jueves, 21 de abril de 2011

Metamorfosis

"porque lo que queremos no es quitárnosla, sino ponernos la otra, para que lo mortal sea tragado por la vida. Ahora bien, el que nos produjo para esta mismísima cosa es Dios, que nos dio la prenda de lo que ha de venir, es decir, el espíritu" - 2 Corintios 5:4,5.
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Cómo analizamos en una entrada anterior Pablo nos muestra que nuestro ser mortal sufrirá una transformación hacia un estado más elevado. Hay abundante evidencia bíblica concluyente al respecto. Muchos pasajes y declaraciones bíblicas son claras. Ahora bien, es interesante la versión Nacar Colunga sobre el texto anterior citado:
 
"no queremos ser desnudados, sino sobrevestidos, para que nuestra mortalidad sea abosorvida por la vida. Y es Dios quién así nos ha hecho, dándonos las arras de su Espíritu"
 
Notamos como las traducciones muestran que se nos ha dado un elemento que tenemos que trabajar para ser admitidos en la transformación final: La prenda o arras del Espíritu. Una prenda puede ser un vestido previo interior o también lo podemos entender como un aval o garantía que nos prepara para la futura transformación. En la medida que nos dejemos "moldear" por el Espíritu Santo en nuestra vida seremos preparados.
 
"En cuanto a nosotros, nuestra ciudadanía existe en los cielos, lugar de donde también aguardamos con intenso anhelo a un salvador, el Señor Jesucristo, que amoldará de nuevo nuestro cuerpo humillado para que se conforme a su cuerpo glorioso, según la operación del poder que él tiene, hasta para sujetar todas las cosas a sí mismo" - Filipenses 3:20,21.
 
Ahora bien, notemos la carta a los Hebreos 12:1,2 y como está relacionado con la "prenda":
 
"Por consiguiente, les suplico por las compasiones de Dios, hermanos, que presenten sus cuerpos como sacrificio vivo, santo, acepto a Dios, un servicio sagrado con su facultad de raciocinio.  Y cesen de amoldarse a este sistema de cosas; más bien, transfórmense rehaciendo su mente, para que prueben para ustedes mismos lo que es la buena y la acepta y la perfecta voluntad de Dios" - Romanos 12:1,2
 
Aquí se usa la expresión "amoldarse" que también leímos en Filipenses. Luego habla de "transformarse" "rehaciendo la mente". Pero notemos que rehacer la mente ayuda a la transformación. No es que la transformación misma sea el rehacer la mente.  Está claro que cambiar nuestros esquemas y patrones mentales por pensamientos elevados directamente influye en todo nuestro ser.  El texto original usa una forma de la palabra griega me·ta·mor·fó·o. Leemos: “Transfórmense [me·ta·mor·fóu·sthe] rehaciendo su mente”. La frase se refiere a una metamorfosis realizable, a un cambio completo de la personalidad.
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"vístanse de la nueva [personalidad], que mediante conocimiento exacto va haciéndose nueva según la imagen de Aquel que la ha creado" - Colosenses 3:10

La expresión "Metamorfosis" que usa Pablo nos recuerda un prodigio de la creación. Ciertos insectos renuevan por completo su apariencia mediante el proceso de la metamorfosis (literalmente, “cambio de forma”). Los cambios pueden ser espectaculares. Gusanos se convierten en moscas, orugas en mariposas y larvas acuáticas en libélulas voladoras. Cientos de miles de insectos pasan por tal proceso. Las más famosas son las mariposas.

Para que ocurra semejante transformación, comparable a que un tren se convirtiera en un avión, en el interior del insecto se tienen que producir drásticas modificaciones. Pongamos por caso la mariposa. Mientras la oruga está aletargada en su fase de crisálida, la mayor parte de los tejidos y órganos corporales desaparecen, a la vez que se desarrolla todo un nuevo conjunto de estructuras para su etapa adulta, como las alas, los ojos y las antenas.
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 La metamorfosis suele comportar un cambio en el modo de vida. Por ejemplo, la libélula en estado larvario captura pequeños peces o renacuajos, pero cuando se hace adulta y vuela, cambia a una dieta insectívora. Es como si un hombre pasara sus primeros veinte años nadando en el mar y el resto de su vida volando como un pájaro.

Asi debe ser nuestra transformación interior, una transformación interior mediante la "prenda" o "Espíritu" que trabaja en nosotros para volvernos cada día más puros, cada día más santos. Todos nuestros patrones mentales deben ser recreados y moldeados de acuerdo a la imagen de Cristo Jesús. Ésta transformación de nuestra persona secreta del corazón, nos vuelve aptos y nos coloca en la misma "frecuencia" para que seamos rescatados en el día final y se complete nuestra transformación pasando a un plano más físico cuando nuestro cuerpo sea glorificado y elevado a una manifestación material superior. Sin embargo, es vital que primero ya estemos inmersos en el proceso espiritual de transformación interna.

De hecho, así ocurre con la Mariposa. La metamorfosis de ésta empieza realmente cuando ésta es una oruga. Esta pequeña criatura come vorazmente, pues tiene que almacenar suficiente alimento en previsión de los días de escasez que se le avecinan. Los que estudian las mariposas aseguran que si un bebé humano de unos dos kilogramos y medio de peso creciera al mismo ritmo que las orugas, ¡a las dos semanas pesaría ocho toneladas!
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Sin embargo, esta alimentación voraz también obedece a la preparación de su cuerpo para la futura transformación que se avecina. La oruga tendrá múltiples cambios metabólicos y químicos en su cuerpo. Grandes cantidades de energía provocarán profundos movimientos en los mecanismos celulares. 
 
 Es inevitable que a medida que la oruga satisface su voraz apetito, su cuerpo se expanda y literalmente se le salga de la piel. Por lo general, una oruga típica mudará su piel cuatro o cinco veces antes de entrar en su tercera etapa de desarrollo: el estado de crisálida. Lo mismo debe ocurrir con nosotros. Antes de experimentar nuestra transformación plena de un cuerpo modificado y más elevado, interiormente tenemos que "mudar la piel", o "desvestirnos de la vieja personalidad" y "vestirnos de la nueva" partiendo por un proceso que se origina en nuestro interior con la implantación del Espíritu Santo que debe ser la semilla en nuestra nueva vida. Ese Espíritu al crecer desde nuestro interior produce frutos visibles externos.
 
Finalmente la oruga deja de comer y reviste de una crisálida en un proceso que da la impresión de cierta inactividad. En nuestra vida espiritual después de haber consumido gran alimento espiritual tiene que venir el turno para la reflexión, meditación y digestión de lo que hemos consumido. Tenemos que parar para iniciar una maduración de la conciencia. Entonces comenzamos a pasar a la fase de experimentación de la transformación en la vida práctica. Ya no somos bibliotecas del saber, somos mujeres y hombres practicantes de la verdad, personas con gran energía espiritual que ayuda al semejante y que es una fuente sanadora del corazón. Nos hacemos semejantes a Cristo. Nuestras palabras, acciones y sentimientos nos transforman en seres elevados, semejantes a Jesús. La rabia, los celos, la envidia, las pasiones y obras de la carne ya son cosas del pasado y han sido reemplazadas por los frutos del Espíritu que actuan de forma espontánea en nosotros. Ahora somos seres con una energia especial, que emiten e irradian Espíritu Santo. Estamos listos para pasar a la otra fase.
 
Entonces la crisálida inicia la fase final de la Metamorfosis. La acción de las hormonas hace que la mayoría de los órganos de la larva se disuelvan; las sustancias resultantes se reagrupan para formar el insecto adulto dentro de la crisálida. Un proceso energético inmenso provoca el resultado final: Una glorificación de la oruga transformada ahora en una bella Mariposa. La temperatura cálida, la adecuada duración de la luz solar y la humedad indican a la mariposa ya desarrollada en el interior de la crisálida que es el tiempo de salir. La crisálida se rompe cuando esta belleza alada se esfuerza por salir de ella, esfuerzo que le toma entre noventa segundos y cinco minutos. La mariposa que acaba de salir difícilmente da la impresión de estar en condiciones de emprender su primer vuelo. Su reducida vivienda le ha dejado las alas húmedas y arrugadas. De manera que, aferrada al lugar de donde salió, bombea fluidos corporales por las venas de las alas, que se despliegan y comienzan a endurecerse. Su vida como mariposa se ha iniciado.

Nuestra culminación del proceso de Metamorfisis del que habló el magistral Pablo, debe iniciarse ahora (queda poco tiempo). Y este proceso terminará cuando salgamos de nuestra crisálida y nos enfrentamos al ambiente cálido que nos recibe. Esto será cuando seamos rescatados, "arrebatados" y "cambiados" para luego encontrarnos con un Nuevo Cielo y una Nueva Tierra. Entonces al ser puestos en libertad extenderemos nuestros brazos y descubriremos nuestras nuevas potencialidades como Hijos liberados de Dios. Un nuevo horizonte maravilloso se presenta ante la verdadera vida: La vida que realmente lo es.

"Por consiguiente, estimo que los sufrimientos de la época presente no son de ninguna importancia en comparación con la gloria que va a ser revelada en nosotros.  Porque la expectación anhelante de la creación aguarda la revelación de los hijos de Dios" - Romanos 8: 18,19.

Ahora es el momento de iniciar el proceso. Nadie puede hacerlo por nosotros. Aquí es dónde cada cual debe luchar en la carrera por la vida. No fuímos creados para esta falsificación de la vida. No fuimos creados para caer en pedazos en la vejez y estar esclavizados al pecado y a este sistema. No fuimos creados para una versión virtual y egoísta de la vida. Somos Mariposas potenciales. Crecer y experimentar la liberación de las obras de la carne y de la inercia material que nos hace arrastrar como orugas solo depende de nuestra decisión de aceptar y pedir al Espíritu Santo en nuestra vida. El puede ayudarnos a iniciar el proceso ahora mismo. No queda tiempo para titubear. Cada uno de nosotros tiene que tomar el rumbo. Podemos ser mucho mejores, mucho más felices y mucho más plenos  de lo que ofrece este mundo bajo y falsificado. Un nuevo horizonte de poder y plenitud se abre para los Hijos de Dios que por la Fe deseen emprender el vuelvo hacia maravillosos horizontes.