viernes, 17 de junio de 2011

"En el Aire"

“No se les perturbe el corazón. Ejerzan fe en Dios, ejerzan fe también en mí.  En la casa de mi Padre hay muchas moradas. De otra manera, se lo hubiera dicho a ustedes, porque voy a preparar un lugar para ustedes.  También, si prosigo mi camino y les preparo un lugar, vengo otra vez y los recibiré en casa a mí mismo, para que donde yo estoy también estén ustedes” – Juan 14:1-3.

Es imposible descontextualizar la frase. Jesús se refiere a lugares celestiales como “muchas moradas”, la “casa” del Padre. Cuando Jesús dice “dónde yo  también estén ustedes” se refiere al lugar en dónde él se encuentra, en relación a que ellos puedan siempre acompañarlo. La idea es que siempre puedan estar con Cristo. No podemos distorsionar el sentido de la frase. Ellos son los que “siguen al cordero” no importa adonde vaya. Es como que tengo que ausentarme de mi casa y preparo otra residencia, para que yo y mi familia “siempre estemos juntos”.  Cristo recibe a sus seguidores cuando él se acerca a la Tierra, en “el aire” para resucitar a los fieles, pero eso no implica volver a pisar la Tierra.

“Porque el Señor mismo descenderá del cielo con una llamada imperativa, con voz de arcángel y con trompeta de Dios, y los que están muertos en unión con Cristo se levantarán primero.  Después nosotros los vivientes que sobrevivamos seremos arrebatados, juntamente con ellos, en nubes al encuentro del Señor en el aire; y así siempre estaremos con [el] Señor” – 1 Tes. 4:16,17

No podemos desarrollar una mentalidad infantil y medieval al creer que solo existe una pobre división de cielo y tierra. Hay “cielo de los cielos”, “moradas”, “lugares de habitación”, “tercer cielo”, “sistemas de cosas en orden ascendente”,  etc; lo cual muestra que no podemos tomar un punto de vista tan básico sobre lo que es cielo y tierra.

El mismo texto de Tes. deja claro esta cuestión. Jesús no mora en la atmósfera y en el cielo terráqueo. El sin duda se encuentra en la Sede del Universo Local, en otra región del Universo, en un plano espiritual superior. El “retorno”, su “descenso” de los cielos se refiere a que él se acerca a la Tierra, pero notemos lo que dice el mismo pasaje:

 “Los vivientes que sobrevivamos seremos arrebatados, juntamente con ellos, en nubes al encuentro del Señor en el aire; y así siempre estaremos con [el] Señor”

¿Dónde son arrebatados y en que elementos? Respuesta: En nubes. ¿Dónde están las Nubes? Pablo dice: En el Aire, en nuestra atmósfera.

Es cierto que No dice que Jesús nos recibirá a nosotros en el cielo, dice claramente que JESÚS DESCENDERÁ Y NOSOTROS NOS ENCONTRAREMOS  CON  ÉL. Pero, pero, pero, ¿Qué falta? Ah:  Es en el Aire.

En ninguna parte os da a entender un abrazo aquí en la superficie del suelo. Claro, él baja de la región excelsa del Universo y se acerca al aire. Pero no podemos “torcer” y omitir en las Escrituras para plantear ideas no bíblicas.

 ”Arrepiéntanse, por lo tanto, y vuélvanse para que sean borrados sus pecados, para que vengan tiempos de refrigerio de parte de la persona de Jehová  y para que él envíe al Cristo nombrado para ustedes, Jesús,  a quien el cielo, en verdad, tiene que retener dentro de sí hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas de que habló Dios por boca de sus santos profetas de tiempo antiguo". – Hechos 3:19-21

El que el cielo “retenga” a Jesús es la “morada”, el “lugar” a dónde Cristo dijo “prosigo mi camino”. Él efectivamente regresará a la cercanía de la Tierra y será visto fugazmente por “todo ojo” en su Parausía final. No hay nada extraño en el texto de Hechos.

“Y Jehová ciertamente saldrá y guerreará contra aquellas naciones como en el día de su guerrear, en el día de pelea.  Y sus pies realmente se plantarán en aquel día sobre la montaña de los olivos, que está enfrente de Jerusalén, al este; y la montaña de los olivos tendrá que partirse por en medio, desde el naciente y hacia el oeste. Habrá un valle muy grande; y la mitad de la montaña realmente será movida hacia el norte, y la mitad de ella hacia el sur.  Y ustedes ciertamente huirán al valle de mis montañas; porque el valle de [las] montañas llegará hasta Azel misma. Y ustedes tendrán que huir, tal como huyeron debido al temblor [de tierra] en los días de Uzías el rey de Judá. Y Jehová mi Dios ciertamente vendrá, y con él estarán todos los santos” – Zacarías 14:3-5.

Algunos grupos citan la expresión “Y sus pies realmente se plantarán en aquel día sobre la montaña de los olivos, que está enfrente de Jerusalén” como si esto fuera una indicación de que la Divinidad se plantará literalmente en la superficie de Jerusalén. Sin embargo, esto deja fuera de lugar la expresión siguiente: “y la montaña de los olivos tendrá que partirse por en medio, desde el naciente y hacia el oeste. Habrá un valle muy grande; y la mitad de la montaña realmente será movida hacia el norte, y la mitad de ella hacia el sur”.

Notamos cambios catastróficos en la Tierra, y un gran movimiento de placas terráqueas. No tiene sentido que Jesús se pare en la tierra firme, en dónde sería imposible que todo ojo le viera.

Jehová y sus representantes angélicos indicaron lo siguiente cuando se acercaron desde los aires  y observaron Babel:

  “¡Vamos! Bajemos y confundamos allí su lenguaje para que no escuche el uno el lenguaje del otro” – Gén. 11:7

No hay evidencia de que un ángel pusiera su planta del pie en la zona de Babel para generar la confusión.

Un Salmo aclara la expresión: “pies plantados” que usa Zacarias:

“y no me has entregado en la mano del enemigo.
Has hecho que mis pies estén plantados en un lugar espacioso” – Salmo 31:8

"Plantarse con los pies" es una indicación de seguridad y control de los asuntos, de conquista y dominación. Es similar a tener "firmemente asido" algo. No significa siempre tomar algo con las manos literales.

Una advertencia

Quizás algunos lectores pretendían escuchar algo diferente a lo aquí expuesto. Sin embargo, aquí se intenta hacer un ejercicio de objetividad y no caer en la trampa de cualquier idea novedoza, pero sectaria de las Escrituras.

Al respecto tengamos presente la siguiente advertencia:

“a fin de que ya no seamos pequeñuelos, aventados como por olas y llevados de aquí para allá por todo viento de enseñanza por medio de las tretas de los hombres, por medio de astucia en tramar el error” – Efesios 4:14.

Los hombres son hábiles manipuladores de la Verdad. La idea de un retorno físico de Cristo a la superficie de la Tierra tomando como parcelados ciertos textos bíblicos tiene como objeto llegar a una conclusión prematura pero falsa: Qué Cristo de alguna forma podría tener cierta vinculación con el Israel territorial y promover una restauración nacional de esa zona. Una idea con derivados políticos y muy mañoseada por ciertos grupos con intereses personales.

Muchas grupos derivados de protestantes, conservadores, evangélicos y fundamentalistas (los premilenialistas) que predican éstas ideas generan adhesión por razonamientos que captan la imaginación y promueven un sectarismo de las Escrituras.

Nos evitaremos mucho daño si de buenas a primeras NO creemos toda idea que alegue tener base bíblica.  Nuestras facultades deben entrenarse no para aceptar lo que queremos creer, sino más bien para doblar nuestras rodillas con humildad al mensaje de la Palabra Inspirada de Dios.