sábado, 29 de enero de 2011

"Sálganse de ella, pueblo mío"

 "Y oí otra voz procedente del cielo decir: “Sálganse de ella, pueblo mío, si no quieren participar con ella en sus pecados, y si no quieren recibir parte de sus plagas" - Rev. 18:4.

Es común que este texto se explique en relación a las  personas individuales que son parte de Babilonia la Grande, y que al conocer la verdad, rápidamente deben huir de ésta. Deben salirse de ella y de sus filas.

También se ha dicho que la liberación del pueblo de Dios de la antitípica Babilonia sucedió en 1919, cuando a nivel colectivo, dejaron las garras de Babilonia.

En el primer caso, hay una seria dificultad para aplicar ésa profecía a las personas individuales como si fueran miembros de Babilonia la Grande. Mientras contestaba algunas inquietudes en entradas pasadas, he llegado a una mejor comprensión del asunto, y no dilataré en exponerlo. Claramente Dios dice: "Sálganse de ella, pueblo mío". ¿Cómo es posible que el Pueblo de Dios (o miembros individuales) sea miembro de Babilonia la Grande?

Para entender éste asunto, no olvidemos la situación en la que la Babilonia antigua "aprisionó" al Pueblo de Dios hasta el día de la liberación por Ciro (539 a.E.C). Esa situación, fué un cuadro profético de lo que el Apocalipsis señala. Por lo tanto, la invitación a salir de Babilonia la Grande no se hace a miembros de Babilonia, sino al Pueblo de Dios, a personas atrapadas en el imperio religioso falso. Sería conducente a un gran error expresarnos así: "Ésta persona era miembro de Babilonia la Grande y se salió de ella". En el texto, Jehová deja claro que los que deben huir son el Pueblo de Dios y no miembros de Babilonia.

La segunda dificultad estriba en lo siguiente. Si la invitación de que el Pueblo de Dios se salga de Babilonia se sigue realizando mediante la predicación, ¿no indicaría acaso que el Pueblo de Dios todavía está prisionero en Babilonia?

Cómo hemos comentado, para esquivar esta incómoda situación se argumenta que el Pueblo de Dios ya salió de forma colectiva en 1919, y que desde ese año la invitación se hace a miembros de Babilonia para que a nivel individual puedan llegar a ser miembros del Pueblo ya liberado de Dios. No obstante, la voz celestial no dice eso. Dice lisa y llanamente que el Pueblo de Dios prisionero debe huir de Babilonia. No se habla de los miembros de Babilonia la Grande, pues existiría una contradicción: ¿cómo pueden los miembros de Babilonia la Grande ser a la vez el Pueblo de Dios?

Debemos recordar que el cautiverio del pueblo de Dios, así como su subsecuente liberación, es un aspecto y un detalle vital en lo referente al propósito de Jehová. Para entender éste asunto correctamente no olvidemos el precedente de los sucesos en 539 a.E.C.

El cautiverio del pueblo de Dios en Babilonia es la forma como Jehová castiga y humilla a su infiel y altanero pueblo, y es por medio de ese castigo como se resuelve la causa judicial de Jehová en contra de su pueblo. Asi ocurrió cuando el Pueblo de Israel cae en las manos de los babilonios.  En otras palabras, el cautiverio en Babilonia es el castigo al que se le somete a los dirigentes del pueblo de Dios por sus crímenes y ofensas en contra del Dios Verdadero, y una vez que este castigo es cumplido, se resuelve para siempre y de una vez por todas la causa judicial que Jehová tiene en contra de aquellos que están en un pacto con Él. Los miembros del Pueblo de Dios son refinados debido a ésta acción, tal como ocurrió en el caso del Israel antiguo, con su cautiverio y liberación.

Cómo hemos señalado antes, las evidencias muestran que no existió una liberación espiritual de los testigos de Jehová en 1919. Ellos siguieron "atados" a Babilonia la Grande por muchos años, con prácticas que fueron dejando tras muchas décadas posteriores. Sin embargo, una nueva atadura los amarró al sistema de Babilonia, cuando en los años 90 realizaron ciertas inscripciones como ONGS.  No obstante, un estudio más profundo de lo que significa ser el "Pueblo de Dios", nos indica que éste tiene mucho más que ver con una simple denominación. El Pueblo de Dios, son los distintos cristianos verdaderos que a nivel colectivo están esparcidos en las muchas denominaciones "cristianas", las cuales son extensiones o rameras-hijas de Babilonia la Grande. Ellos son el "trigo" en medio de la Mala Hierba. Individualmente están separados, pero desde la óptica celestial son un solo Pueblo. Son la pertenencia de Jehová: Sus Hijos a quienes él llama.

No olvidemos que dada la infidelidad de los dirigentes del Israel antiguo, todo el Pueblo de Dios tuvo que soportar el peso del cautiverio. Incluso, jóvenes rectos como Daniel y sus amigos tuvieron que movilizarse en medio de Babilonia. Cientos de otros judíos, nacieron durante ese cautiverio, y tuvieron el privilegio de ser liberados. Ese día llegó, cuando Ciro guiado por la dirección de Jehová, fué el elemento que provocó la caída de Babilonia. Luego, entonces los hebreos tenían que estar listos para huir.
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Hoy también, miles han nacido en medio de las áreas de acción de Babilonia. Y Jehová prepara sus corazones y mentes para el día de la "huída" mientras aguardan la liberación del Pueblo de Dios en manos del Ciro Celestial.
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Acualmente, Babilonia la Grande ha capturado bajo su área de influencia a los distintos dirigentes de todas las confesiones llamadas cristianas. Éstas organizaciones que tienen entre sus miembros al Pueblo de Dios, se han vuelto rameras hijas de la gran Babilonia.

Notemos por ejemplo, como el 10 de Julio de 2009, durante las conferencias de la OSCE pro-libertad religiosa, uno de los principales participantes fué el Vaticano el cual agrupó a todas las demás denominaciones en la lucha por la libertad religiosa bajo el amparo de la OSCE.

Hay quienes afirman que ya es el momento de huir de Babilonia la Grande. Sin embargo, olvidan éste hecho: Fué la caída de Babilonia bajo Ciro el Persa, lo que dió la "orden" para "huir". Actualmente es Jesucristo, el Gran Ciro, el Ungido de Jehová, quién provocará la caída de Babilonia la Grande. Es él quién nos indicará cuando debemos partir. Él es nuestro libertador.

Revelación nos dice antes del llamado a huir de Babilonia:

"Y él clamó con voz poderosa, y dijo: “¡Ha caído! ¡Babilonia la Grande ha caído, y ha llegado a ser lugar de habitación de demonios y escondite de toda exhalación inmunda y escondite de toda ave inmunda y odiada!" -  Rev. 18: 2

Posteriormente se dice que debemos huir, de la misma forma como ocurrió tras la caída (no la destrucción) de Babilonia en 539 a.E.C.  Hoy  la "señal" será la cosa Repugnante parada en un lugar Santo. Las religiones organizadas caerán de forma tremenda con gran desprestigio mundial.  Entonces hay que "huir" a las "montañas" simbólicas. Entonces los cristianos verdaderos empezarán a obrar como el Pueblo de Dios liberado durante su testimonio de 42 meses.  Para ese entonces Jehová Dios habrá llevado a su final su causa judicial en contra de sus hijos y de su rebelde y extraviada nación. Ése tema que fué declarado por todos los profetas.  Al término de ese duelo, la purificación estará completa.
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Después de la huída del Pueblo de Dios, Babilonia será posteriormente destruída.