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El propósito de toda profecía es señalar a Jesucristo. Cristo el “secreto sagrado de Dios”, y dice que “cuidadosamente ocultados en él están todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento”. (Col. 2:2, 3.) Toda profecía verdadera, es decir, todos los mensajes inspirados de Dios y proclamados por sus siervos, señalaban hacia su Hijo. Así que, como dice Revelación 19:10, todo el “espíritu” (toda la inclinación, intención y propósito) de la profecía era dar testimonio de Jesús, aquel a quien Jehová convertiría en “el camino y la verdad y la vida”. (Jn. 14:6.) Esto no solo es cierto de las profecías anteriores al ministerio público de Jesús, sino de todas las profecías posteriores. (Hch. 2:16-36.)
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Si bien la cronología y el estudio de los "tiempos y sazones" puede ser interesante y hasta convertirse en un desafío, claramente está en un nivel inferior en relación a "dar testimonio de Jesús" y el "profetizar", porque la verdadera profecía es mas que simplemente descubrir fechas o tiempos, tiene que ver con captar la "esencia" de lo que realmente ocurrirá y no necesariamente cuando ocurrirá.
Podemos encontrar un periodo cronológico, por ejemplo, de "siete tiempos", e incluso tratar de darle un principio y término, pero mucho más importante que eso es descubrir y tener entendimiento sobre que sucesos ocurrirán mas que saber cuando ocurrirán. Cuando el mensaje bíblico es sometido a una teoría cronológica se suelen cometer errores. Más bien, debe determinarse con claridad el entendimiento correcto, dejando de lado el asunto cronológico. Cuando el entendimiento está bien cimientado, recién deberíamos ver si hay o no apoyo cronológico. El error es que se suele hacer al revés y se construye desde el tejado. Por ejemplo, todos los libros y entendimientos bíblicos correctos señalan que la Parausía y Entronización son eventos futuros, pero en contra de ésto se ha insistido en especulaciones cronológicas alegóricas externas de las Escrituras, para de esa forma someter el entendimiento claro interno de la propia Biblia.
Después de haber estado acostumbrados a interpretaciones intrincadas, argumentos complejos, y a una alegorización imaginativa de las Escrituras, puede que resulte difícil también el reconocer y aceptar la extraordinaria simplicidad y profundidad del mensaje de la Biblia.
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Quizás sea difícil darse cuenta de que Jesús quiso decir precisamente lo que dijo cuando, después de expresar el principio de que "todo cuanto queráis que os hagan los hombres, hacédselo también vosotros a ellos," pasó a decir, "porque ésta es la Ley y los Profetas." Eso muestra que toda la intención, que todo el empuje detrás de las Escrituras inspiradas entonces existentes, era para enseñar a los hombres y a las mujeres a amar. Esto armoniza con la declaración de Jesús de que en los dos mandamientos, de amar a Dios y amar al prójimo, "penden toda la Ley y los Profetas”.
Note, no sólo la ley sino además "los Profetas." La profecía entonces no tiene el propósito de desarrollar alguna interpretación especulativa y aplicación imaginativa de algunas fechas y eventos en tiempos modernos (cuya aplicación a menudo cambia a medida que el paso de la fecha la hace insostenible), ni el proveer los medios para que una organización se jacte de la supuesta superioridad de su relación con Dios. Toda profecía está diseñada para guiamos "al Hijo de Su amor," de modo que aprendamos amor a través de él, y a vivir en amor como él vivió en amor. Por eso leemos que, "el dar testimonio de Jesús es lo que inspira el profetizar."
.Cada vez que las Escrituras se emplean de alguna manera diferente, cada vez que el dogmatismo y las argumentaciones sectarias nublan y complican este designio sencillo de las Escrituras, se demuestra que los que así argumentan han perdido de vista el propósito mismo de la Biblia. Reconozco que ésto significa una lucha inmensa interna, por qué es muy fácil sucumbir al Ego que nubla y que te da a entender que haces descubrimientos asombrosos de la Biblia, pero dichos descubrimientos solo pueden ser "espejismos" y propias ilusiones creadas por uno mismo de la misma forma como lo fueron muchas fechas supuestamente especiales y en las cuales se creyó que vendría el Fin. Confieso que en una etapa de mi vida ésto representó una lucha porque uno tiende a crear un ídolo de la cronología, de la misma forma como Juan quizo adorar al ángel. Pero es la herencia religiosa que quizás nos nubla el auténtico entendimiento bíblico.
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Quizás a algunos le cueste toda una vida desprenderse del razonamiento de que la Biblia está sometida a cálculos cronológicos más que comprender que el cálculo debe ser solo un apoyo secundario y quizás hasta innecesario. Ésto lo he puesto a prueba tras la investigación anterior de la identidad de la Mujer. Deseaba tener el entendimiento correcto, y finalmente de forma secundaría me asomé a ver si tendría alguna relación con nuestras fechas actuales. Pero confieso que al final eso es lo menos importante para mí.
Después de todo el argumentar y debatir sobre ciertos puntos o temas doctrinales que muy a menudo envuelven cosas no claramente definidas en las Escrituras, ¿qué provecho verdadero se ha logrado? La pregunta importante permanece, ¿qué somos nosotros como personas? ¿Cuán bien reflejamos las cualidades de nuestro Padre celestial y su Hijo? ¿Se ejemplifican verdaderamente sus enseñanzas en nuestra vida y trato de otros? Cualquier enseñanza, sea organizacional o individual, que no contribuya genuinamente a hacer a uno más compasivo, considerado y dispuesto a ayudar a otros, jamás podría ser de Dios, pues "este mandamiento lo tenemos de él, que el que ama a Dios esté amando también a su hermano”.
Cuando damos "testimonio de Jesús" no olvidamos su mensaje principal y su forma como vivió su vida. Eso es lo principal, y eso nos hará "profetizar" correctamente.