domingo, 6 de febrero de 2011

El Nombre Trascendental

En entradas anteriores hemos recordado como las letras hebreas del Nombre de Dios tienen una relación con nuestro ADN, y por ende, con la aparición de cada uno de nosotros. El nombre de Dios está incorporado en nuestra existencia en la forma en que "llegamos a ser". Efectivamente "El causa que llegue a ser" nos crea y produce personalmente. También hemos repasado que mucho mas importante que la mera repetición de una palabra o pronunciación de ésta, es de mayor valor e importancia, el significado y lo que encierra ese Nombre, el cual describe a la persona misma. Además hemos visualizado como el Creador se manifiesta a través de su Nombre de forma plena en la figura de su Hijo. El "llega a ser" o manifiesta sus propósitos de forma total mediante Jesús, cual nombre significa "Jehová Salva". Así, mediante su Hijo, se obtienen la realización completa de los propósitos de Dios para la humanidad. Por esa razón, Dios mismo a través de su Espíritu guió los asuntos para que el énfasis en la Escrituras griegas cristianas se centrara en Cristo. El nombre “Jesús” aparece 912 veces en las Escrituras griegas cristianas, mientras que la inserción discutible de la expresión "Jehová" en la Traducción del Nuevo Mundo solo aparece 237 veces. Incluso, con esta inserción en ésta traducción claramente observamos un mayor énfasis en el Hijo de Dios.
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 Jehová Dios mismo afirmó que era Su voluntad que “todos honren al Hijo así como honran al Padre. El que no honra al Hijo no honra al Padre que lo envió" (Juan 5:23). Los escritores de las Escrituras Cristianas tomaron claramente esta afirmación en serio y su ejemplo debe ser seguido, en lugar de ser descartado bajo la alegación de que no se ajusta a las necesidades de nuestro tiempo. En realidad, cuando comprendemos en profundidad de que el Nombre de Jehová, el mismo Tetragrámaton y su significado está incorporado en la vida y en la persona de Cristo, obtenemos un cuadro completo que no provoca contradicción (Véase entradas anteriores que hablan de éste tema). Tampoco es un apoyo a la doctrina trinitaria ni mucho menos.

 Es el deseo del Padre que ahora la manifestación de su Nombre sea a través de la persona de su Hijo. ¿Deberíamos violar o pasar a llevar el deseo de Dios, pensando que de esa forma le honramos? Jehová no es un Ser posesivo que reclame la honra de sus criaturas. El temor o una obsesión por que lo adoren no es parte de su esencia. El no es un ser humano sediento de poder y carente de halagos para llenar un presunto ego. Al contrario, El delega y desea que se honre a su Hijo amado. Hay ejemplos bíblicos que muestran que algunos creyeron que Jehová pasaría por alto la desobediencia a una petición, ya que le daban regalos u ofrendas personales. Sin embargo, Dios tomó en cuenta que no se respetaron sus deseos. Algo similar ocurre con Cristo. Es el deseo del Padre darle honra a su Hijo, ya que a través de El su Nombre también es honrado. Si creyésemos que el Padre se alegraría si dejamos de lado al Hijo para darle énfasis al El, aumentado la proporción del uso de su Nombre, caeríamos en el error de Saúl y de otros hombres que violaron los deseos y órdenes de Dios.

"Por esta misma razón, también, Dios lo ensalzó a un puesto superior y bondadosamente le dio el nombre que está por encima de todo [otro] nombre,  para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los [que están] en el cielo y de los [que están] sobre la tierra y de los [que están] debajo del suelo,  y reconozca abiertamente toda lengua que Jesucristo es Señor para la gloria de Dios el Padre."- Filipenses 2:9-11
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Pablo magistralmente lo recalca: ¿Para que Dios Padre desea que honremos a su Hijo como Señor? El apóstol nos dice que ésto es para la "gloria de Dios el Padre". Reconocer entonces el nombre de Jesús que "está por encima de todo otro nombre" implica glorificar al Padre.

"El Padre ama al Hijo y ha entregado en su mano todas las cosas. El que ejerce fe en el Hijo tiene vida eterna; el que desobedece al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios permanece sobre él" (Juan 3:35,36).

¿Quienes somos nosotros para interponernos en el Amor de Jehová por Jesús? Si realmente amamos a Jehová, accederemos a su petición de honrar al Hijo, y ejercer Fé en él.

Cuando analizaba este tema  recordé como la Palabra "Jehová"  llegó a nosotros. Cómo sabemos, el hebreo antiguo no usaba vocales y debido a la tradición mística y al cambio del idioma predominante con los siglos, la pronunciación correcta del Nombre de Dios se perdió. Durante los siglos VI al X de nuestra era, un grupo de judíos eruditos inventaron un sistema para poner vocales a las consonantes hebreas. Pero en el caso del Nombre de Dios, fueron más allá y de forma arbitraria mezclaron la exprexión Adonay (Señor) con el YHVH. Utilizaron las vocales de Adonay (AOA) y las insertaron en el Tetragrámaton (YHVH). La primera A la cambiaron por la E por razones fonéticas. Asi que combinaron YHVH y EOA, lo cual dió YEHOVAH, el cual con los años derivó en "Jehová".

Algo similar ocurrió con Yavé y otras variaciones (Yahweh, Yahvé, Yavé).   Lo interesante es que mucho antes,  en la época de la transición al griego como idioma internacional ocurrió algo que en mi opinión no fué casual. Como algunos sabrán, la Septuaginta fue la traducción del hebreo y arameo antiguo al griego (hablamos del Antiguo Testamento). El descubrimiento de estos fragmentos antiguos de la Septuaginta permite claramente la posibilidad de una aparición regular del Tetragrámaton en las copias de la Septuaginta vigentes en la Palestina del primer siglo E.C

George Howard de la Universidad de Georgia, habla de que los escritores y traductores de la Septuaginta incorporaron “el Tetragrámaton”, es decir las cuatro letras Hebreas (%&%*), pero no alguna traducción del mismo, como “Yahvé” o “Jehová”. El tetragrámaton escrito en caracteres hebreos está presente en el texto griego. Sin embargo, el lector no pronunciaría la palabra como “Yahvé” u otra forma similar, en lugar de utilizar “Señor” o “Dios”. La razón es que tanto  Yahvé como Jehová son posteriores. La evidencia indica que el lector en ese siglo se saltaba, omitía o decía “Señor” cuando llegaba al Tetragrámaton. Este hecho contribuyó a que el Nombre se perdiera. Para ilustrarlo, imaginemos que traducimos un texto del español al inglés, pero el nombre del personaje principal lo mantenemos en español por alguna razón mística. Con el tiempo solo quedaría el idioma moderno, y las letras escritas, pero no sabríamos como pronunciarlo en el futuro.
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Tal como señaló el tratado Early Christianity and the Divine Name, esto debe considerarse de manera similar, cuando se sopesa la importancia de la aparición del Tetragrámaton hebreo en unas pocas copias de la traducción griega Septuaginta. Los copistas que produjeron tales manuscritos estaban copiando un texto griego. Sin embargo, incluyeron el Tetragrámaton en ese texto griego en letras hebreas. Ellos no lo tradujeron a una expresión o forma griega que corresponda a “Yahvé” o “Jehová”, o ni siquiera transliteraron las letras hebreas en las letras griegas correspondientes. Lo dejaron en hebreo (%&%*), y sólo si el lector conocía ese idioma podría intentar su pronunciación. De otro modo, no sabría como convertir esos caracteres hebreos en su propio alfabeto e idioma, tal como afirmó Jerónimo, que algunos en su día, cuando llegaban a esas cuatro letras hebreas %&%*, trataron de leerla como si fuesen letras griegas, y por ello las pronunciaban “Pi Pi” (griego pipi). Así, cuando se trata de traducciones al inglés o a cualquier otro idioma moderno, esas pocas copias de la Septuaginta no harían más que dar alguna base, aunque frágil, para insertar el Tetragrámaton—en caracteres hebreos—en las citas que efectuaron los escritores cristianos de las Escrituras Hebreas. Pero no proveen base alguna para insertar alguna traducción o interpretación medieval posterior de tales caracteres, como lo son los nombres “Jehová” o “Yahvé”.

Si el Creador fue capaz de preservar su Palabra (Biblia) a través de los siglos, ¿por qué se perdió la pronunciación del nombre a través de los siglos? ¿Por qué lo permitió Dios? Cómo se analizó antes, la razón es que "El Hace que Llegue a Ser" deseaba que el significado de su Nombre, más que la palabra en sí, fuese el factor más importante, ahora en la persona de su Hijo. Como cristianos tenemos en alto el Nombre de Dios y podemos llamarlo "Jehová" si queremos, pero nunca olvidemos que el deseo de Dios es que el Nombre de Jesús sea también colocado en un lugar importante y más frecuente, ya que Él es la manifestación del propósito de Dios.