Como se ha publicado en entradas anteriores, existe la posibilidad de que el capítulo 24 de Mateo se refiere a un mismo suceso clave.
Jesús dice mirando hacia Jerusalén y el Templo:
“¿No contemplan todas estas cosas? En verdad les digo: De ningún modo se dejará aquí piedra sobre piedra que no sea derribada”.
Los apóstoles pican y preguntan: “Dinos: ¿Cuándo serán estas cosas, y qué será la señal de tu presencia y de la conclusión del sistema de cosas?”. Es evidente que ellos preguntan sobre su época y sobre la destrucción de Jerusalén. No tenían ni idea de una venida futura o presencia larga. Ellos preguntan sobre el fin de su sistema. Jesús amorosamente les contesta a ellos, pero también nos ilumina a nosotros.
En los versículos 4 al 6 evidentemente el da una introducción general. En los versículos 7 al 14 él entra en más detalles como si fuera un resumen general, que termina con la conclusión del sistema (el fin consumado) tras la predicación. Y finalmente, en los versículos 15 al 31 da detalles más precisos (y otras cosas nuevas) del mismo periodo narrado anteriormente.
En el versículos 7 al 14, Jesús responde a la pregunta: "¿Cuando serán éstas cosas?": Habrán guerras, hambres, pestes, predicación global in crescendo. Pero fijáos bien. No se dice que éstas cosas son la "Señal". Más bien son los acontecimientos previos a la Presencia y Señal de Cristo. Más adelante, Jesús los compara con la higuera que echa brotes y avisa del verano inminente (ver. 32,33).
Recién en los versículos 15 al 31 aparecen las palabras "Señal" y "Presencia" en respuesta a la petición de los apóstoles. Por lo tanto, la Biblia se explica sola cuando leemos bien el relato. En estos versículos Jesús responde a la pregunta: ¿qué será la señal de tu presencia y de la conclusión del sistema de cosas?
27 Porque así como el relámpago sale de las partes orientales y resplandece hasta las partes occidentales, así será la presencia del Hijo del hombre. 28 Dondequiera que esté el cadáver, allí se reunirán las águilas.
29 ”Inmediatamente después de la tribulación de aquellos días el sol será oscurecido, y la luna no dará su luz, y las estrellas caerán del cielo, y los poderes de los cielos serán sacudidos. 30 Y entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del hombre, y entonces todas las tribus de la tierra se golpearán en lamento, y verán al Hijo del hombre viniendo sobre las nubes del cielo con poder y gran gloria.
La Presencia y Señal del Hijo del Hombre suceden en la Gran Tribulación. Y se sabrá de ésta señal con los fenómenos celestiales literales que ocurrirán. Jesús recién en esta parte da respuesta a la pregunta: Él dice que su Presencia y Señal van acompañados de manifestaciones sobrenaturales que el mundo observa con terror.
En los versículos 37 al 42 Jesús ahora da consejos adicionales para estar listos para ese día de su regreso y presencia.
37 Porque así como eran los días de Noé, así será la presencia (parausía) del Hijo del hombre. 38 Porque como en aquellos días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, los hombres casándose y las mujeres siendo dadas en matrimonio, hasta el día en que Noé entró en el arca; 39 y no hicieron caso hasta que vino el diluvio y los barrió a todos, así será la presencia (parausía) del Hijo del hombre. 40 Entonces dos hombres estarán en el campo: uno será llevado, y el otro será abandonado; 41 dos mujeres estarán moliendo en el molino de mano: una será llevada, y la otra será abandonada. 42 Manténganse alerta, pues, porque no saben en qué día viene su Señor.
Meditemos bien en los pasajes citados. A simple vista podríamos leer que la presencia es un periodo largo en dónde la gente realiza actividades cotidianas como "casarase, comer y beber". No obstante, no debemos separar el contexto de todo el relato. Es de interés la parte que dice: "hasta el día en que Noé entró en el arca; y no hicieron caso hasta que vino el diluvio y los barrió a todos, así será la presencia del Hijo del hombre".
Claramente se compara a la Presencia al Diluvio: al Día en que Noé entra en el Arca y a la destrucción divina. La Presencia, al igual que el Diluvio es el Día del castigo (la Gran Tribulación). Las actitudes de la gente como casarse, comprar, etc, son previas al Diluvio y al equivalente moderno: "La Presencia". La Presencia es el equivalente del Diluvio, la Gran Tribulación en dónde al final "uno será llevado y el otro dejado". "Manténgase alerta", para el día de la llegada del Señor, lo cual es una alusión a la Parausía. El relato es claro y no deje lugar a dudas al leerlo con detención.
3 Porque ustedes saben esto primero, que en los últimos días vendrán burlones con su burla, procediendo según sus propios deseos 4 y diciendo: “¿Dónde está esa prometida presencia (parausía) de él? Pues, desde el día en que nuestros antepasados se durmieron [en la muerte], todas las cosas continúan exactamente como desde el principio de la creación” (2 Pedro 3:3,4).
Claramente los últimos días no son lo mismo que la presencia. Los últimos días vienen antes de la presencia en la que las tribus de la Tierra se lamentan. Y como se tarda los burlones aparecen. Por lo tanto, cuando los burlones se quejan es porque la Parausía aún no ha llegado. No es que no la capten con el ojo espiritual; es que sencillamente la Parausía aún no ha llegado. Y el relato continua:
6 y por aquellos [medios] el mundo de aquel tiempo sufrió destrucción cuando fue anegado en agua. 7 Pero por la misma palabra los cielos y la tierra que existen ahora están guardados para fuego y están en reserva para el día del juicio y de la destrucción de los hombres impíos.
10 Sin embargo, el día de Jehová vendrá como ladrón, y en este los cielos pasarán con un ruido de silbido, pero los elementos, estando intensamente calientes, serán disueltos, y la tierra y las obras [que hay] en ella serán descubiertas.
11 Puesto que todas estas cosas así han de ser disueltas, ¡qué clase de personas deben ser ustedes en actos santos de conducta y hechos de devoción piadosa, 12 esperando y teniendo muy presente la presencia (parausía) del día de Jehová, por el cual [los] cielos, estando encendidos, serán disueltos, y [los] elementos, estando intensamente calientes, se derretirán! ( 2 Pedro 3)
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Pedro en su exposición en ninguna parte separa la Parausía del Día de Jehová. Para el escritor de la carta, la Parausía y el Día de Jehová son lo mismo. Lo de una Parausía para algunos y Parausía final para todos son interpretaciones que no aparecen en el relato. Los versículos son claros e incluso vuelven a hablar del Diluvio como antecedente de la futura Parausía.