lunes, 6 de diciembre de 2010
Cuando la desolación del lugar santo se convierta en una realidad
Hemos estudiado en éste sitio muchas veces los pasajes alusivos a la inminente profanación del lugar Santo de Dios en la Tierra. Sabemos que el sellado final de los últimos cristianos "ungidos" se acerca. No obstante, luego que dicho Templo esté "completo", con todas sus "piedras vivas" en sus respectivos sitios, acontecerá una purificación que sacará a la luz quienes eran realmente las "piedras vivas". Los elementos no correspondientes al Templo serán expuestos ante el calor de la prueba.
Un Salmo profético nos describe con gran dramatismo algo que será realidad, y que la mayoría de los cristianos no sabe o no desea saber:
Salmo 74:3-4 leemos: "Todo lo ha tratado mal el enemigo en el lugar santo. Los que te demuestran hostilidad han rugido en medio de tu lugar de reunión. Han colocado sus propias señales como las señales."
Han arrojado tu santuario en el fuego mismo. Han profanado el tabernáculo de tu nombre hasta la misma tierra. Ellos, aún su prole, han dicho juntos en su propio corazón: "Todos los lugares de reunión de Dios tienen que ser quemados en la tierra". No hemos visto nuestras señales; ya no hay profeta, y no hay nadie con nosotros que sepa hasta cuando. ¿Hasta cuándo, oh Dios, seguirá vituperando el adversario?, ¿Seguirá el enemigo tratando tu nombre con falta de respeto hasta tiempo indefinido? - Salmo 74: 7-10
Este Salmo profetiza lo que quizás se vuelva una cruel realidad cuando la hermandad sea vendida mediante el Hombre del Desafuero. Los "lugares de reunión de Dios serán quemados en la tierra". Una terrible persecusión que reducirá a cenizas los centros de reunión.
La referencia del Salmista cuando dice que "Nuestras señales" no pueden ser vistas y que tampoco hay profeta que pueda discernir lo que ha sucedido, solo puede ser el resultado de las falsas expectativas que el pueblo de Dios en conjunto ha aceptado. Por lo tanto, hay una hambruna en cuanto a la dirección profética, en cuanto a tener claridad sobre cómo se desarrollan los asuntos. "No hay profeta" para el pueblo.
La expresión que profetiza que el enemigo pondrá "Sus señales como las señales" está de acuerdo con la profecía de Daniel que nos dice que el Rey del Fiero Semblante "Siguió echando la verdad a la tierra".
Como todos los testigos de Jehová saben, la creencia es que la Cristiandad es la primera en caer al inicio de la Gran Tribulación. Esta es una de las "Señales" que nosotros esperamos que sucedan. Desafortunadamente, ninguno cuestiona seriamente el orden en que sucederán estas expectativas.
Por lo tanto, cuando las cosas no ocurran como muchos lo habían imaginado, miles se darán cuenta que los maestros en que tanto confiaban fallaron. ¡Esto servirá para probar nuestra fe, pues creeremos que hemos sido engañados por falsos profetas!
¡Lo peor de todo es que nuestros maestros aún no se han dado cuenta que la calamidad que anunciamos contra la Cristiandad es, en verdad, una calamidad profetizada contra nosotros mismos! ¡El Juicio parte contra la Casa de Dios y una Clase Jezabel!
¿Puede haber mayor razón para que nuestros enemigos reprochen el Nombre de nuestro Dios? ¡Ellos verán con sus propios ojos que la calamidad va sobre aquellos que llevan Su Nombre! Es por eso por lo que el apóstol Pablo anima a los Cristianos a no desfallecer ante tal disciplina; tal y como muchos seguramente desfallecerán. No es casualidad que, debido a esto, leamos en el libro de Isaías y en muchos otros relatos palabras de aliento y fe para permanecer a la expectativa de la salvación por parte de nuestro Dios; aún cuando todo parezca perdido. No, los libros proféticos no solo son historia pasada de la relación de Israel con Jehová. Nos preparan con lecciones espirituales y profecías para aguantar ante la dura prueba de Fe que se viene encima de los cristianos.