidad. Por ejemplo, hace 200 o 300 años usted para salvar su honor habría participado en un duelo a muerte con pistolas o espadas con quién le increpaba en la calle. Hoy sin duda la idea de asesinar a alguien por una ofensa le parece horrible y repulsiva a la mayoría de la Sociedad actual. En realidad hoy no arreglaríamos las cosas así, pero en esas épocas aquellos actos no estaban solo justificados sino que para la conciencia de aquella Era constituía algo incluso deseable por la misma sociedad.

Esto nos hace entender porque las acciones provocadas en nombre de la Divinidad hace milenios, tuvieron que integrarse a la cultura, conciencia grupal y actitudes propias de pueblos y civilizaciones primitivas en dónde la violencia física era un medio legítimo en esa época y en ese contexto.

En determinados periodos históricos, la humanidad, como grupo ha necesitado diversas "inyecciones de ayudas” para avanzar en su estado hacia la realización plena de la especie: Un mundo habitado en perfección. Y en estos casos el Dios de las Escrituras Hebreas no era realmente el Dios Supremo, sino una gran cadena o equipo de Ángeles y otras criaturas que representaron a Dios.

En  asuntos administrativos que involucran a varios humanos, hay una infinita cadena de seres superiores, que parte desde el Padre Universal, hasta llegar a nosotros. Aquellos seres, algunos de los cuales ni siquiera imaginamos, han servido de representantes de Dios o de enlaces con los diversos mundos. Dios ha delegado en ellos, y ellos, de acuerdo a su libre albedrío, buscan y manejan soluciones que beneficien a la especie humana en general. Algunos de ellos emprenden aventuras y proyectos. Sin embargo, la mano  del Padre resguarda los resultados finales, y nuestro futuro como humanidad es seguro. Pero tal como Dios delega en los padres humanos, para que críen a sus hijos, Él ha delegado en ellos  para que se encarguen de nuestra especie, aunque el resultado positivo está asegurado.

En diferentes épocas, ellos han aparecido ante los humanos, y la gente de aquellas épocas los confundió con Dios. Sin embargo, aquello era válido, puesto que eran sus representantes. Esos fueron los dioses que educaron a algunas de nuestras razas, y guiaron a algunos de nuestros pueblos.

El caso más sobresaliente fue el del pueblo hebreo. Debido a varías razones ellos trazaron un plan que abarcaba varios siglos, y que tenía por objeto preparar y salvaguardar el terreno para la venida del Hijo Creador de este universo. Hablamos de la venida de Miguel (Jesús de Nazaret), el cual entregaría la última revelación a la Humanidad: La Fraternidad humana y  la Paternidad de Dios.
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 Pero para que llegara ese día, una vasta y compleja operación fue montada por ésos “representantes” de Dios. Una “operación” que tuvo que adaptarse a la cultura, conciencia y mentalidad de los habitantes de esas épocas. Una cultura y conciencia grupal que hoy nos choca como civilización actual, pero que era muy válida y legítima en esos tiempos. De la misma forma como hoy día es impensado batirse a balazos por el honor manchado por un vecino, pero si era socialmente aceptado hace 300 años.

Los israelitas, asombrados y asustados ante las manifestaciones "sobrenaturales" de la "gente" de Dios, aceptaron ser educados y guiados para un propósito de largo alcance. No obstante, al hacer esto, tal como  dije, se corría el riesgo de sacrificar la experiencia interna de Dios, por la observación externa. El hombre fácilmente se deslumbra con lo exterior, sacrificando lo interior. Para salvar este problema, que siempre surge cuando la "gente" de Dios toma la decisión de intervenir directamente en asuntos humanos (cosa que en determinados momentos históricos puede resultar necesaria (eso es algo que ellos evalúan) para pegar un empujoncito a la especie), se deben aplicar leyes que ordenen la vida de aquellas tribus primitivas, que perdieron la experiencia interna (que fácilmente los hubiera guiado en la vida), en beneficio de códigos y normas rígidas y estrictas, con el fin de evitar el caos social. En estos casos se aplica el socialismo de las hormigas, que permite que un orden social primitivo en sentido interior pueda funcionar. Esta fue la razón de la Ley Mosaica, y de todos sus preceptos (aunque con los siglos los hombres le añadieron un rigor desmedido), y de esas manifestaciones "sobrenaturales" de la antigüedad, en dónde la gente creía ver la forma de Dios, además de las matanzas dirigidas por esos seres... las cuales actualmente han escandalizado a muchos,  pero que lamentablemente formó en la mente de los humanos la imagen perpetua de aquel Dios del Sinaí.

Muchas situaciones que podríamos calificar como “crueles” por parte de Jehová, fueron tomadas pensando en el bienestar colectivo de la civilización hebrea.  Así, muchos pueblos Cananeos fueron destruidos porque hubiesen puesto en peligro el escenario del pueblo portador de una única Deidad y la plataforma social y moral para la aparición del Mesías.  Por ejemplo, los habitantes homosexuales de Sodoma y Gomorra presentaban una amenaza futura de expansión que hubiese puesto en peligro a la familia de Abrahán. Así también otras tribus Cananeas que practicaban la muerte de niños y otros ritos retrógrados para la raza humana.

Por eso digo que Dios no prefiere las manifestaciones externas, aunque sí se han tenido que efectuarse bajo las circunstancias y el momento histórico preciso, en épocas pasadas, ya que el hombre a veces necesita ver para creer.

A una masa le resulta difícil la experiencia interna, debido a que sus mentes son tantas, y tan diferentes, algunas tan grotescas y otras tan enfermas, que es imposible utilizar la revelación de la experiencia interna con un número elevado de humanos al mismo tiempo. Cada persona individualmente necesita un desarrollo personal y espiritual que le permita encontrarse con Dios; por lo tanto, debido a que era muy difícil lograr esto de una manera eficaz con una nación compuesta por millones de personas, en una época primitiva,  la "gente"  de Dios optó por formular leyes generales que manifestaran una supuesta imagen divina para educar a aquellos primitivos. Sin embargo, la Historia demostró que la nación de Israel fracasó como divulgadora de la verdad, ya que la Ley (cuando llegó el momento), no fue cambiada por una relación personal e íntima con el Padre, y por una Ley del corazón.

Las crueles actuaciones de esos seres que representaron a la Divinidad fueron realizadas con la frialdad de criaturas que velan por el bienestar colectivo de una Civilización, y por lo tanto, no representaron el pensamiento último de Dios y su amor por sus criaturas. Jesús de Nazaret vino precisamente a revelar la verdad sobre la Paternidad de Dios y la hermandad entre los hombres.

Por esa razón no es adecuado y bueno que las religiones actuales utilicen ejemplos del Antiguo Testamento para colocarlos al mismo nivel de los mensajes de las Escrituras Cristianas. En realidad el Cristianismo eliminó e implementó un Nuevo Camino en donde absorbió e iluminó las “sombras” del viejo pacto. Por lo tanto, deben utilizarse con mucho cuidado los ejemplos de las acciones temerarias o crueles de los patriarcas como modelos para ser usadas por los cristianos. Lamentablemente muchas religiones han hecho uso de estos ejemplos para justificar guerras y crueldades al colocar en un nivel de igualdad estos relatos con el mensaje superior de Jesús de Nazaret.

La época de esas Eras ya pasó. Ahora una Nueva Realidad se extiende ante nosotros.