miércoles, 5 de agosto de 2009

El trigo y la mala hierba, las ovejas y las cabras, y la red barredera


No solo el Cristo predice acontecimientos para su generación en los evangelios. También habla de cómo su gran mensaje sería trastocado y manipulado en los siglos venideros por sus supuestos “representantes”. En Mateo 13: 24-30, 36-43 habla y previene de esto. En estos pasajes el Gran Maestro nos cuenta de un sembrador, quién es él mismo. El da a sus discípulos el gran mensaje para la humanidad, la “semilla excelente” entregada a este planeta, “el campo es el mundo”; que produce a “los hijos del reino” que son su seguidores verdaderos. Sin embargo, mientras los hombres “dormían”, o sea mientras los apóstoles y otros que conocieron la verdad original ya habían muerto o estaban dormidos espiritualmente, el “enemigo que es el Diablo” sobresembró “mala hierba” en la noche, en este periodo de oscuridad mundial que comenzaba a acentuarse. Esta mala hierba compuesta de hombres alejados de la verdad (hijos del inicuo) producen un mensaje alterado, viciado sobre lo que el maestro habló. Con el paso de los siglos, surgirían estructuras eclesiásticas-políticas más alejadas de la verdad que corromperían a miles de hombres y los mantendrían en oscurantismo durante siglos.

Pero, el Maestro nos habla en el relato del fin de una época, de una “Conclusión de un Sistema de Cosas”, en dónde el trigo ya maduro es separado de la mala hierba. El auténtico mensaje del Hijo del Hombre al fin brillaría con los hombres comprometidos con él. Ahora bien, una lectura cuidadosa de este pasaje nos habla de sucesos inmediatos antes del fin del sistema de cosas mundial. Pero el texto es claro. Dice que la “siega es una conclusión de un sistema de cosas, y los segadores son los ángeles”. (Mateo 13:39). Allí no se dice que la siega sea un periodo largo de predicación previo al fin, a la conclusión final. No, dice que la siega misma es la conclusión final. La separación final. Además cuando se habla del “fin del sistema de cosas” no se refiere a la parte final del sistema de cosas. No, es claro, se habla de Fin. Un fin consumado. También la expresión se refiere a “un fin conjunto; un fin en combinación, un finalizar juntamente”. Pero esta expresión literal no significa algo previo al fin. No, se habla de algo conjunto, global, con varias cosas, pero que suceden en el mismo evento. Esta expresión, por lo tanto, no deberíamos confundirla con “los últimos días del Sistema de Cosas” que si es algo previo que ahora experimentamos, pero aún no se ha realizado el fin o la conclusión del sistema de cosas mundial.

Pero esta profecía tiene un alcance sorprendente. Se muestra que finalmente se separara el trigo de la mala hierba durante la conclusión del sistema, la siega, pero los segadores son realmente los ángeles, no seres humanos. (ver 39). Los verdaderos seguidores de Jesús se harán claramente distinguibles o estarán claramente identificados para aquel tiempo. “De manera que, así como se junta la mala hierba y se quema con fuego, así será en la conclusión del sistema de cosas. El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, y ellos juntarán de su reino todas las cosas que hacen tropezar, y a los que cometen desafuero, y los arrojarán en el horno de fuego. Allí es dónde será su llanto y el crujir de sus dientes. En aquel tiempo los justos resplandecerán tan brillantemente como el sol en el reino de su Padre. El que tiene oídos, escuche” (15:40-43).
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Me gustaría que el lector ahora comparara este pasaje con Mateo 25: 31-46: “Cuando el Hijo del hombre llegue en su gloria, y todos los ángeles con él, entonces se sentará sobre su glorioso trono. Y todas las naciones serán reunidas delante de él, y separará a la gente unos de otros, así como el pastor separa las ovejas de las cabras. Y pondrá las ovejas a su derecha, pero las cabras a su izquierda. Entonces dirá el rey a los de su derecha: “vengan, ustedes que han sido bendecidos por mi Padre, hereden el reino preparado para ustedes desde la fundación del mundo (...) Entonces dirá, a su vez, a los de si izquierda: Váyanse de mí, ustedes que han sido maldecidos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles (...) Y estos partirán al cortamiento eterno, pero los justos a la vida eterna.”

Su parecido es asombroso. Es obvio que ambos relatos hablan del mismo suceso. Jesús en más de alguna ocasión repitió sus parábolas con otros ropajes, simbolismos cotidianos distintos del hombre de su época, en tiempos diferentes de su ministerio, como este caso, agregando detalles nuevos, o viendo el mismo asunto desde una óptica distinta pero complementaria. En realidad la mayoría de las Profecías Bíblicas funcionan así. Y ésta es justamente una clave para interpretarlas. Diferentes profetas, en diferentes épocas hablan de los mismos sucesos, con ópticas diferentes y con aplicaciones también a sus propias épocas y situaciones, pero reflejando también una aplicación mayor y futura que trasciende su Era. Todos los distintos detalles de los diversos libros se complementan , dándonos un mosaico general de los eventos futuros que señalan el Armagedón y sus detalles, siendo un verdadero arte su complementación para la óptica más final y completa. Este es el tejido bíblico que hay que respetar, aunque brilla por si solo a través de su sencillez y claridad.

De hecho, volviendo al mismo Mateo 13: 47-51, Jesús después de hablar de otro aspecto del Reino, da un nuevo detalle de lo mismo antes comentado: “Otra vez: el reino de los cielos es semejante a una red barredera bajada al mar, y que recoge peces de todo género. Cuando se llenó, la sacaron sobre la playa y, sentándose, juntaron los excelentes en receptáculos, pero tiraron los que no eran apropiados. Así es como será en la conclusión del sistema de cosas: saldrán los ángeles y separarán a los inicuos de entre los justos, y los echarán en el horno de fuego. Allí es donde será su llanto y el crujir de sus dientes. ¿Captaron ustedes el sentido de todas estas cosas?” . En los tres pasajes vistos, se habla claramente de una separación final en la que participan activamente los ángeles. Salvación y destrucción se observa. Y como sabrá el lector, la parábola de las ovejas y las cabras ya se le ha dado una nueva aplicación a la gran tribulación, ya para el mismo fin. Es obvio que todos estos pasajes (y otros) reiterativos aludan al mismo evento, agregando cosas nuevas.

Estas Parábolas proféticas nos introducen de lleno al tema de esta investigación. El capitulo 24 de Mateo, y todas sus otras conexiones con los demás libros bíblicos, además de las impresionantes similitudes con otras variantes proféticas y sus claves.
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En conclusión (solo realizando una comparación cuidadosa de los tres relatos leyendo detenidamente la Biblia) obtenemos que la ilustración del trigo y la mala hierba, las ovejas y las cabras, y la red barredera, aluden al mismo evento, de la misma forma como otras profecías con distintos "ropajes" hablan del Día de Jehová.